Dexia, de sobresaliente a suspenso en menos de tres meses

Dexia sac¨® un 10 en las pruebas a la banca en julio. O, para ser m¨¢s exactos, un 10,38%. Esa era la solvencia con que la entidad francobelga resistir¨ªa el escenario m¨¢s adverso de los contemplados por la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en ingl¨¦s) para los pr¨®ximos dos a?os. Entre los bancos con m¨¢s de 100.000 millones de euros en activos ponderados por riesgo, hubo solo dos (Rabobank y Danske Bank) que mejoraron esa nota. Ahora, cuando a¨²n no han pasado ni tres meses, la entidad busca alternativas para sobrevivir entre las que se encuentra el segundo rescate por parte de las autoridades, la venta de activos o el troceamiento de la entidad.

Por el camino, Dexia public¨® en agosto unas p¨¦rdidas trimestrales de m¨¢s de 4.000 millones de euros, las mayores de su historia, como consecuencia del deterioro de su cartera de deuda griega. Esos resultados ya pusieron de manifiesto que algo no cuadraba con las pruebas europeas. Y lo que no cuadraba era, precisamente, que las pruebas no contemplaban la hip¨®tesis de un impago o quita de la deuda por parte de ning¨²n pa¨ªs.

Solo una semana despu¨¦s de la publicaci¨®n de las pruebas, la Uni¨®n Europea y los principales bancos y aseguradoras perge?aron una reestructuraci¨®n "voluntaria" de la deuda griega que implica una quita equivalente al 21% y tras el agravamiento de la crisis griega es posible que la participaci¨®n privada en el rescate sea a¨²n mayor.

Por eso, en Espa?a provoc¨® indignaci¨®n que el comisario de Mercado Interior, el franc¨¦s Michel Barnier, utilizase como referencia lo resultados de las pruebas para pedir una nueva ronda de recapitalizaci¨®n en la banca europea. Barnier suger¨ªa que las entidades que deb¨ªan buscar capital eran las 14 que hab¨ªan pasado las pruebas con una solvencia entre el 5% y el 6%, entre ellas siete espa?olas y, curiosamente, ninguna francesa. Pero se olvidaba de que lo que genera miedo entre los inversores es precisamente la exposici¨®n a la deuda soberana, la que apenas se ten¨ªa en cuenta en el examen a la hora de calibrar la solvencia.

Por segundo a?o consecutivo, las pruebas de resistencia a la banca no solo no han servido para que se recupere la confianza de los inversores, sino m¨¢s bien para todo lo contrario. En 2010, el efecto bals¨¢mico de las pruebas dur¨® unos meses, hasta que los agujeros de los bancos irlandeses que hab¨ªan pasado el examen holgadamente pusieron en entredicho la credibilidad de los resultados.

Las autoridades europeas se conjuraron para que la historia no se repitiese. Dise?aron unas pruebas m¨¢s duras, exigieron una solvencia mayor para pasar el corte, pero, de nuevo, se olvidaron de la deuda soberana (o de contemplar la hip¨®tesis de una quita), que es justo el factor que genera incertidumbre entre los inversores. Y la historia se repiti¨®, solo que esta vez peor.

Solo unas semanas despu¨¦s de publicarse los resultados de las pruebas de este a?o, los inversores empezaron a poner contra las cuerdas a los bancos de toda la zona euro. Algunos de los que hab¨ªan aprobado el examen con nota muy alta, como BNP o Soci¨¦t¨¦ G¨¦n¨¦rale, han vivido en vilo todo el verano. Algunos de los mayores bancos de la zona euro se han visto zarandeados en los mercados como vulgares chicharros, el t¨¦rmino despectivo que se usa para empresas de baja capitalizaci¨®n y liquidez que se disparan a se desploman en Bolsa cada dos por tres ante cualquier noticia buena o mala (o incluso sin noticia alguna).

En todos los casos, el volumen de la cartera de deuda de los pa¨ªses perif¨¦ricos, con Grecia en primer plano, ha sido uno de los factores clave. La credibilidad de las pruebas a la banca, que mostraron solo un ramillete de suspensos, entre ellos varias cajas espa?olas que ya estaban en proceso de recapitalizaci¨®n, qued¨® en entredicho. La ca¨ªda de Dexia, que ya fue objeto de un multimillonario rescate en 2008 (y que gracias al dinero p¨²blico de entonces sac¨® buena nota en las pruebas) es la puntilla.