M¨¢s de lo mismo
2012 ser¨¢ el a?o de todos los riesgos para Europa (Sarkozy). Entre ellos cabe destacar la supervivencia de la moneda com¨²n a causa del formidable endeudamiento, la entrada en otra negra y larga recesi¨®n, la ausencia del cr¨¦dito revitalizador ante la debilidad de la banca, o el continuo descontrol del desempleo. Cada vez es m¨¢s dif¨ªcil establecer una priorizaci¨®n de los problemas pues, m¨¢s que nunca, lo urgente es lo importante y lo importante es lo urgente. Lo mismo ocurre con las necesarias dosis de austeridad y de est¨ªmulo que hay que dar a la econom¨ªa si no se quiere que ¨¦sta explosione o se pare. O las dos cosas a la vez.
Al menos, no desaprovechemos las oportunidades. El 30 de enero est¨¢ convocado un Consejo Europeo (en el que se estrenar¨¢ Mariano Rajoy) para tratar de uno de los problemas grandes: el paro. Y hoy se re¨²nen en Berl¨ªn Merkel y Sarkozy para preparar esa cumbre y hacer un balance de lo sucedido en la zona desde principios de diciembre (con un pa¨ªs m¨¢s en problemas: Hungr¨ªa). El paro en Europa afecta, seg¨²n Eurostat (cifras de noviembre) a 23,67 millones de personas (9,8% de la poblaci¨®n activa), de los cuales 16,37 millones (el 10,3%) pertenecen a la eurozona. Espa?a es la desgraciada campeona: m¨¢s de cinco millones de ciudadanos, el 22,9% de su poblaci¨®n en edad de trabajar. Ser¨¢ una buena ocasi¨®n para que el sepulcral Rajoy presente ante la sociedad europea -ya que no lo ha hecho ante la espa?ola- sus reflexiones concretas (nada de ret¨®rica y grandes palabras) sobre el mayor problema diferencial espa?ol.
Cada mes salen del sistema decenas de miles de personas sin empleo y sin protecci¨®n
De este contexto se desprenden dos par¨¢metros que sobresalen y que inducen a pensar que de todas las dificultades europeas, la m¨¢s lacerante es ¨¦sta: las tasas citadas se duplican cuando se habla de j¨®venes menores de 25 a?os (casi un 50% de parados en Espa?a) y, sobre todo, las decenas de miles de personas que todos los meses salen del sistema , devienen en parados de larga duraci¨®n y pierden el derecho al seguro de desempleo. Esta es la madre de todas las se?ales de alarma, pues devasta las esperanzas de los ciudadanos de volver a una cierta prosperidad, perdiendo la autoestima democr¨¢tica que ha sido una de las se?as de identidad europeas desde finales de los a?os cincuenta, cuando se creo el Mercado Com¨²n.
El paro creciente, el paro de los j¨®venes y, sobre todo el paro de larga duraci¨®n sin derecho a protecci¨®n quebrantan el sue?o europeo de una Europa con libertades y con un modelo social envidiado por otras zonas del planeta, y lo sustituyen por el de una Europa antisocial, marcada por la ausencia de trabajo, los continuos recortes sociales y dirigida por los intereses de una fuerzas impersonales a las que para simplificar hemos denominado mercados. El poder compensatorio del Estado y de lo p¨²blico para limitar estos efectos tan nocivos y paralizadores ha sido quebrado por el poder econ¨®mico privado. Y ello cuestiona la esencia de Europa y de la democracia.
Alemania y Francia, que se re¨²nen hoy, han sustituido el valor de las instituciones de Bruselas (el Consejo, la Comisi¨®n, los Consejos de Ministros y hasta el Parlamento) por la jerga y las decisiones intergubernamentales, lo cual genera un d¨¦ficit de legitimidad. Al hacerlo han adquirido una gran responsabilidad: no s¨®lo para solucionar la aguda crisis de los bancos o de la deuda soberana sino tambi¨¦n para trazar la senda de un crecimiento sostenible que genere empleo y que en ese tr¨¢mite de tiempo (el que media entre la recuperaci¨®n y la presencia masiva de puestos de trabajo) encuentre los mecanismos para financiar la supervivencia de los que se han quedado atr¨¢s en el empleo, en una distribuci¨®n de la renta y la riqueza cada vez m¨¢s regresiva, y sobre todo en los que ya no conf¨ªan en que sus representantes, aquellos que han elegido para que les arreglen sus problemas comunes, puedan hacerlo ya que las decisiones m¨¢s importantes se toman lejos de ellos y de forma opaca.
Lo peor ser¨ªa que 2012 no fuera ni el a?o de todos los riesgos ni el a?o de todas las oportunidades, sino m¨¢s de lo mismo.
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