Cinco a?os despu¨¦s
Espa?a est¨¢ encogiendo porque se inhibe su gente. Los empresarios y las familias no deciden
Fue en torno a estas fechas, hace cinco a?os, cuando la desconfianza hizo acto de presencia en la escena financiera global. Al anuncio por Bear Stearns, entonces el quinto mayor banco de inversi¨®n, del cierre de dos hedge funds que invert¨ªan en instrumentos hipotecarios le seguir¨ªan otros episodios. El que se?alaba el contagio transfronterizo fue el de BNP Paribas, tambi¨¦n obligado a liquidar tres fondos especializados en activos hipotecarios estadounidenses. En la primera semana de agosto, el brit¨¢nico Northern Rock sufr¨ªa la negativa expl¨ªcita en esos mercados mayoristas a concederle refinanciaci¨®n, provocando la masiva retirada de dep¨®sitos de sus clientes minoristas y su posterior nacionalizaci¨®n por el Gobierno brit¨¢nico. No solo para el principal ejecutivo de ese banco, Adam Applegarth, el 9 de agosto ser¨ªa ¡°el d¨ªa que cambi¨® el mundo¡±.
El credit crunch hab¨ªa empezado y con ¨¦l la crisis m¨¢s severa desde la Gran Depresi¨®n. Un d¨ªa despu¨¦s, el BCE y la Reserva Federal llevaron a cabo cuantiosas inyecciones de liquidez con el fin de evitar la sequ¨ªa. El colapso, poco m¨¢s de un a?o despu¨¦s, de Lehman Brothers conced¨ªa carta de naturaleza a la singularidad de la crisis financiera y a la subsiguiente Gran Recesi¨®n.
En las notas que siguen se presentan algunos de los rasgos que muy probablemente dominar¨¢n el inicio del sexto a?o de vigencia de la crisis.
La desaceleraci¨®n en las econom¨ªas avanzadas ser¨¢ significativa, acusando el impacto de las tensiones en Europa
1. Renovada y sincronizada desaceleraci¨®n global. La econom¨ªa mundial crecer¨¢ este a?o menos que el pasado. La desaceleraci¨®n en las econom¨ªas avanzadas ser¨¢ significativa, acusando el impacto de las tensiones financieras en Europa. En realidad, el conjunto de las econom¨ªas del G-7 no volver¨¢ a crecer por encima del 1,5% hasta 2014. En la ¨²ltima actualizaci¨®n de sus previsiones, el FMI anticipa una tasa de crecimiento para la econom¨ªa mundial del 3,5% este a?o y del 3,9% el que viene. Ello, siempre que se den tres condiciones, hoy por hoy no garantizadas:
a) Suficiente acci¨®n pol¨ªtica en la Eurozona para que se suavicen las tensiones financieras existentes en las econom¨ªas perif¨¦ricas.
b) Que la pol¨ªtica fiscal en EE UU no se endurezca adicionalmente en 2013.
c) Que en las principales econom¨ªas emergentes se adopten pol¨ªticas de est¨ªmulo del crecimiento para suavizar al menos la muy expl¨ªcita desaceleraci¨®n de este grupo, hasta ahora responsable de buena parte de la expansi¨®n de la demanda global.
Esas exigencias de eficacia y coordinaci¨®n internacional en la definici¨®n e instrumentaci¨®n de las pol¨ªticas econ¨®micas son tanto m¨¢s relevantes cuanto mayores son los obst¨¢culos a la recuperaci¨®n en algunas de ellas. Es el caso de los precios de algunas materias primas, el petr¨®leo de forma destacada, en un nivel hoy casi tres veces superior al vigente en agosto de 2007.
De mayor significaci¨®n es la deuda total, p¨²blica y privada, en algunas de las principales econom¨ªas avanzadas. En EE UU, Jap¨®n, Canad¨¢, Reino Unido, Alemania, Francia, Italia, Irlanda, Portugal, Grecia y Espa?a es hoy superior a la de entonces. Un largo periodo de desapalancamiento con bajo crecimiento se da por descontado en la mayor¨ªa de esas econom¨ªas.
El presidente del BCE destac¨® que los bonos p¨²blicos de algunas econom¨ªas perif¨¦ricas cotizaban el riesgo de fragmentaci¨®n
2. La viabilidad de la Eurozona. La Eurozona sigue siendo el principal foco de desestabilizaci¨®n financiera y el bloque que menos crecer¨¢ este a?o y el pr¨®ximo. Es la propia viabilidad de la moneda ¨²nica la que se encuentra cuestionada. Lo ha admitido el presidente del BCE al destacar que los bonos p¨²blicos de algunas econom¨ªas perif¨¦ricas cotizaban el riesgo de fragmentaci¨®n: ese convertibility risk no solo est¨¢ impidiendo la correcta aplicaci¨®n de la pol¨ªtica monetaria, tambi¨¦n cuestiona la propia existencia del BCE. Algunos bancos de inversi¨®n estadounidenses ya han empezado a tomarse en serio esos riesgos, no solo reduciendo a¨²n m¨¢s su financiaci¨®n a colegas europeos, sino ampliando la cobertura ante riesgos de desintegraci¨®n.
A d¨ªa de hoy no se conocen exactamente los t¨¦rminos de la asistencia del BCE y de los fondos de rescate, el EFSF y el ESM, a los Gobiernos que soliciten formalmente el apoyo a sus bonos p¨²blicos. Aun cuando la participaci¨®n directa del BCE en la crisis bancaria de algunas econom¨ªas perif¨¦ricas sea suficientemente eficaz, no ser¨¢ posible evitar la continuidad de la recesi¨®n en el conjunto de la eurozona. Las pol¨ªticas fiscales, en especial las aplicadas en las econom¨ªas m¨¢s necesitadas de asistencia financiera, seguir¨¢n acentuando la contracci¨®n del crecimiento econ¨®mico actual y potencial.
3. Espa?a, deprimida y frustrada. Sigue siendo en la econom¨ªa espa?ola donde se particulariza de forma m¨¢s expl¨ªcita la perversa combinaci¨®n de una crisis bancaria y la presi¨®n de los mercados de deuda p¨²blica, en un entorno de prolongada e intensa recesi¨®n. No son precisamente esas condiciones las m¨¢s propicias para reducir los dos desequilibrios que en mayor medida singularizan a nuestra econom¨ªa desde el inicio de la crisis: los excepcionales niveles de endeudamiento privado y de desempleo.
La muy probable petici¨®n de asistencia financiera incorporar¨¢ ciertas condicionalidades, entre ellas m¨¢s ajustes fiscales
La muy probable petici¨®n de asistencia financiera para la estabilizaci¨®n de los precios de la deuda p¨²blica incorporar¨¢ una condicionalidad adicional, m¨¢s ajustes fiscales, de impacto igualmente depresivo, sin que garanticen el cumplimiento de los objetivos de saneamiento financiero p¨²blico. La econom¨ªa espa?ola no solo ser¨¢ una de las que en mayor medida reducir¨¢n su ritmo de crecimiento en este a?o y el pr¨®ximo, sino que tambi¨¦n lo est¨¢ haciendo con su crecimiento potencial, como consecuencia del elevado desempleo estructural y la continua reducci¨®n en la inversi¨®n. Este pa¨ªs se est¨¢ encogiendo. No solo porque lo hace el potencial de crecimiento, sino porque se inhibe su gente. Los empresarios y las familias no deciden. O lo hacen amilanados por una gran inseguridad.
La depresi¨®n, en efecto, llega tambi¨¦n a la otra variable igualmente determinante de las posibilidades de recuperaci¨®n econ¨®mica: la confianza. Con los datos recientemente difundidos por el CIS, correspondientes al pasado julio, tanto la confianza actual como las expectativas en los pr¨®ximos seis meses de los consumidores estaban desplomadas, por debajo de aquel m¨ªnimo correspondiente al mismo mes de 2008. No faltan razones que lo expliquen: la evoluci¨®n del desempleo es la m¨¢s importante. El da?o que est¨¢ generando esta crisis es particularmente severo para las familias con rentas y riqueza m¨¢s bajas. El FMI reconoc¨ªa en su reciente informe sobre Espa?a que este era uno de los pa¨ªses en los que se estaba registrando una de las mayores ampliaciones de la desigualdad en la distribuci¨®n de la renta y en el aumento de la pobreza. La d¨¦cada expansiva que concluy¨® con el inicio de la crisis ya hab¨ªa ensanchado significativamente esa desigualdad.
4. La hora de la pol¨ªtica. Europa se enfrenta a algo m¨¢s serio que esa divisi¨®n psicol¨®gica de la que advert¨ªa el primer ministro italiano, Mario Monti, esta misma semana en unas declaraciones a un peri¨®dico alem¨¢n. Con independencia del riesgo de desintegraci¨®n monetaria que cotizan los mercados de bonos, finalmente admitido por el BCE, la propia idea de Uni¨®n Europea es la que se encuentra en juego. Responder a problemas inmediatos ¨²nicamente con la definici¨®n de horizontes a medio y largo plazo, como la uni¨®n bancaria, la uni¨®n fiscal o la propia uni¨®n pol¨ªtica, se est¨¢ revelando como una forma de impotencia para abordar las exigencias m¨¢s urgentes: frenar el deterioro de las condiciones de vida de muchos europeos y la no menos creciente desafecci¨®n de sus instituciones y proyectos.
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