El arte de bien enmarcar
Rajoy afirma que la l¨ªnea de cr¨¦dito para recapitalizar la banca "se enmarca" en su programa
Mientras esperaba el vuelo a Polonia, Mariano Rajoy afirm¨® este domingo que la apertura de una l¨ªnea de cr¨¦dito de 100.000 millones de euros destinada a recapitalizar el sistema financiero espa?ol "se enmarca" en un programa de actuaci¨®n anunciado el d¨ªa de su investidura. Sin duda, el presidente se ha tenido que emplear a fondo para demostrar a los socios europeos "la solidez de nuestro sistema financiero" y ha logrado, tras fuertes presiones, que el Eurogrupo apruebe un cr¨¦dito multimillonario que no "afectar¨¢ en absoluto al d¨¦ficit p¨²blico".
Enmarcar o no enmarcar, he ah¨ª la cuesti¨®n. Alguien se lo ha debido de susurrar al o¨ªdo: cuidado con el enmarque, o con el enmarcamiento, como dicen los comunic¨®logos. Virguer¨ªas se pueden lograr enmarcando como es debido; por ejemplo, suprimir de un plumazo toda la realidad que se resiste a entrar en el marco. Y esa es la haza?a del presidente cuando afirma que "el Gobierno sabe perfectamente donde est¨¢" y, lo que es a¨²n m¨¢s admirable, que "el Gobierno sabe lo que hay que hacer". Al enmarcar un rescate como una l¨ªnea de cr¨¦dito y un fracaso como un logro, el presidente ha descubierto que estamos en medio del "plan global de saneamiento de la econom¨ªa espa?ola" que ¨¦l anunci¨® con todo detalle, con sus tres instrumentos y sus tres patas, el feliz d¨ªa de su investidura.
As¨ª que, despu¨¦s de tanto sufrimiento, de tantos ajustes y recortes, de tantos intentos fallidos de reforma de las cajas, de tanto barullo en las declaraciones de unos y otros, de tanto salir corriendo a la vista de un micr¨®fono, de tanta negativa a dar cuenta de las pol¨ªticas adoptadas contra el programa por el que fue votado, y a explicar la bancarrota a la que su partido ha llevado a Bankia; despu¨¦s de todo eso, resulta que hemos dado un paso adelante en un plan global que el Gobierno ten¨ªa perfectamente claro porque sab¨ªa, tambi¨¦n perfectamente, d¨®nde estaba y porque ha presionado a los europeos para que derramen sobre nosotros el man¨¢ del cielo.
Nunca, en lo que llevamos de democracia, ha producido un Gobierno tanto ruido como este en la conducci¨®n de la pol¨ªtica econ¨®mica
Lo malo es que las cosas que no caben en el marco acaban siempre por tomarse la revancha. La principal es negarse a aceptar la desorientaci¨®n, los palos de ciego, los anuncios de medidas contradictorias, que ha prodigado este Gobierno desde el d¨ªa siguiente de aquella sesi¨®n en la que Rajoy anunci¨® el saneamiento de la econom¨ªa, la creaci¨®n de empleo y todo lo dem¨¢s. Todo ese ruido seguir¨¢ aumentado en el futuro porque la causa del desbarajuste no est¨¢ en el marco, sino en la estructura, o sea, en la multiplicaci¨®n de los centros de toma de decisiones, en la competencia y hostilidad entre sus titulares, y en la extra?a pulsi¨®n a colocarse medallas que mueve a cada uno de ellos, comenzando por el presidente.
Nunca, en lo que llevamos de democracia, ha producido un Gobierno tanto ruido como este en la conducci¨®n de la pol¨ªtica econ¨®mica. En 1982, enfrentados a una crisis de pavorosas dimensiones, los socialistas fundieron en un solo ministerio Econom¨ªa y Hacienda y colocaron a su frente a pol¨ªticos con una personalidad definida y alta capacidad de decisi¨®n, como Miguel Boyer y Carlos Solchaga. Con la excepci¨®n de la segunda legislatura de Aznar, Econom¨ªa y Hacienda siguieron unidas, con el a?adido de una vicepresidencia para Rodrigo Rato en 1996, volviendo a la pauta anterior de nuevo con los socialistas en 2004.
En lugar de unificar, Rajoy ha fragmentado en tres parcelas un campo en el que l¨®gicamente no han dejado de crecer las malas hierbas
Por un reparto de cromos a los amigos, Mariano Rajoy rompi¨® esa tradici¨®n, separando de nuevo Econom¨ªa de Hacienda a la par que reten¨ªa para s¨ª la presidencia de la Comisi¨®n Delegada para Asuntos Econ¨®micos, vincul¨¢ndola por medio de una secretar¨ªa t¨¦cnica a la Oficina Econ¨®mica del Presidente. De manera que en el momento en que nos enfrent¨¢bamos a una crisis econ¨®mica que deja peque?a a la de 1976-1985, en lugar de unificar, Rajoy ha fragmentado en tres parcelas un campo en el que l¨®gicamente no han dejado de crecer las malas hierbas.
Lo que necesitamos no es una operaci¨®n de enmarcamiento (de embaucamiento, m¨¢s bien), sino una remodelaci¨®n del Gobierno que devuelva la unidad a lo que nunca debi¨® haberse dividido: un presidente no puede ser a la vez vicepresidente, y un ministro de Econom¨ªa tiene que serlo de Hacienda. No es muy seguro que, por devolver la unidad al proceso de toma de decisi¨®n, se acierte, pero s¨ª lo es que manteniendo el nivel de guirigay padecido en estos cinco meses, los enmarques del presidente/vicepresidente sonar¨¢n siempre a lo que son: un embellecimiento de la realidad a costa de la realidad misma.
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