Acci¨®n y Pensamiento
Pocas personas pueden presentar en el final de su vida un balance en el que pensamiento y acci¨®n est¨¦n tan vinculados como en el caso de Manuel Fraga. Toda su larga y fruct¨ªfera trayectoria es un ejemplo de entrega y trabajo por trasladar la teor¨ªa a la pr¨¢ctica, por vincular el mundo de las ideas con la realidad. Quiz¨¢ ese rasgo sea el que dote de mayor valor a su figura. No fue solo un s¨®lido intelectual, sino tambi¨¦n un h¨¢bil pol¨ªtico que supo poner su inteligencia al servicio de un proyecto para Espa?a. Fraga encarna en s¨ª mismo una singular forma de servicio p¨²blico, una vocaci¨®n por estar en pol¨ªtica que busca, ante todo, el ser ¨²til al conjunto de la sociedad. Solo desde ese prisma, tras el que se esconde una infinita generosidad y una lealtad a Espa?a sin l¨ªmites, se puede comprender el camino recorrido durante toda una vida. Su preocupaci¨®n fue siempre ocupar el espacio adecuado para promover cambios que favorecieran a nuestro pa¨ªs. Esa es la clave que nos permite interpretar un itinerario en el que se incluyen etapas que algunos no quisieron examinar a fondo.
Suyo es el m¨¦rito de sumar a una gran parte de espa?oles a un tiempo nuevo
Como resultado de una excepcional capacidad de an¨¢lisis, Fraga adopt¨® decisiones que hoy nos parecen naturales, pero que en su momento no estuvieron exentas de pol¨¦micos e intensos debates. M¨¢s que un conservador -etiqueta con la que algunos se empe?aron en identificarle-, fue un aut¨¦ntico reformista. As¨ª, su primer empe?o en esa Espa?a que se asomaba a la democracia y aprend¨ªa a gobernarse a trav¨¦s de las urnas fue evitar cualquier fractura por la derecha que cuestionara ese proceso irreversible que fue la Transici¨®n. Conseguido ese objetivo de incorporar a los sectores m¨¢s distantes -un hecho que hoy parece obvio pero que entonces era un aut¨¦ntico desaf¨ªo-, su siguiente meta consisti¨® en contribuir a dotar a Espa?a de una norma de convivencia que, fruto del consenso, obtuviera un respaldo pol¨ªtico y ciudadano sin precedentes. Su participaci¨®n y apoyo permiti¨® que nadie en la derecha democr¨¢tica se sintiera al margen de una Constituci¨®n que, por primera vez en la Historia de Espa?a, era la de todos.
A partir de ah¨ª, el reto era construir, frente a un PSOE hegem¨®nico, una alternativa real, capaz de convertirse en la opci¨®n pol¨ªtica preferida por los ciudadanos. Y aqu¨ª, una vez m¨¢s, es preciso volver la vista atr¨¢s. Porque en la d¨¦cada de los setenta pocos eran capaces de imaginar que Espa?a llegar¨ªa a contar con una formaci¨®n pol¨ªtica tan solvente y arraigada entre los ciudadanos como el Partido Popular. En absoluto era una tarea f¨¢cil. Hab¨ªa que superar personalismos e integrar diferentes corrientes hasta construir una opci¨®n moderada cuyo programa apostara por desarrollar pol¨ªticas de centro reformista. Fue un proceso largo y no exento de dificultades. Sin embargo, el tiempo ha demostrado que eso era lo que Espa?a necesitaba: una herramienta capaz de articular esa alternancia que favorece la estabilidad y el progreso. Ese es el gran m¨¦rito de Fraga, el pol¨ªtico que impuls¨® la renovaci¨®n de unos postulados anclados en el siglo XIX hasta sustituirlos por nuevos planteamientos acordes con las necesidades de la Espa?a del siglo XXI. Y todo ello consiguiendo la convergencia del centro y de la derecha en torno al proyecto que ¨¦l fund¨® y lider¨®.
Es el momento de decir adi¨®s a don Manuel, pero tambi¨¦n de reivindicar su trayectoria y de renovar el compromiso ¨¦tico al que dedic¨® toda su vida. Un compromiso que tuvo como ¨²ltimo fin eliminar cualquier obst¨¢culo que imposibilitara la concordia entre los espa?oles. Son numerosos esos gestos que avalan una actitud que, lejos de ser una pose, era resultado de un sentimiento tan aut¨¦ntico como sincero y que le permiti¨®, por encima de cualquier idea preconcebida, establecer puentes con quienes pensaban de modo distinto. Suyo es el m¨¦rito de sumar a una gran parte de espa?oles a un tiempo nuevo. Fraga les dio la seguridad de que todos los cambios eran para bien.
En definitiva, Fraga fue un hombre de pensamiento y de acci¨®n -un libro de su extensa bibliograf¨ªa lleva por t¨ªtulo Da acci¨®n ¨® pensamento-. Dos esferas inseparables, cuya conjunci¨®n nos abre esa perspectiva global desde la que solo es posible comprender y abarcar la verdadera dimensi¨®n del af¨¢n modernizador que ha dirigido todos los pasos de su vida. Acci¨®n y pensamiento sin los cuales -estoy seguro- la Espa?a de hoy ser¨ªa distinta, pues, entre otras cosas, no hubiera encontrado una alternativa pol¨ªtica moderna y en sinton¨ªa con las necesidades de nuestro tiempo.
Alberto Ruiz-Gallard¨®n es ministro de Justicia.
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