Crisis en el Louvre por la agresiva restauraci¨®n de un 'leonardo'
Dos grandes especialistas del museo dimiten y la direcci¨®n guarda silencio
La Virgen, el ni?o Jes¨²s y Santa Ana, el cuadro de Leonardo da Vinci que seg¨²n diagnostic¨® el doctor Freud certificaba la homosexualidad del genio renacentista, ha abierto una crisis in¨¦dita en el museo del Louvre. Seg¨²n han contado Le Journal des Artes y The New York Times, dos de los principales restauradores de Francia han dimitido del comit¨¦ asesor del museo, sin decirlo oficialmente, en desacuerdo con la forma agresiva, "brillante y susceptible de gustar al gran p¨²blico" con la que se ha retocado el ¨®leo, considerado una de las obras m¨¢s complejas de Da Vinci.
Pero casi tan inquietante como eso es la omert¨¢ absoluta que ha seguido a la revelaci¨®n. Con el prestigio de la otrora prudente escuela de conservaci¨®n del Louvre en entredicho, los medios generalistas callan, los restauradores tambi¨¦n, y la direcci¨®n del museo no comenta las defecciones de los expertos.
Al principio la idea era poco m¨¢s que limpiar las manchas m¨¢s evidentes
Los desacuerdos surgieron a medida que avanzaban los trabajos de limpieza
El cuadro, que sigue hoy en curso de restauraci¨®n, es el segundo leonardo del Louvre, tras el archiconocido retrato de la Gioconda, o la Mona Lisa que acapara todas las miradas y fotograf¨ªas de los turistas. Leonardo lo pint¨® hacia 1503, y Francisco I lo compr¨® en 1517. La historia de su restauraci¨®n es tambi¨¦n larga. En 1993, los conservadores del Louvre decidieron que era necesario limpiarlo. Los rostros de la virgen y el ni?o estaban desapareciendo, el manto se difuminaba m¨¢s de lo que el maestro del sfumato habr¨ªa querido, y hac¨ªa falta quitar algunas manchas.
Pero entonces la cautela, y el miedo a que los disolventes mataran los matices de una obra tan valiosa, aconsejaron esperar.
Los a?os fueron pasando, la t¨¦cnica fue mejorando y el concepto del museo-espect¨¢culo se fue imponiendo. En 2010, tras una larga fase de estudio, el comit¨¦ de 20 reputados expertos y asesores internacionales que trabajan para el Louvre consider¨® que hab¨ªa llegado el momento de tocar la tela. La direcci¨®n dio v¨ªa libre. Pero los desacuerdos fueron surgiendo en seguida, a medida que avanzaban los trabajos de limpieza y se decid¨ªa c¨®mo seguir y hasta d¨®nde llegar.
Algunos conservadores consideraron que la misma limpieza fue demasiado exhaustiva. Pero, una vez se hubo pulido la tela, los responsables del museo y la mayor¨ªa del comit¨¦ se mostraron favorables a continuar e incluso a repintar de forma menor algunas zonas para "rellenar huecos". Eso rompi¨® del todo el consenso y abri¨® el cisma. Los disidentes son dos figuras cient¨ªficas de indiscutible talla: S¨¦gol¨¨ne Bergeon Langle, ex directora de conservaci¨®n del Louvre y de los museos nacionales franceses, y Jean-Pierre Cuzin, ex director de pintura del Louvre.
Bergeon ha explicado a The New York Times c¨®mo vivi¨® el proceso: "A cada paso del camino prepar¨¦ detallados informes escritos para el Louvre explicando mi visi¨®n, mis deseos y mis preocupaciones. Desde el principio tom¨¦ la posici¨®n de que me ir¨ªa si se cruzaban ciertas l¨ªneas rojas". Su colega Cuzin, como ella partidario del "menos es m¨¢s", abandon¨® el comit¨¦ en octubre de 2011. Bergeon aguant¨® hasta el 21 de diciembre.
"Su salida es una p¨¦rdida extremadamente lamentable", ha dicho Jacques Franck, experto estadounidense en Leonardo y miembro del comit¨¦ del Louvre. "Bergeon Langle est¨¢ considerada una diosa en este campo. No hay un experto mejor que ella. Es irremplazable".
?Qu¨¦ ha pasado para que el Louvre pierda a una eminencia as¨ª? Solo se sabr¨¢ realmente en marzo, fecha en que el museo planea volver a exponer el cuadro de la discordia. Franck sugiere que el grado de limpieza ha sido demasiado agresivo, y cree que hubiera sido mejor dejarlo "m¨¢s sucio, sin esos rasgos brillantes".
Al principio, la idea era hacer un trabajo minimalista, poco m¨¢s que quitar las manchas m¨¢s evidentes. Pero la cata fue abriendo fases e interrogantes. Hubo disputas sobre si un barniz hab¨ªa sido aplicado por el propio Leonardo, por una restauraci¨®n posterior o por una combinaci¨®n de los dos, y el director de pintura del museo, Vincent Pomar¨¨de, decidi¨® mantener los ¨¢rboles pintados por una mano que no era la de Leonardo.
Bajo el impulso de Cinzia Pasquali, conservadora del Centro de Investigaci¨®n y Restauraci¨®n de los Museos de Francia, la intervenci¨®n se hizo m¨¢s cada vez m¨¢s ambiciosa. Pomar¨¦de apoy¨® esa tesis y sigue defendiendo su decisi¨®n: "La limpieza era absolutamente necesaria por razones est¨¦ticas y de conservaci¨®n. Ning¨²n asesor ha dicho que fuera poco prudente o demasiado arriesgada. Todo ha sido m¨¢s bien una discusi¨®n est¨¦tica".
La dimitida Bergeon no cree lo mismo. "Hay un componente ¨¦tico. A pesar del gran progreso de nuestras competencias, debemos llevarnos por la modestia. Llegar¨¢n materiales mejores y m¨¢s f¨¢ciles de controlar. Debemos dejar algo de trabajo a las futuras generaciones".
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