'Desacoplamiento'
Hacer reformas de oferta estructurales cuando la demanda est¨¢ muy d¨¦bil significa a?adir dolor al dolor
El debate sobre el desacoplamiento (si alguna zona del planeta puede permanecer al margen de la crisis, en el seno de la globalizaci¨®n) contin¨²a. Al principio de la Gran Recesi¨®n, en los EE UU del verano de 2007, se crey¨® que las naciones de la antigua periferia (por ejemplo, las latinoamericanas) podr¨ªan marginarse de los problemas del epicentro. Dos a?os despu¨¦s, la respuesta fue la contraria. Y ahora, cuando el centro de las dificultades es Europa, Am¨¦rica Latina (AL) vive uno de los momentos m¨¢s esplendorosos de su historia econ¨®mica contempor¨¢nea.
No existe el decoupling perfecto y la regi¨®n no es inmune al contagio, sobre todo si llega una nueva fase recesiva al coraz¨®n del sistema. Sin embargo, a causa de unas buenas pol¨ªticas econ¨®micas (en las que se ha equilibrado el papel del Estado y del mercado, sin el fundamentalismo y la inflexibilidad de antes) y de la sanidad de su sistema financiero (ninguno de sus bancos ha tenido los problemas de los europeos o de los americanos, aunque ahora inquieta la salud de las matrices de esas zonas del mundo en la regi¨®n), AL est¨¢ con hambre de crecimiento y no se la pueden aplicar ya los esquemas de an¨¢lisis del pasado. En este periodo ha disminuido mucho la pobreza absoluta y ha crecido espectacularmente la clase media, siendo los principales problemas la tremenda desigualdad en el reparto de la renta y la riqueza, y la enorme volatilidad de los precios de las materias primas que exporta.
Am¨¦rica Latina est¨¢ con hambre de crecimiento y no se le pueden aplicar esquemas de an¨¢lisis del pasado
La historia contempor¨¢nea de AL se puede dividir netamente en cuatro d¨¦cadas: en la de los setenta, bastantes pa¨ªses latinoamericanos perdieron la democracia; los ochenta fueron la d¨¦cada perdida, cuando la regi¨®n redujo su dimensi¨®n en el mundo a causa de la crisis de la deuda externa y de las pol¨ªticas de rigor mortis a las que oblig¨® el FMI; los noventa fueron los de la recuperaci¨®n de las libertades. Y la primera del siglo XXI, la del gran salto adelante en la estructura de sus sociedades y en la modernizaci¨®n de las econom¨ªas, insistiendo, de nuevo, en la lacra de la inequidad. Las perspectivas para 2012 son de una ca¨ªda respecto a este a?o, pero con un fuerte crecimiento regional.
En muchos pa¨ªses, donde ese ambiente de euforia es apreciable en la calle, se mira ya a China como el presente o como el futuro primer socio comercial, y por ello la preocupaci¨®n sobre el pa¨ªs asi¨¢tico es prioritaria. Tambi¨¦n se observa con inquietud a una Europa que ha perdido presencia, pero que todav¨ªa -a pesar de sus problemas actuales- es un ejemplo de integraci¨®n.
Hundido en el descr¨¦dito el antiguo Consenso de Washington, es dif¨ªcil explicar a las ¨¦lites latinoamericanas las pol¨ªticas de extrema austeridad y ausencia de crecimiento que se pretenden aplicar en el Viejo Continente. Su experiencia les indica que si se hacen reformas estructurales de oferta cuando la demanda est¨¢ muy d¨¦bil, se a?ade dolor al dolor. Eso es lo que ocurri¨® en la d¨¦cada perdida.
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