Peret. Una biograf¨ªa ¨ªntima de la rumba catalana

Enhorabuena a Juan Puchades y a Global Rhythm Press: Peret. Biograf¨ªa ¨ªntima de la rumba catalana era un libro necesario. Y valiente: el tipo de libro que en nuestro pa¨ªs suele dedicarse tan solo a figurones extranjeros o severos cantautores locales. Aqu¨ª se retrata a un gran artista, frecuentemente ninguneado (pese a su enorme ¨¦xito) como m¨²sico de gueto, y se reivindica orgullosamente un g¨¦nero tan aut¨®ctono, original y vigoroso como la rumba catalana, esa ins¨®lita mezcla, en lo r¨ªtmico, de rock y pulsi¨®n caribe (o, como dir¨ªa Peret, de Elvis y P¨¦rez Prado), demasiadas veces considerada como una hija bastarda de la rumba flamenca. Empecemos por las pegas, para sac¨¢rnoslas de encima cuanto antes. Siempre es buena cosa estar a favor del biografiado, pero no conviene rozar la hagiograf¨ªa: yo adoro a Peret, pero, para poner un solo ejemplo, no calificar¨ªa precisamente de "inolvidable" la letra de Amor a todo gas. Por otro lado, Peret tiene una tendencia un tanto enojosa a presentarse como el ¨²nico dios verdadero de la rumba, y Puchades comulga (nunca mejor dicho) en exceso con sus teor¨ªas, soslayando, a mi juicio, la enorme aportaci¨®n de Gato P¨¦rez (como renovador, difusor y promotor) y buena parte de la excelente m¨²sica que se cocin¨® en el barcelon¨¦s barrio de Gr¨¤cia, esto es, lejos de los predios del monarca de la calle de la Cera. Monarqu¨ªa que nadie le discute, pero el subt¨ªtulo del libro deber¨ªa conllevar, pienso, una mayor amplitud de miras. El ensayo es largo (400 p¨¢ginas de apretada letra) y quiz¨¢s le hubiera convenido un cribado de an¨¦cdotas intrascendentes. La escritura incurre a ratos en lugares comunes y un cierto apelotonamiento estil¨ªstico, aunque en la balanza acaba pesando mucho m¨¢s el ingente trabajo de investigaci¨®n de su autor, ante el que hay que quitarse rendidamente el sombrero. Juan Puchades ha rastreado con paciencia de analista de la CIA (y de gran periodista) una ¨¦poca y un mundo sobre el que hab¨ªa muy poca constancia escrita, y para restitu¨ªrnoslo ha plantado su grabadora ante una pl¨¦yade de m¨²sicos, palmeros, arreglistas y m¨¢nager, cuyo verbo torrencial complementa (y a veces contradice) a la no menos vivaz voz protagonista. Dos son los grandes hallazgos de este libro. El primero, concentrado en el cap¨ªtulo 4, radica en exponer de modo muy claro y convincente (esto es, con datos) los or¨ªgenes de la rumba catalana, hasta ahora un tanto difuminados tras leyendas imprecisas que m¨¢s o menos todos los enamorados del g¨¦nero hab¨ªamos contribuido a difundir: Antonio Gonz¨¢lez fue un genio en lo suyo pero no, ay, el gran fundador que nos contaron. El segundo, mucho m¨¢s amplio, es su forma de combinar documentaci¨®n in¨¦dita y testimonios orales para narrar los pormenores de la grabaci¨®n de cada disco y el sabros¨ªsimo (y dur¨ªsimo) d¨ªa a d¨ªa de las maratonianas giras por Espa?a y Sudam¨¦rica del artista, as¨ª como la suculenta (y respetuosa) evocaci¨®n de su entrada y salida de la Iglesia evangelista, un episodio digno de un soulman predicador en el m¨¢s puro estilo Al Green. ?Para cu¨¢ndo un libro sobre la escena sevillana de los setenta?