El desvar¨ªo
La Comunidad Valenciana se ha hundido. Con la mayor deuda de Espa?a, sin bancos ni cajas propios, con grav¨ªsimos casos de corrupci¨®n y un presidente dimitido y en el banquillo, la tierra que un d¨ªa fue pr¨®spera y envidiada se ha convertido en el s¨ªmbolo del desvar¨ªo pol¨ªtico y la mala gesti¨®n. Esta es la historia de su ca¨ªda
En julio de 2007, Valencia era una fiesta. A la sombra del edificio Veles e Vents, dise?ado por el arquitecto brit¨¢nico David Chipperfield, y bajo una lluvia de confeti, banderas al viento y fanfarrias musicales, el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, y la alcaldesa de Valencia, Rita Barber¨¢, euf¨®ricos, daban la bienvenida a Ernesto Bertarelli, patr¨®n del Alinghi, y flamante vencedor de la 32? Copa del Am¨¦rica. Tiempo de vino y rosas, de entusiasmo desbordado. Valencia en el mapa de los grandes acontecimientos deportivos mundiales y dos pol¨ªticos en estado de gracia, envidiados por sus adversarios y reverenciados por sus compa?eros. Mariano Rajoy, meses antes de las elecciones generales de 2008, pon¨ªa como ejemplo de buena gesti¨®n econ¨®mica al Consell de Francisco Camps y remataba: "Ese es el modelo que yo quiero aplicar para el Gobierno de Espa?a". M¨¢s recientemente, en enero del a?o pasado, cuando ya hab¨ªa estallado el caso de los trajes, Javier Arenas, candidato del PP a la presidencia de la Junta de Andaluc¨ªa, todav¨ªa aseguraba: "Gobernar no es gastar m¨¢s, sino gastar mejor. Gobernar es imitar a Camps". El pol¨ªtico valenciano era tenido por los dirigentes de su partido como espejo en que mirarse y modelo a seguir.
La Comunidad Valenciana, antes envidia de muchos, ahora da la sensaci¨®n de ser la Grecia espa?ola
Los casos de corrupci¨®n se suceden desde hace a?os. Rajoy ha colocado un 'cord¨®n sanitario' alrededor de Valencia
La enmienda a la totalidad de Alberto Fabra a la pol¨ªtica de Camps encuentra resistencias en el PP
Cuatro a?os y medio despu¨¦s de tocar el cielo con la Copa del Am¨¦rica, Camps ya no es presidente de la Generalitat y se sienta en el banquillo de los acusados por un presunto delito de cohecho impropio. Y ya nadie quiere imitarle. La Comunidad Valenciana, antes envidia de las autonom¨ªas, da la sensaci¨®n de ser la Grecia espa?ola, endeudada hasta las cejas, incapaz de cumplir sus compromisos financieros, empobrecida y sumida en una crisis institucional, financiera y econ¨®mica. "Si fu¨¦ramos una caja de ahorros ya nos habr¨ªa intervenido el Banco de Espa?a", asegura un dirigente del PP valenciano, "pero por fortuna no lo somos".
Las arcas vac¨ªas no son el ¨²nico problema. Los esc¨¢ndalos por corrupci¨®n se suceden ininterrumpidamente desde hace a?os infectando todo el territorio. El caso Fabra, en Castell¨®n; Emarsa, en Valencia; el caso Brugal, en Alicante, y, sobrevol¨¢ndolo todo, el caso G¨¹rtel, en el que se investiga la supuesta financiaci¨®n irregular del PP, m¨¢s su derivada del caso de los trajes de Camps. Faltaba I?aki Urdangarin para que el deterioro fuera a¨²n mayor. Y todav¨ªa hay esc¨¢ndalos que no han salido a la luz. Un empresario local se lamenta: "Es lo peor de lo peor; la imagen que tenemos en el resto de Espa?a. No nos beneficia nada".
La Comunidad se ha convertido en una zona apestada para Mariano Rajoy, que no ha colocado a ning¨²n valenciano ni en su Gobierno ni en ninguna de las 32 secretar¨ªas de Estado. Un veterano militante del PP est¨¢ convencido de que el nuevo presidente "ha establecido un cord¨®n sanitario para evitar que le estalle en las manos alguna bomba de relojer¨ªa que todav¨ªa no se ha detectado".
La trama G¨¹rtel, a trav¨¦s de ?lvaro P¨¦rez, El Bigotes, entr¨® a saco en las arcas de la Generalitat y la televisi¨®n valenciana para enriquecerse sin que Camps hiciera nada por evitarlo. No fue el ¨²nico m¨¦todo utilizado para obtener importantes ganancias a la sombra del poder. Pr¨¢cticas destinadas a convertir los beneficios en privados y las deudas en p¨²blicas. Todo empez¨® en Terra M¨ªtica, el parque de atracciones que levant¨® Eduardo Zaplana en Benidorm con el dinero de Bancaja, la CAM, algunos empresarios privados y la Generalitat. El complejo, que cost¨® 377 millones, ha sido un aut¨¦ntico fracaso. De hecho, ahora es propiedad del grupo Aqualandia, que se lo ha quedado a cambio de asumir deudas valoradas en 65 millones. Para construir el parque, el Gobierno valenciano expropi¨® 10 millones de metros cuadrados. Sobre ese inmenso solar se edificaron Terra M¨ªtica, un hotel de cuatro estrellas, cinco de dos y dos campos de golf. Nada fue como estaba previsto y el parque entr¨® en suspensi¨®n de pagos, que la empresa levant¨® cambiando el uso de 217.000 metros cuadrados, vendidos por 85 millones al promotor Enrique Ortiz -imputado en los casos G¨¹rtel y Brugal. El pelotazo urban¨ªstico que se buscaba fracas¨® al estallar la burbuja inmobiliaria.
Muchos de los grandes proyectos financiados con dinero p¨²blico siguieron el mismo patr¨®n de Terra M¨ªtica. Se presentaron como de inter¨¦s social, pero en su entorno se han venido produciendo movimientos especulativos vinculados al urbanismo. La Ciudad de la Luz, los estudios cinematogr¨¢ficos situados en Alicante, otro fiasco econ¨®mico con un coste de 300 millones y una deuda de otros 190, ha visto c¨®mo a su alrededor se han realizado dos operaciones importantes: la compra de 700.000 metros cuadrados por una firma participada por Bancaja y Enrique Ortiz, y otra adquisici¨®n de 200.000 metros cuadrados por parte de este promotor. Ambas operaciones est¨¢n siendo investigadas por la polic¨ªa.
El aeropuerto de Castell¨®n no es solo una instalaci¨®n sin aviones, fruto de la quimera y de la megaloman¨ªa del cacique provincial Carlos Fabra. Desde el principio fue una operaci¨®n especulativa de gran calado en la que el aeropuerto justificaba un gran proyecto urban¨ªstico con garant¨ªa institucional que cubr¨ªa las posibles p¨¦rdidas de la concesionaria. El Gobierno de Camps siempre vel¨® por los intereses de los empresarios. Al concesionario de la l¨ªnea 2 del tranv¨ªa de Alicante tambi¨¦n se le garantizaba el 10% de los beneficios sobre la inversi¨®n realizada, con independencia de los pasajeros que la utilizaran. El actual Gobierno de Alberto Fabra ha roto el contrato con la empresa del aeropuerto y retirado el concurso del tranv¨ªa, por considerarlos lesivos para los intereses del Consell.
El saqueo de las arcas p¨²blicas, en la pr¨¢ctica, estaba institucionalizado. Los empresarios no corr¨ªan con ning¨²n riesgo. Aunque en algunos casos, como el de Emarsa, la empresa encargada de depurar las aguas residuales de la ciudad de Valencia y otros 16 municipios, m¨¢s que un saqueo ha sido un aut¨¦ntico latrocinio. Hay 28 personas imputadas, entre ellas todos los exresponsables de la firma, militantes del PP y numerosos proveedores. Uno de ellos, Juan Carlos Gimeno, exconcejal del Ayuntamiento de la ciudad, explic¨® que el agujero de 17 millones de Emarsa -que algunas fuentes elevan a 40-, se produjo porque "alguien dec¨ªa que se hiciera as¨ª". Gimeno evit¨® dar nombres, pero dej¨® pistas. "Hay bolsos y carteras que todos sab¨ªan que recib¨ªa un cargo p¨²blico". En una conversaci¨®n interceptada a El Bigotes, este afirma: "Estoy en Louis Vuitton, porque hay una cosa que no hemos pensado, que es que llevamos cuatro a?os regalando una cosa a la alcaldesa [de Valencia] todos los a?os no voy a dejar de regalarle algo (...) Le voy a comprar un bolso de la colecci¨®n nueva".
La Comunidad Valenciana es vista desde el exterior como un territorio en el que menudean los esc¨¢ndalos pol¨ªticos y la corrupci¨®n. Y donde el despilfarro del dinero p¨²blico ha sido la norma en los ¨²ltimos a?os. En noviembre de 2009, en una situaci¨®n de grave crisis econ¨®mica y con una deuda auton¨®mica que ya era la primera de Espa?a en relaci¨®n al PIB regional, la Consejer¨ªa de Cultura y Deporte se gast¨® 52.800 euros en la organizaci¨®n de unos actos previos de la Ferrari World Finals en el circuito de Cheste. Camps y Barber¨¢ aprovecharon el evento para montarse en un Ferrari azul y dar una vuelta al circuito acompa?ados por Fernando Alonso, Felipe Massa y Luca di Montemezolo, patr¨®n de la escuder¨ªa italiana.
Francisco Camps nunca dej¨® de comportarse como un nuevo rico. En 2007, un a?o antes de que las primeras se?ales de la crisis se hicieran evidentes, Bernie Ecclestone anunciaba en Valencia la celebraci¨®n de un gran premio de F¨®rmula 1, condicion¨¢ndolo a la victoria de Camps en las elecciones auton¨®micas. Lo que no contaron ni ¨¦l ni Camps fue el coste del evento, ni las condiciones leoninas del contrato. De entrada el Gobierno valenciano minti¨® a la opini¨®n p¨²blica. Asegur¨® que el circuito urbano no iba a costar ni un euro porque lo iban a pagar los promotores que construir¨ªan el plan urban¨ªstico del Grau; pero el Consell tuvo que desembolsar 80 millones. La celebraci¨®n de los siete grandes premios programados le van a suponer a las arcas p¨²blicas valencianas m¨¢s de 244 millones, entre los pagos a Ecclestone, las infraestructuras para la carrera y el canon que paga la televisi¨®n valenciana por retransmitir los grandes premios.
El actual ejecutivo de Alberto Fabra ha intentado anular los contratos con el patr¨®n de la F1, pero se ha encontrado con que la penalizaci¨®n es casi tan cara como pagar la celebraci¨®n de la carrera. Ahora negocian con la Generalitat catalana para que Barcelona y Valencia se alternen en la celebraci¨®n de grandes premios. Una sugerencia que se le hizo a Camps desde Catalu?a, rechazada por este en su d¨ªa.
Los esc¨¢ndalos, singularmente el caso de los trajes, acabaron por forzar la dimisi¨®n de Camps de la presidencia de la Generalitat, pese a los esfuerzos de la alcaldesa de Valencia para que siguiera en su puesto. Fue a las 4 de la madrugada cuando Isabel Bas, esposa del expresidente, dijo: "Paco, d¨¦jalo estar", poniendo as¨ª punto final a una maratoniana reuni¨®n en la que tambi¨¦n estaban presentes Federico Trillo y Juan Cotino, este ¨²ltimo el presidente de las Cortes Valencianas.
La crisis institucional se solucion¨® con el paso del alcalde de Castell¨®n, Alberto Fabra, a la presidencia de la Generalitat, quien hubo de asumir una pesada herencia que, a diferencia de otros colegas auton¨®micos, no puede atribuir a otro partido pol¨ªtico, aunque sea la peor de las peores herencias recibidas. "Sab¨ªamos que las cosas estaban mal; pero nunca supusimos que estuvieran tan mal", se?alan desde el entorno del actual presidente de la Generalitat.
?C¨®mo de mal? Para empezar, los sucesivos modelos de financiaci¨®n auton¨®mica han sido lesivos para los intereses de los valencianos. No se contempla la totalidad de la poblaci¨®n de la Comunidad y los ingresos por habitante permanecen por debajo de la media espa?ola. Era peor con Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar en el Gobierno y sigui¨® siendo mala con la reforma de Rodr¨ªguez Zapatero. Adem¨¢s, el sistema financiero valenciano ha desaparecido: Bancaja y Caja Mediterr¨¢neo (CAM), la tercera y cuarta caja espa?olas, han sido fusionadas o intervenidas por el Banco de Espa?a. El Banco de Valencia se encuentra en id¨¦ntica situaci¨®n. ?C¨®mo se hab¨ªa llegado hasta ah¨ª?
Algunos hechos ayudan a explicar lo ocurrido. Los gobiernos del PP fiaron el crecimiento econ¨®mico al ladrillo y a una pol¨ªtica de grandes eventos y actividades de ocio. Dos decisiones estrat¨¦gicas para las que no dudaron en utilizar a las cajas de ahorro, aut¨¦nticas terminales de las decisiones pol¨ªticas adoptadas en el Palau de la Generalitat. Bancaja y CAM financiaron proyectos como Terra M¨ªtica, el circuito de F¨®rmula 1 en Valencia o el aeropuerto de Castell¨®n. El apalancamiento de las tres entidades financieras a proyectos que se hundieron con el estallido de la burbuja inmobiliaria, las dej¨® en la ruina. La crisis global fue la puntilla de una pol¨ªtica basada en la especulaci¨®n inmobiliaria y en el cr¨¦dito barato.
La p¨¦sima gesti¨®n arruin¨® a todo el sistema financiero valenciano, con las consiguientes repercusiones para el mundo empresarial auton¨®mico; mientras que el intervencionismo pol¨ªtico en las cajas se volvi¨® como un bumer¨¢n contra la propia Generalitat. Desaparecidas Bancaja y CAM, el Gobierno valenciano no encuentra quien le financie sus propias emisiones de cr¨¦dito. La puesta en circulaci¨®n de 1.800 millones de euros en bonos patri¨®ticos fue un aut¨¦ntico fracaso, apenas si lograron colocar 1.055 y las agencias de calificaci¨®n Moody's y Fitch los clasificaron como "bonos basura".
La peor herencia, de la que Fabra no se queja nunca en p¨²blico pero a la que tiene que hacer frente, es la econ¨®mica. Los compromisos de pago para las pr¨®ximas d¨¦cadas de la Administraci¨®n Valenciana superan los 62.000 millones. De esta cifra total, 47.933 millones corresponden, en parte, a la deuda financiera asumida por el Consell m¨¢s sus empresas p¨²blicas -que en septiembre de 2011 alcanzaba los 22.163 millones-; y el resto, al d¨¦bito a proveedores, pago de los peajes en sombra o el canon que se abona anualmente a las empresas que, como Ribera Salud, gestionan con criterios privados los hospitales que se rigen por el modelo del que funciona en Alzira. Adem¨¢s, durante el primer semestre del a?o pasado, la deuda financiera aument¨® en 1.498 millones, las obligaciones de pago en 131 millones y los compromisos de gasto no reconocidos y con cargo a futuros presupuestos alcanzaron los 2.043 millones.
En resumen: la suma de deuda financiera y pagos pendientes de la Comunidad Valenciana -a largo plazo- alcanza los 51.605 millones. Pero eso no es todo. A esa cantidad hay que a?adirle 10.489 millones de euros que corresponden a deudas de las empresas p¨²blicas, entidades aut¨®nomas y fundaciones dependientes de la Generalitat, de acuerdo con el informe de la Sindicatura de Cuentas correspondiente a 2010. Por eso, el conjunto de los compromisos adquiridos por la Comunidad y por el sector p¨²blico que esta controla se eleva a 62.000 millones.
De momento, en este a?o de 2012, la Generalitat tiene que devolver cr¨¦ditos valorados entre 4.000 y 5.000 millones, seg¨²n las fuentes consultadas. Y no tiene con qu¨¦ hacer frente a estos compromisos.
Durante a?os, Camps presumi¨® de bajar los impuestos y aumentar el gasto social. Fabra ha tenido que desandar ese camino. Ha subido impuestos, recortado sueldos de los funcionarios, reestructurado servicios p¨²blicos. Y ha anunciado una reducci¨®n del n¨²mero de empresas y fundaciones. Un esfuerzo gigantesco, con notables costes sociales, que es insuficiente para cumplir con los vencimientos de los cr¨¦ditos. Ni siquiera los hispanobonos, si alg¨²n d¨ªa se ponen en circulaci¨®n, bastar¨ªan para salvar las arcas valencianas.
A finales del a?o pasado, el Gobierno de Espa?a tuvo que salir al rescate de la Comunidad Valenciana para que pudiera hacer frente al pago de una p¨®liza de cr¨¦dito del Deutsche Bank. A cambio, Rajoy exigi¨® a Fabra que tomara serias medidas de austeridad. Pero ser austero no basta. No alcanza para pagar a los proveedores que hacen cola ante las ventanillas de la Generalitat para que se les abone lo que se les debe. Solo a 450 colegios concertados les adeuda 50 millones de euros. Contratistas de la Administraci¨®n, grandes y peque?os, van a tener dif¨ªcil recuperar su dinero, por m¨¢s que sean una prioridad para el actual Consell.
La enmienda a la totalidad que, por la v¨ªa de los hechos, est¨¢ haciendo Fabra a la pol¨ªtica de Camps encuentra serias resistencias entre los seguidores del anterior presidente. Las relaciones con Rita Barber¨¢, alcaldesa de Valencia, no pasan de la cortes¨ªa. En el grupo parlamentario popular en las Cortes Valencianas, con sordina, han empezado a escucharse las primeras cr¨ªticas a la gesti¨®n del ne¨®fito presidente. Un dirigente popular afirma convencido que "Fabra tiene a todo el PP enfrente". Nadie deber¨ªa extra?arse de esta afirmaci¨®n. Limpiar el PP valenciano no va a ser tarea f¨¢cil y "el cord¨®n sanitario" establecido por Rajoy para la Comunidad Valenciana tampoco ayuda demasiado. "G¨¦nova tiene que intervenir", reclaman desde Valencia. Pero G¨¦nova est¨¢ en La Moncloa.
PS.- Tal vez sea una casualidad. O tal vez no. Pero no deja de ser una amarga iron¨ªa que Camps nombrara a Jaume Matas, expresidente de las Baleares y procesado por el caso Palma Arena, "embajador de la Comunidad Valenciana". -
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.