El debate sobre la inflaci¨®n se reabre en Alemania ante el miedo al repunte
El Bundesbank aclara que no cambia su postura sobre los intereses del BCE
El debate sobre la inflaci¨®n siempre levanta ampollas en el pa¨ªs de los halcones de la estabilidad. En Alemania, que el ministro de Hacienda, el democristiano Wolfgang Sch?uble (CDU), acepte subidas salariales superiores a la media de la zona euro (con el riesgo de que se traslade a los precios) o que el jefe del poderoso sindicato IG Metall Berthold Huber diagnostique que "algo no est¨¢ bien en los precios europeos; el norte es demasiado barato y el sur, demasiado caro" puede sonar a anatema. Lo han hecho en las ¨²ltimas semanas. En este contexto, el economista jefe del banco central alem¨¢n (Bundesbank), Jens Ubrich, admiti¨® el mi¨¦rcoles pasado la realidad: en los pr¨®ximos a?os, la inflaci¨®n ir¨¢ m¨¢s all¨¢ del 2,1% de abril. No dijo m¨¢s. Fue suficiente. Los medios conservadores voltearon las campanas de incendio. ?Alerta de inflaci¨®n!, titulaba el viernes el diario populista Bild, el m¨¢s le¨ªdo en Alemania.
Ulbrich solo hab¨ªa hecho un pron¨®stico. Pero en Alemania, el 62% de la poblaci¨®n tiene miedo a la inflaci¨®n, seg¨²n una encuesta del semanario Stern. Es un pa¨ªs donde la herida de la hiperinflaci¨®n de los a?os 20 del siglo pasado parece no cerrarse nunca. As¨ª que el presidente del Bundesbank, el ortodoxo Jens Weidman, tuvo que salir a aclarar que la instituci¨®n que rige no est¨¢ dispuesta a aceptar cambios en la pol¨ªtica monetaria del Banco Central Europeo. Ni m¨¢s rebajas de tipos de inter¨¦s, ahora en el m¨ªnimo hist¨®rico del 1%, ni nuevas inyecciones de capital a la banca.
Weidman quiso zanjar un debate en el que el economista conservador Hans-Werner Sinn siempre est¨¢ dispuesto a entrar. No son raras las declaraciones de Sinn, director del influyente instituto muniqu¨¦s IFO, acusando al Banco Central Europeo (BCE) de estar "bajo el dominio de los meridionales". Es decir, de espa?oles, italianos o griegos. La prensa conservadora habla del Club Med, un equivalente, al acr¨®nimo PIGS (Portugal, Italia, Grecia, Espa?a; pig significa cerdo en ingl¨¦s), pero que claramente connota sol, derroche y molicie. Sinn dice que Alemania ha ca¨ªdo "en una trampa¡±.
El Bundesbank, contra la victoria "meridional"
Las decisiones expansivas del BCE, como el bill¨®n de euros en pr¨¦stamos baratos, se interpretan como una victoria ¡°meridional¡± sobre la ortodoxia monetarista alemana y las virtudes del norte: ahorro, austeridad y trabajo. A fin de cuentas, la expansi¨®n monetaria provoca inflaci¨®n y la inflaci¨®n es una especie de impuesto sobre los ahorros, que merman con las subidas de los precios.
El discurso oficial del Bundesbank, difundido por medios como el Frankfurter Allgemeine Zeitung, advierte contra los bajos tipos de inter¨¦s y las inyecciones de liquidez. De esto derivar¨¢, dicen, la huida de la inversi¨®n al cemento. El reciente encarecimiento de los alquileres y del suelo en algunas partes de Berl¨ªn, Fr¨¢ncfort o M¨²nich alimenta esta tesis.
Los analistas conservadores obvian que, en ¨¦pocas recientes en que la inflaci¨®n alemana se mantuvo por debajo de la media europea y los sueldos permanecieron congelados pese al enorme super¨¢vit comercial. La acumulaci¨®n de beneficios en bancos y empresas alemanas sirvi¨® para hinchar ¡ªa¨²n m¨¢s¡ª burbujas inmobiliarias como la espa?ola. Alemania ha gastado miles de millones en rescatar varios bancos por sus inversiones en hipotecas basura estadounidenses o en las burbujas sure?as. Hoy, el discurso oficial aspira a que las aportaciones a los paquetes de rescate europeos y los fondos de estabilidad no suenen a desembolso.
Resistencia a la inflaci¨®n
La aspereza del debate sobre la inflaci¨®n demuestra que se perciben presiones para que el Bundesbank ablande su postura. En Espa?a o en Francia muchos consideran que el peso germano en las decisiones europeas es desproporcionado; mientras en Alemania cunde la noci¨®n de que son una suerte de poblado de Ast¨¦rix que resiste al invasor inflacionista. Y el fantasma de la recesi¨®n alimenta la sensaci¨®n. Los problemas econ¨®micos afectan a aliados inflexibles, como los Pa¨ªses Bajos, con votos proestabilidad en el Consejo de Gobierno del BCE.
En Alemania, cuando un diario como el FAZ califica a alguien de ¡°neokeynesiano¡±, consigue que suene a insulto. Recientemente calificaron de ¡°provocaci¨®n¡± y de ¡°ruptura de tab¨²¡± que el economista jefe del FMI Olivier Blanchard sugiriera aceptar una meta de inflaci¨®n del 4% en la eurozona, en lugar del 2% actual. Axel Weber, entonces presidente del Bundesbank y ahora en el consejo de la entidad suiza UBS, exclam¨®: ¡°Eso es jugar con fuego¡±.
De momento, la inflaci¨®n se mantiene cerca de los l¨ªmites aceptables para los alemanes. Pero esta discusi¨®n abre boca por si la inflaci¨®n alcanza el 3% o al 4%.
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