El mayor rescate de la historia
Como en un bucle fatal, el recorrido de la democracia est¨¢ representado en un peque?o pa¨ªs como Grecia. All¨ª tuvo su origen la democracia y en ese mismo lugar descubrimos ahora el sue?o sobre el que se montaba ese sistema pol¨ªtico: que ¨¦ramos due?os de nuestro propio destino. Lo cuenta, pesimista, Fernando Vallesp¨ªn en su ¨²ltimo libro (La mentira os har¨¢ libres, Galaxia Gutenberg): los pol¨ªticos ya no representan a los ciudadanos y se limitan a administrar los imperativos, casi siempre t¨¦cnicos, de un sistema econ¨®mico sobre el que han perdido la capacidad de iniciativa.
Adem¨¢s de la descomposici¨®n social motivada por unas dosis inhumanas de austeridad, Grecia ¡ªcomo otros pa¨ªses europeos¡ª tiene que hacer frente tambi¨¦n a los problemas de liquidez y solvencia de sus bancos, que es como decir de los ahorros de los ciudadanos. Muchas veces en la historia ha habido rescates financieros, pero nunca tan amplios como el que se est¨¢ produciendo ahora en Europa. La Direcci¨®n General de la Competencia de la Comisi¨®n Europea, dependiente del vicepresidente de la misma, el espa?ol Joaqu¨ªn Almunia, es el organismo que ha de autorizar las ayudas de Estado a los bancos y acaba de actualizar sus cifras: desde octubre de 2008, cuando comienza la Gran Recesi¨®n tras la quiebra de Lehman Brothers, hasta finales del a?o 2011 (no se incluye lo acontecido el ejercicio en curso), el total de ayudas autorizadas a la banca asciende a m¨¢s del 12% del PIB europeo, dividido en dos grandes partidas: recapitalizaciones y compra de activos t¨®xicos (320.000 millones de euros y 1,1 billones respectivamente), aproximadamente un 3% del PIB europeo; y garant¨ªas, avales y liquidez por valor del 9% restante.
El 94% de los apoyos p¨²blicos en Espa?a son para la banca
Coincidiendo con estos datos, la Comisi¨®n Nacional de la Competencia (CNC) de Espa?a ha hecho p¨²blicas las ayudas p¨²blicas a la banca durante el a?o 2010, que representan m¨¢s del 94% del total. Estas ayudas equivalen el 8,2% del PIB espa?ol. Alguien, que ser¨ªa inmediatamente acusado de ligereza, podr¨ªa decir que en Espa?a no habr¨ªa un problema de d¨¦ficit p¨²blico si no hubiese habido tantas muletas a la banca. La CNC aporta estos datos en su informe anual y tambi¨¦n la te¨®rica correspondiente: ¡°La concesi¨®n de ayudas p¨²blicas constituye una forma de intervenci¨®n de las Administraciones y el sector p¨²blico en la econom¨ªa que, sin perjuicio de la persecuci¨®n de ciertos objetivos de inter¨¦s p¨²blico, puede alterar el funcionamiento de los mercados, introduciendo distorsiones e ineficiencias y perjudicar la libre competencia¡±. As¨ª que no solo tiene problemas la democracia sino tambi¨¦n la econom¨ªa de mercado.
Entre esas distorsiones e ineficiencias pueden estar las inyecciones de liquidez del Banco Central Europeo (BCE) a la banca. Cuenta Stiglitz (El precio de la desigualdad, Taurus) la siguiente f¨¢bula: si un banco puede pedir dinero prestado al BCE a un tipo de inter¨¦s pr¨®ximo a cero y compra bonos a largo plazo de los Estados, por ejemplo, al 3%, eso supone un beneficio del 3% por no hacer nada. Si al sistema bancario se le presta un bill¨®n de euros, es un suponer, ello supone un regalo de 30.000 millones de euros (superior por ejemplo, al monto de los recortes que tendr¨¢ que hacer Espa?a el a?o que viene para ajustar su porcentaje de d¨¦ficit a las exigencias de la UE). Adem¨¢s, hasta hace poco los bancos tambi¨¦n pod¨ªan depositar el dinero prestado por el BCE en el propio BCE y recibir intereses por esos dep¨®sitos, lo que significa otra transferencia (semioculta) de los contribuyentes a los bancos.
Estas pr¨¢cticas desincentivan los pr¨¦stamos a particulares, m¨¢s arriesgados. El BCE no ha impuesto condiciones a los bancos que recibieron esos fondos: ni condiciones para mantener el flujo de cr¨¦ditos a las familias y empresas (m¨¢s all¨¢ de las declaraciones ret¨®ricas) ni condiciones para no utilizar el dinero con el objeto de pagar las bonificaciones astron¨®micas y fuera de mercado de sus directivos.
Se precisa una explicaci¨®n p¨²blica en los Parlamentos del balance de todas estas muletas p¨²blicas, para que no sea cierta la conclusi¨®n de Vallesp¨ªn en el libro citado: en la pol¨ªtica ha dejado de funcionar la distinci¨®n entre lo verdadero y lo falso, esfum¨¢ndose la posibilidad de establecer un m¨ªnimo control racional del discurso pol¨ªtico mediante una argumentaci¨®n p¨²blica.
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