El ¨¢spero final de un gobernador acosado
La presi¨®n del Gobierno y de los inspectores de la instituci¨®n minaron la resistencia de MAFO
Los pomposos pasillos del Banco de Espa?a, ya de por s¨ª silenciosos, eran una tumba la tarde de este martes. Apenas se o¨ªan los pasos de alg¨²n ordenanza y el crujido del parquet. El gobernador acababa de comunicar su dimisi¨®n y se hab¨ªa encerrado en su despacho. All¨ª Miguel ?ngel Fern¨¢ndez Ord¨®?ez (MAFO) tuvo algunos encuentros con gente cercana, entre otros con el subgobernador, Javier Ar¨ªztegui, que probablemente seguir¨¢ su mismo camino.
La resistencia no pudo m¨¢s. Al final las bombas, algunas de las cuales eran lanzadas desde dentro, le sacaron de la fortaleza. Magullado de tanto acoso, harto de los ninguneos recibidos del Gobierno del PP y despreciado por el poderoso cuerpo de inspectores de la instituci¨®n, se vio obligado a pedir el armisticio cerca ya de la llamada salvadora. Muy a su pesar, llam¨® al presidente para verle y manifestarle los detalles de su retirada. Se ir¨ªa el 10 de junio, 32 d¨ªas antes de que finalice el mandato oficial y justo uno de la fecha de recepci¨®n de los planes de las entidades para cumplir con las exigencias de la reforma financiera.
Al final las bombas, algunas de las cuales eran lanzadas desde dentro, le sacaron de la fortaleza
Las razones para convencer a Mariano Rajoy no ten¨ªan paliativos, aunque a este le habr¨ªa gustado que se hubiera ido incluso el d¨ªa despu¨¦s de ganar las elecciones. El presidente acept¨® las condiciones y pidi¨® a su ministro de Econom¨ªa, Luis de Guindos, que acelere el nombramiento del sustituto. Hasta ahora en el catecismo de MAFO no exist¨ªa la palabra dimitir, pese a las oportunidades que ha tenido a lo largo de su carrera por mantener diferentes puntos de vista con los Gobiernos de turno, fueran de los suyos o de los otros. Pero esta vez, a punto de tomar la jubilaci¨®n, la presi¨®n ha podido con ¨¦l. La ineficiencia para abordar la reforma financiera desde el principio, la falta de decisi¨®n para intervenir a tiempo las entidades con graves problemas por la crisis del ladrillo, la tibieza para enfrentarse a los poderes pol¨ªticos (sobre todo de las comunidades aut¨®nomas) y el definitivo estallido de Bankia, cuya constituci¨®n aprob¨® pese a las serias sospechas de sus cifras, acabaron por minar su aguante.
En el sector, se criticaba que se implic¨® poco en la resoluci¨®n de la problem¨¢tica de tal naturaleza, tratando de desplazar toda la responsabilidad a la direcci¨®n de Inspecci¨®n y Supervisi¨®n y centrando su atenci¨®n en dar consejos sobre la econom¨ªa espa?ola, tema de segundo orden en un banco central. Precisamente, las recetas sobre reformas (sobre todo la laboral) le originaban continuos enfrentamientos con el Gobierno que le hab¨ªa delegado la misi¨®n de gobernar el sistema financiero, mientras la derecha, que ahora le ha machacado, le jaleaba.
Las razones para convencer a Mariano Rajoy no ten¨ªan paliativos, aunque a este le habr¨ªa gustado que se hubiera ido incluso el d¨ªa despu¨¦s de ganar las elecciones
A sus 67 a?os no ha podido rematar una carrera cum laude. Educado en una familia burguesa, creci¨® en un piso del madrile?o barrio de Salamanca rodeado de hermanos con la misma sed de aprendizaje que les transmit¨ªa su padre, un inquieto e ilustrado ingeniero de caminos que se preocup¨® por dar carreras a sus cinco hijos varones, mientras las cinco mujeres acabar¨ªan como discretas amas de casa, siguiendo las costumbres de la ¨¦poca. De los v¨¢stagos del ingeniero Fern¨¢ndez, todos salieron con tendencias socialdem¨®cratas. El primero estudi¨® Derecho y lleg¨® a ministro, otro lleg¨® a ingeniero como ¨¦l y otro a cura. MAFO se hizo t¨¦cnico comercial y economista del Estado, e inici¨® una exitosa carrera de funcionario que culminar¨ªa con el nombramiento como gobernador. Aseguran en los entornos del poder que no lleg¨® a ser ministro porque ya lo era su hermano mayor (el ¨ªnclito Paco Ord¨®?ez) y que despu¨¦s se le consideraba demasiado liberal para serlo.
El nombramiento como gobernador, en efecto, pon¨ªa la corona a una carrera al servicio de la Administraci¨®n en puestos relevantes (fue secretario de Estado de Econom¨ªa y Comercio con Felipe Gonz¨¢lez y de Hacienda con Rodr¨ªguez Zapatero, y presidente del Tribunal de la Competencia y de la Comisi¨®n del Sistema El¨¦ctrico). Tambi¨¦n trabaj¨® en el Fondo Monetario Internacional (FMI) y en el grupo PRISA (editor de EL PA?S, Cinco D¨ªas, Cadena SER y Canal +).
Su llegada al Palacio de Cibeles fue recibida con expectaci¨®n, sobre todo porque su falta de preparaci¨®n financiera generaba dudas dentro de los muros de aquel templo. Quiz¨¢ por eso quiso mostrar un talante abierto y cort¨¦s para ganarse el respaldo de los sesudos funcionarios. Para entonces, las advertencias sobre la gestaci¨®n de una peligros¨ªsima burbuja inmobiliaria por parte de los servicios de inspecci¨®n proced¨ªan de los tiempos de su predecesor, Jaime Caruana, eran un clamor y ¨¦l lleg¨® con la intenci¨®n de atajar el problema que aquel dej¨® sin resolver. Sin embargo, las cosas fueron bien distintas. No logr¨® el apoyo que buscaba y se hizo un hombre taciturno. No tardaron mucho en darle la espalda, sobre todo los inspectores, que en una carta del pasado 16 de mayo pidieron a Rajoy que propiciase su salida.
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