Nueva fase en la crisis bancaria
La recapitalizaci¨®n de Bankia con fondos p¨²blicos no es la primera, ni ser¨¢ la ¨²ltima
El anuncio de las necesidades de recapitalizaci¨®n de BFA-Bankia define la entrada de la crisis bancaria espa?ola en una nueva fase, m¨¢s severa y de m¨¢s compleja gesti¨®n. Las necesidades de recapitalizaci¨®n de los bancos ser¨¢n probablemente muy superiores a las que se deducen de los dos primeros decretos del Gobierno. Sus consecuencias sobre el conjunto de la econom¨ªa pueden ser particularmente adversas si de Europa no llegan apoyos suficientes, no solo espec¨ªficos para el saneamiento de las empresas bancarias, sino para la pronta recuperaci¨®n del crecimiento econ¨®mico.
El origen de los problemas del sistema bancario es la acumulaci¨®n excesiva de activos inmobiliarios en los balances de las entidades. Fue precisamente la pronunciada correcci¨®n de los precios de la vivienda la que desencaden¨® en el verano de 2007 la crisis hipotecaria en EE UU. Su r¨¢pida propagaci¨®n al otro lado del Atl¨¢ntico afect¨® de forma m¨¢s inmediata a las econom¨ªas cuyos sistemas bancarios, adem¨¢s de altamente dependientes de la financiaci¨®n en los mercados mayoristas, manten¨ªan un elevado grado de exposici¨®n a la construcci¨®n residencial y la actividad de promoci¨®n inmobiliaria. El sector financiero espa?ol era uno de los m¨¢s importantes y, en todo caso, su envergadura e importancia relativa en la econom¨ªa espa?ola muy superior al de otros igualmente da?ados. Las entidades bancarias espa?olas hab¨ªan intermediado la casi totalidad de la financiaci¨®n de la inversi¨®n de la econom¨ªa espa?ola en la larga d¨¦cada previa a la emergencia de la crisis estadounidense. Al final de 2007, m¨¢s de la mitad de los activos bancarios estaban vinculados al sector inmobiliario, a trav¨¦s fundamentalmente de la inversi¨®n crediticia a empresas promotoras y a las familias espa?olas.
El endeudamiento privado espa?ol, que no el contra¨ªdo por las Administraciones p¨²blicas, constituy¨® el principal factor de contagio a la infecci¨®n estadounidense. Suficiente, en todo caso, para que la apenas iniciada digesti¨®n del empacho inmobiliario se interrumpiera de forma abrupta. Tras el colapso de ese sector lleg¨® el r¨¢pido e intenso aumento del desempleo y el deterioro de la solvencia de los prestatarios. Los bancos espa?oles a?ad¨ªan a los problemas de liquidez, derivados de la excesiva dependencia de la financiaci¨®n en mercados mayoristas, los cada d¨ªa m¨¢s expl¨ªcitos originados por la morosidad de los deudores, fundamentalmente las empresas, y la p¨¦rdida de valor de las garant¨ªas reales aportadas por estos.
El endeudamiento privado espa?ol constituy¨® el principal factor de contagio a la infecci¨®n estadounidense
Siendo las cajas de ahorros las entidades m¨¢s expuestas a este tipo de activos, aunque en modo alguno las ¨²nicas, las decisiones tendentes a su saneamiento y reordenaci¨®n no dieron precisamente los resultados pretendidos. El principal de ellos era la reordenaci¨®n del censo de operadores, con el fin de propiciar integraciones en las que las entidades m¨¢s d¨¦biles fueran absorbidas por las m¨¢s solventes. Adicionalmente se procur¨® la r¨¢pida modificaci¨®n en la naturaleza jur¨ªdica de esas entidades con la pretensi¨®n un tanto ingenua de que pudieran apelar a los inversores privados, fundamentalmente a trav¨¦s de los mercados de acciones. Los resultados de esta ¨²ltima decisi¨®n han sido, como se est¨¢ poniendo de manifiesto, muy distintos a los pretendidos.
La propia evoluci¨®n de la crisis, el creciente deterioro de la solvencia privada y p¨²blica, la extensi¨®n de la desconfianza en la totalidad de los sistemas bancarios de la Eurozona, no propici¨® fundamentalmente ese atractivo inversor. Tampoco la satisfacci¨®n del primero de los objetivos, la conformaci¨®n de una distribuci¨®n ¨®ptima de las fusiones, fue facilitada por todas las comunidades aut¨®nomas, manifestando en algunos casos una suerte de regionalismo bancario nada compatible con la racionalidad econ¨®mica ni con los intereses de las propias econom¨ªas regionales.
La crisis griega y la subsiguiente inestabilidad en los mercados de deuda p¨²blica en la Eurozona terminaron de a?adir dificultades. Conformaron ese bucle diab¨®lico que hoy ilustra a la perfecci¨®n Espa?a: la depreciaci¨®n de los t¨ªtulos de deuda p¨²blica reflejaba la eventual conversi¨®n de la deuda privada en p¨²blica, no solo por el m¨¢s inmediato aumento de esta ¨²ltima como consecuencia de las ayudas a los bancos, sino por una recesi¨®n cada d¨ªa m¨¢s acusada, de impacto severo en los ingresos y gastos p¨²blicos. La otra v¨ªa de realimentaci¨®n de ese c¨ªrculo vicioso sigue ejerci¨¦ndose a trav¨¦s de la erosi¨®n del valor de las carteras de deuda p¨²blica que mantienen los bancos, especialmente cuantiosas tras las masivas inyecciones de liquidez a largo plazo del Banco Central Europeo (BCE).
La recapitalizaci¨®n con fondos p¨²blicos de Bankia no es la primera ni ser¨¢ la ¨²ltima. Es verdad que inicialmente las aportaciones de fondos p¨²blicos a los bancos espa?oles no han sido las m¨¢s cuantiosas de Europa, pero en el estado actual de la crisis pueden llegar a ser superiores. A las exigencias de provisiones de los dos decretos de este a?o habr¨¢ que a?adir las derivadas de la revisi¨®n de los activos que aporten las de los evaluadores externos, que no ser¨¢n precisamente menores ni exclusivas de unas pocas entidades. Y el origen de esos fondos no ser¨¢ precisamente privado. Las cotizaciones de casi todas las acciones bancarias en Europa est¨¢n en m¨ªnimos, manifiestamente por debajo de lo que rezan sus valores contables, y la tendencia de los espa?oles no es menos inquietante. La recapitalizaci¨®n deber¨¢ contar con fondos p¨²blicos, espa?oles o provenientes del mecanismo de rescate europeo.
El origen de los problemas del sistema bancario es la acumulaci¨®n excesiva de activos inmobiliarios en los balances de las entidades
Y es en este punto en el que evitar la alimentaci¨®n del bucle diab¨®lico ha pasado a constituirse en el principal elemento al que las autoridades espa?olas y europeas deber¨ªan prestar atenci¨®n para que la crisis bancaria no sea tambi¨¦n una crisis de solvencia del Estado espa?ol, que ya est¨¢ seriamente empe?ado como garante de una parte importante de los activos que tienen los bancos espa?oles. Para que las aportaciones necesarias para la recapitalizaci¨®n del conjunto del sistema no sit¨²en la deuda p¨²blica espa?ola en niveles excesivos, con costes financieros dif¨ªciles de soportar, ser¨ªa de todo punto necesario, aunque nada f¨¢cil, que el fondo de rescate europeo financiara la recapitalizaci¨®n bancaria de forma directa. Las condiciones exigidas a cambio de esos fondos (la condicionalidad propia de esas ayudas) deber¨ªan soportarlas las empresas bancarias receptoras, no los presupuestos p¨²blicos. Ser¨¢ tambi¨¦n la ocasi¨®n para avanzar en la integraci¨®n financiera, considerada una de las condiciones necesarias para viabilizar el euro, para que la supervisi¨®n bancaria y sistemas de aseguramiento sean verdaderamente paneuropeos y para que el BCE asuma un papel mucho m¨¢s activo que el desempe?ado hasta ahora. En este punto, lejos de cautelas, deber¨ªa ser bienvenida la cesi¨®n de soberan¨ªa.
Es en la consecuci¨®n de esos apoyos, en esas condiciones, en lo que ha de centrarse la atenci¨®n de las autoridades, en estrecha cooperaci¨®n con el principal partido de la oposici¨®n. Sin prejuicios internos ni temor a eventuales estigmas. Lo que ocurre diariamente en los mercados y la desconfianza creciente ya es mucho peor que el m¨¢s inquietante de los estigmas. Si desde hace tiempo se ha venido advirtiendo de los problemas del sector bancario, en la situaci¨®n actual su correcto saneamiento ha pasado a ser la condici¨®n necesaria para que la econom¨ªa espa?ola se aleje de la depresi¨®n a la que ya estamos asomados. Del suficiente y peri¨®dico control de esos fondos aportados, con independencia de su naturaleza, depender¨¢ que la pedagog¨ªa de esta crisis se complete aceptablemente.
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