El director del Instituto Nacional de la Seguridad Social critica el sistema de jubilaciones
Alaba el modelo alem¨¢n de revalorizaci¨®n de pensiones, que no tiene en cuenta las variaciones del IPC, sino de los salarios
El debate sobre la reforma del sistema espa?ol de pensiones contin¨²a. El director general del Instituto Nacional de la Seguridad Social, Fidel Ferreras, ha presentado en la Fundaci¨®n Alternativas un informe sobre el cambio demogr¨¢fico y las pensiones p¨²blicas, dando cuenta de los problemas a los que se enfrenta una poblaci¨®n cada vez m¨¢s envejecida. Ferreras aboga por una adaptaci¨®n progresiva de la edad de jubilaci¨®n a la esperanza de vida, una equiparaci¨®n de la edad legal (65 a?os en Espa?a) y la edad real (ronda los 63) a la que se jubilan los ciudadanos, y una prolongaci¨®n del periodo de c¨®mputo de las cotizaciones para determinar la cuant¨ªa de las pensiones. Y tambi¨¦n expone un modelo de revalorizaci¨®n de las mismas -el alem¨¢n- que, a su juicio, "es el m¨¢s acorde con el sentido com¨²n": que en lugar de estar sujetas a las variaciones del IPC lo est¨¦n a las variaciones de los salarios.
Que en 2060 haya en la Uni¨®n Europea cuatro jubilados por cada cinco personas en edad de trabajar, como estima que ocurrir¨¢ el Ejecutivo comunitario si no se introducen reformas, no parece una situaci¨®n sostenible. Menos aun en Espa?a, donde se acent¨²a la tendencia de envejecimiento imperante en Europa. Es uno de los tres grandes problemas que el gobierno de Zapatero quiere arrostrar alcanzando pactos de Estado con la oposici¨®n, junto a la reforma laboral y la reestructuraci¨®n bancaria. Para hacer sostenible la Seguridad Social, seg¨²n Ferreras, los ¨²nicos caminos son trabajar m¨¢s a?os, aumentar las cotizaciones o reducir el nivel de protecci¨®n, cuestiones todas ellas que agradan poco a los ciudadanos.
El director del Instituto ha explicado que desde 1982 el mayor dinamizador del gasto ha sido el incremento de la revalorizaci¨®n de las pensiones. A su juicio, la sociedad espa?ola desconfiar¨ªa de cualquier medida que pudiera poner en duda las garant¨ªas de poder adquisitivo de los pensionistas, y por eso un cambio en el sistema de revalorizaci¨®n no est¨¢ hoy en d¨ªa encima de la mesa del debate enmarcado en el Pacto de Toledo. Ferreras asegura, sin embargo, que adaptar la subida de las pensiones a la de los salarios, en lugar de a la del IPC, es lo que funcionar¨ªa m¨¢s acorde a los ciclos econ¨®micos y dotar¨ªa de estabilidad al sistema p¨²blico. Es el modelo utilizado en Alemania: el porcentaje de crecimiento medio de los salarios y, con ellos, de las bases de cotizaci¨®n un a?o determinado, es el porcentaje que crecen las pensiones al a?o siguiente. En los a?os 2004, 2005, 2006 y 2010 los sueldos no subieron y la revalorizaci¨®n de las pensiones fue cero. Y en el caso hipot¨¦tico de que las retribuciones disminuyeran, la ley germana establece que las pensiones no lo hagan, sino que se congelen, tal y como va a ocurrir en Espa?a el a?o que viene.
Ferreras considera que con esta f¨®rmula se evitar¨ªan desequilibrios, ya que "el IPC puede subir un a?o un 8% y los salarios solamente un 2%". La seguridad social tiene entonces que hacer frente a m¨¢s gastos (subida de las pensiones) con menos ingresos (subida menor de las cotizaciones). El sistema basado en las variaciones de los salarios se aplica tambi¨¦n en Austria, mientras que en otros pa¨ªses como Francia o Dinamarca se utiliza un modelo mixto que tiene en cuenta tanto los salarios como el IPC. Ferreras explica que Espa?a es uno de los pocos pa¨ªses europeos que basan la revalorizaci¨®n de las pensiones exclusivamente en lo segundo. Y a?ade que ¨¦l solo expone el modelo alem¨¢n, pero no lo propone; considera que en Espa?a hoy en d¨ªa encontrar¨ªa grandes resistencias y que "los pensionistas no aceptan que su poder adquisitivo pueda verse reducido como el de un trabajador".
Aclara tambi¨¦n que en un pa¨ªs como Alemania el 20% de los ingresos de los jubilados provienen de algo distinto a las pensiones p¨²blicas, ya que est¨¢n muy extendidos los fondos de empleo: pensiones de las empresas acordadas en negociaci¨®n colectiva con los trabajadores, y que funcionan de forma complementaria a las de la Seguridad Social.
Con respecto a la edad de jubilaci¨®n, Ferreras indica que en el pasado mayo un 40% de las personas que se jubilaron ten¨ªan menos de 65 a?os, lo que considera "algo pernicioso para el sistema". En su opini¨®n, el coste de las prejubilaciones debe ser asumido enteramente por las empresas y no a medias con la Seguridad Social. Adem¨¢s, asegura, el descenso de la tasa de natalidad y el aumento de la esperanza de vida (48 d¨ªas m¨¢s cada a?o; un a?o m¨¢s cada 10 a?os) hacen que lo ideal fuera "un retraso progresivo de la edad de jubilaci¨®n, en funci¨®n del a?o de nacimiento".
Por ¨²ltimo, en lo tocante al c¨®mputo del periodo de cotizaci¨®n para calcular las pensiones, se inclina por prolongar el plazo actual de 15 a?os (los ¨²ltimos cotizados). Basa esta idea en que un 20% de los jubilados vienen de una situaci¨®n de desempleo, por lo que sus pensiones son menores aunque hubieran cotizado mucho 20 a?os atr¨¢s. Lo m¨¢s habitual, sin embargo, es que en esos ¨²ltimos a?os de vida laboral el trabajador reciba los mejores sueldos y, por lo tanto, obtenga despu¨¦s una pensi¨®n mayor. La posici¨®n de los sindicatos a este respecto es la de dejar libertad para que cada cual elija el periodo de 15 a?os que m¨¢s le convenga, sin necesidad de que sea el ¨²ltimo. Ferreras lo ve injusto: "es hacerse la pensi¨®n a medida". El debate contin¨²a.
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