Fraude o ignorancia

?No ten¨ªa el PP idea alguna de la profundidad y la naturaleza de la crisis econ¨®mica (como en su momento le sucedi¨® a Zapatero, por lo que fue acuchillado dial¨¦cticamente) o, conoci¨¦ndola, perpetr¨® un gigantesco fraude con su programa electoral? ?Ten¨ªa un programa oculto ¡ªque es el que se est¨¢ aplicando¡ª, como sosten¨ªan algunos, o no ten¨ªa nada, como dec¨ªan otros? ?Son sectarios sus principales representantes en el Gobierno o unos malos gestores? Cuando pase el tiempo y se analice con un poco de distancia el periodo actual, los polit¨®logos habr¨¢n de abrir un cap¨ªtulo en relaci¨®n con la calidad de la democracia, al comparar la pr¨¢ctica pol¨ªtica aplicada por el equipo de Rajoy con lo que dec¨ªa en la oposici¨®n, inmediatamente antes de llegar a La Moncloa.

No se trata, una vez m¨¢s, de establecer las analog¨ªas y diferencias entre lo que dec¨ªan y lo que han hecho en materia de abaratamiento y facilidades para el despido, subidas de impuestos directos e indirectos, deducciones para la compra de vivienda o adelgazamiento de la inversi¨®n p¨²blica en I+D. Es que todo el programa electoral (en sus dos versiones, la completa titulada Lo que Espa?a necesita, o la abreviada, S¨²mate al cambio. 100 propuestas para el cambio) es un sinsentido en lo concreto y en lo filos¨®fico. Nada tiene que ver el PP te¨®rico de antes del 20 de noviembre con el posterior, lo que acent¨²a las preguntas iniciales: ?era ignorancia o enga?o?

No son las contradicciones ya conocidas. Es que todo el programa del PP es un sinsentido si se compara con lo hecho

Obs¨¦rvense los ejes fundamentales del programa electoral, entre los que figuran textualmente el crecimiento econ¨®mico y la generaci¨®n de empleo, la mejora de la educaci¨®n, la garant¨ªa de la protecci¨®n social con la sanidad y la educaci¨®n como prioridad, el fortalecimiento institucional y la regeneraci¨®n pol¨ªtica o la fiabilidad en el exterior. Se podr¨ªan entender algunos pasos atr¨¢s conforme avanzan los problemas econ¨®micos, pero no aquella apelaci¨®n al di¨¢logo sobre ¡°todas las acciones y acuerdos pol¨ªticos¡± que ofrezcan soluciones duraderas, en relaci¨®n a las permanentes calabazas dadas a la oposici¨®n sobre un pacto de Estado para salir de la crisis. O las llamadas a la revitalizaci¨®n al Parlamento, reconociendo ¡°el derecho de la oposici¨®n a promover iniciativas¡± o recuperando ¡°el sentido constitucional del decreto-ley¡±, cuando casi el 80% de las iniciativas mandadas por el Gobierno a las Cortes se han hecho por este procedimiento sin que muchas de ellas estuviesen acuciadas por la urgencia que lo justifica.

Tanto desgaste en la palabra dada en tan pocos meses. Como cuando el PP defiende en su texto program¨¢tico el compromiso a ¡°preservar el car¨¢cter universal y la calidad de los servicios p¨²blicos que conforman el Estado de bienestar¡± o ¡°con el mantenimiento del poder adquisitivo de las pensiones¡±. ?Es posible que en las filas de la derecha haya quien siga defendiendo, sin sonrojarse, que los elementos claves de su proyecto (¡°ilusionante¡±) se centran en la generaci¨®n de empleo y de oportunidades, la movilidad social y el compromiso con el bienestar, cuando toda la pol¨ªtica econ¨®mica de estos seis meses ha ido en direcci¨®n contraria?