Mala idea, la deducci¨®n por vivienda
El nuevo Gobierno ha anunciado que va a recuperar la deducci¨®n por vivienda. Este anuncio se ha hecho a la vez que se suben los impuestos a las rentas del trabajo y el capital. Aunque es posible que desde el punto de vista electoral la medida pueda ser atractiva para los votantes, pensamos que desde el punto de vista econ¨®mico no tiene ninguna justificaci¨®n. Por un lado esta deducci¨®n supone un alto coste para las arcas p¨²blicas. En el a?o 2008 la deducci¨®n por vivienda supuso cerca de 6.140 millones de euros (0,6% del PIB). Es decir, hablamos de una cantidad similar a toda la inversi¨®n publica en I+D en ese a?o. Pero adem¨¢s, en los ¨²ltimos 10 a?os, la medida ha costado 53.000 millones de euros (alrededor del 5% del PIB). Adem¨¢s, es regresiva. Solo las rentas m¨¢s altas tienen capacidad adquisitiva para conseguir la m¨¢xima deducci¨®n permitida.
Por otro lado, la deducci¨®n por vivienda hace m¨¢s atractiva la compra frente al alquiler y sesga las decisiones de ahorro de los hogares hacia la adquisici¨®n de vivienda en propiedad. De hecho, en Espa?a el mercado del alquiler es pr¨¢cticamente inexistente y el 81% de las familias tienen una vivienda en propiedad (frente al 64% de la media europea). Y seg¨²n la Encuesta Financiera de las Familias, en el a?o 2008 la vivienda es el activo m¨¢s importante, representando el 55% del valor de sus activos. La deducci¨®n no solo alimenta la creaci¨®n de burbujas especulativas como la que acabamos de sufrir. La experiencia internacional nos muestra que la vivienda en propiedad reduce los incentivos de los trabajadores a mudarse por motivos laborales. Esta reducci¨®n en la movilidad tiene efectos negativos sobre la tasa de paro. Adem¨¢s, existe un amplio consenso entre los economistas en el hecho de que aumentar las deducciones por vivienda tiene un efecto directo en el precio de esta. Perm¨ªtanos un simple ejemplo. Supongamos que hay cinco casas para vender (la oferta de viviendas es fija) y que hay un conjunto de compradores con distintas valoraciones. En estas condiciones, el precio de las viviendas ser¨ªa igual a la disponibilidad a pagar del consumidor con la quinta valoraci¨®n m¨¢s alta. Supongamos que esta valoraci¨®n sea 100 euros. As¨ª, en ausencia de subsidio, el precio de las viviendas ser¨ªa 100 euros.
Si el Gobierno introduce una ayuda que permite deducir el 10% del precio, cada comprador estar¨ªa dispuesto a pagar 1,11 veces lo que estaba dispuesto a pagar sin la deducci¨®n. ?Por qu¨¦? Consideremos el comprador que valora la vivienda 100 euros. Con la deducci¨®n, el comprador con valoraci¨®n 100, estar¨ªa ahora dispuesto a pagar 111,11 euros ya que una vez descontado el 10%, estar¨ªa pagando los 100 euros originales. As¨ª, el nuevo precio sube un 10% a 111,11 euros. Conclusi¨®n, la subvenci¨®n se traslada al precio.
En la realidad las cosas no son tan simples. Es posible que la oferta de viviendas se ampl¨ªe frente a la subida de precios. No obstante, en la situaci¨®n actual, donde hay un stock de viviendas sin vender superior a 750.000, no parece que el efecto sobre la oferta vaya a ser muy grande. As¨ª, esperamos que la deducci¨®n se traslade, casi ¨ªntegramente a precios. La medida tendr¨¢ efectos negativos en las arcas p¨²blicas (en un momento en que se han anunciado importantes subidas de impuestos para reducir el d¨¦ficit), es regresiva y, sin apenas efectos positivos en los ciudadanos. La pregunta es, ?qui¨¦n es el beneficiario ¨²ltimo de volver a introducir la deducci¨®n por vivienda? La respuesta parece clara. Los promotores de vivienda y las entidades financieras m¨¢s expuestas al sector inmobiliario.
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