La polarizaci¨®n

La reforma laboral, m¨¢s all¨¢ de sus contenidos concretos, es una medida polarizadora porque desequilibra el poder en el seno de la empresa. La demanda compasiva hecha a la banca por el ministro de Econom¨ªa, Luis de Guindos, para flexibilizar los desahucios de las familias sin recursos va en sentido contrario, aunque sea de muy dudosa efectividad. Todas las crisis econ¨®micas generan aumentos de la desigualdad, y esta que padecemos, por su profundidad y extensi¨®n, promete resultados muy desalentadores.

En los pa¨ªses occidentales, fundamentalmente en Europa y en EE UU, hay un movimiento creciente de preocupaci¨®n por la reducci¨®n de las clases medias, que han sustentado el capitalismo cl¨¢sico. El paro y el empobrecimiento las afectan de modo central en su composici¨®n y en su naturaleza. Ahora ya no se habla del aburguesamiento del proletariado ¡ªque tanto preocupaba anta?o a la izquierda que se calificaba de consecuente¡ª como de la proletarizaci¨®n de las clases medias. Antiguos participantes de estas ¨²ltimas se unen con rapidez a los que se denominan ¡°nuevos pobres¡± o ¡°trabajadores pobres¡±, aquellos que quedan excluidos de la vida cotidiana por no permanecer a la altura econ¨®mica de los hasta entonces equivalentes sociales al no poder sufragar los ofrecimientos constantes del confort y del consumo (v¨¦ase la pel¨ªcula The company man), o por estar en paro o por no tener la renta disponible suficiente. Unos les llaman ¡°desafiliados¡± (Robert Castel) y otros ¡°consumidores defectuosos¡±.

Las crisis aumentan las desigualdades. En esta se subraya el empobrecimiento de las clases medias

En Espa?a aparecen cada vez m¨¢s estudios solventes que reflejan esta situaci¨®n de desigualdad y de pobreza. La Contabilidad Nacional de 2011, recientemente publicada, indica que por primera vez en la democracia, las rentas empresariales fueron superiores en el reparto del valor a?adido que genera la econom¨ªa espa?ola a las rentas salariales: un 46,2% frente a un 46%. Para tener un elemento de comparaci¨®n, recordemos que en el arranque de los a?os ochenta, la remuneraci¨®n conjunta de todos los asalariados equival¨ªa al 53% del PIB espa?ol, mientras que el excedente bruto de explotaci¨®n (rentas empresariales y de los profesionales aut¨®nomos) se quedaban en el 41%.

En la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) de los hogares correspondiente al a?o pasado, se indica que los ingresos medios anuales de los hogares se redujeron un 4,4%; que el 36% de los hogares afirma que no tiene capacidad para afrontar gastos imprevistos; que el 22% de la poblaci¨®n est¨¢ por debajo del umbral de riesgo de pobreza; o que alrededor del 20% manifiesta llegar con dificultad o mucha dificultad a fin de mes. El Informe Foessa, reci¨¦n presentado por C¨¢ritas, corrobora o ampl¨ªa estos porcentajes, para llegar a la conclusi¨®n de que la pobreza en Espa?a se est¨¢ haciendo m¨¢s extensa, m¨¢s intensa y m¨¢s cr¨®nica.

Desde el inicio de la Gran Recesi¨®n, los dirigentes del mundo pretendieron impl¨ªcitamente que la crisis econ¨®mica no deviniera en crisis pol¨ªtica y social para evitar problemas mayores. Cuatro a?os despu¨¦s, es muy discutible que lo est¨¦n logrando.