El empleo, el bien m¨¢s escaso
El 90% del gasto p¨²blico adicional en el mundo se ha dedicado a rescatar a bancos
El 10% de los empleos perdidos durante la crisis pertenecen a Espa?a.
Las cifras de la encuesta de poblaci¨®n activa conocidas el pasado viernes (5,27 millones de desempleados, el 22,8% de la poblaci¨®n activa) corroboran que el verdadero factor diferencial de la econom¨ªa espa?ola en relaci¨®n con sus pares no es el d¨¦ficit ni la deuda p¨²blica o la debilidad de su sistema financiero, sino la tasa de paro insoportable. Ello se manifiesta no solo en los principales datos publicados y en los desagregados (paro juvenil, de larga duraci¨®n, factores de exclusi¨®n como los millones de hogares sin un sueldo o sin que entre ya en sus casas el seguro de desempleo, etc¨¦tera...).
Ese diferencial tambi¨¦n se muestra en la comparaci¨®n con otros pa¨ªses y con las tendencias del paro global. La Organizaci¨®n Internacional del Trabajo (OIT) acaba de hacer p¨²blico su informe sobre Tendencias mundiales del empleo 2012 y seg¨²n el mismo el 6% de la poblaci¨®n activa total est¨¢ en paro: unos 200 millones de personas no tienen puestos de trabajo, de las cuales 27 millones lo han perdido desde que se inici¨® la Gran Recesi¨®n. De los dos centenares de desempleados, el 2,65% corresponde a Espa?a, un porcentaje desproporcionado si se tiene en cuenta que nuestro producto interior bruto (PIB) solo representa el 1,7% del total mundial. Esta proporci¨®n adquiere tintes de alarma social si las comparaciones las hacemos respecto a los a?os de la crisis: de los 27 millones de empleos perdidos, 2,7 millones pertenecen a nuestro pa¨ªs, ?el 10% del total! ?Qu¨¦ est¨¢ ocurriendo? Adem¨¢s de la ausencia de crecimiento econ¨®mico, de cr¨¦dito para las empresas y las familias y de las rigideces del mercado de trabajo, habr¨¢ que considerar tambi¨¦n la calidad de un tejido empresarial que expulsa a tanta gente.
La OIT habla de una crisis econ¨®mica en tres etapas. En la primera se respondi¨® con medidas fiscales y de est¨ªmulo coordinadas que, si bien permitieron la recuperaci¨®n del crecimiento, no bastaron para conseguir una recuperaci¨®n sostenible del empleo, sobre todo en las econom¨ªas avanzadas. La segunda etapa se signific¨® por el aumento del d¨¦ficit p¨²blico, los problemas de deuda soberana y la adopci¨®n de mayores medidas de austeridad para tranquilizar a los mercados de capital; el impacto debilit¨® tanto el crecimiento como el empleo.
La tercera etapa, la actual, se caracteriza por el endurecimiento de esas pol¨ªticas, la persistencia de un elevado nivel de paro, la segunda ca¨ªda del crecimiento y lo que la organizaci¨®n de la ONU denomina "una reducci¨®n del espacio p¨²blico, lo que hace dif¨ªcil detener, o al menos frenar, el mayor debilitamiento de las condiciones econ¨®micas". La OIT recuerda que a pesar de que el 90% del gasto p¨²blico adicional se ha dedicado al rescate de bancos, "la industria financiera sigue estando en situaci¨®n de riesgo extremo" y ello debilita su capacidad de conceder pr¨¦stamos a la econom¨ªa real. ?C¨®mo es posible?
El informe del organismo multilateral con sede en Ginebra llama la atenci¨®n, una vez m¨¢s, sobre los peligros pol¨ªticos, sociales y econ¨®micos del paro juvenil, un 12% mundial en los menores de 25 a?os (frente a un 48% en Espa?a), que podr¨ªan ser m¨¢s si se toma en cuenta una circunstancia inquietante: hay m¨¢s de seis millones de j¨®venes en el mundo que han perdido las esperanzas de encontrar empleo y se han apartado del mercado de trabajo por completo. Incluso quienes tienen empleo tienen cada vez m¨¢s probabilidades de encontrarse trabajando a tiempo parcial, a menudo, con un contrato temporal. En los pa¨ªses emergentes es excesiva la proporci¨®n de j¨®venes entre los trabajadores pobres.
La OIT traza la meta que deber¨ªan asumir los responsables pol¨ªticos para evitar el grave problema de desempleo y el d¨¦ficit generalizado de trabajo decente: adem¨¢s de los puestos de trabajos perdidos en la crisis y antes de ella, se necesitar¨¢n en una d¨¦cada 600 millones de empleos para incorporar a los j¨®venes que entran en edad de trabajar. Y aun as¨ª quedar¨¢n 900 millones de trabajadores que viven con sus familias con unos ingresos inferiores al umbral de pobreza de los dos d¨®lares por d¨ªa, sobre todo en los pa¨ªses en desarrollo.
Estos son los t¨¦rminos del debate principal. Sin superlativos y con distancia. No otros.
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