Un gran logro con defectos
El doblete del supervisor europeo es una tara que no empa?a la magn¨ªfica noticia de su creaci¨®n
Excajas bancarizadas y bancos-bancos espa?oles ser¨¢n inspeccionados casi en su totalidad por el supervisor ¨²nico europeo, hegemonizado por el BCE. As¨ª ser¨¢ en un futuro merced a los criterios reci¨¦n adoptados por el Ecofin y ratificados por el Consejo Europeo, pues casi todas las entidades superan el list¨®n, considerado propio de los bancos sist¨¦micos, de los 30.000 millones de activos. A la inversa, la mayor¨ªa de entidades alemanas seguir¨¢n sometidas a su supervisi¨®n nacional, aunque en casos graves el BCE absorber¨¢ su funci¨®n.
La lectura instant¨¢nea parec¨ªa obvia: ventaja asim¨¦trica para Alemania, falta de equidad, favoritismo, diktat... pues se presume que el supervisor pr¨®ximo es m¨¢s amable, y que el lejano, m¨¢s exigente. Pero una segunda lectura suaviza la anterior: en Alemania hay muchas m¨¢s entidades peque?as que en Espa?a, y la divisoria de tama?o es igual para todos. Adem¨¢s, Berl¨ªn puede pagar en solitario los platos rotos de sus bancos t¨®xicos; Madrid, no, pues debi¨® acudir en verano al rescate bancario de la UE.
Y a¨²n hay una tercera lectura: al presuponerse que la supervisi¨®n directa del BCE ser¨¢ la m¨¢s rigurosa, pasar su examen acreditar¨¢ en principio una mayor calidad a los activos de las entidades por ¨¦l controladas. Quiz¨¢ al final el sector espa?ol habr¨¢ obtenido escritura recta manufacturada sobre renglones torcidos.
Esas comparaciones nacionales pueden ilustrar lo que quiz¨¢ sea el defecto esencial del sistema adoptado. La dualidad del ¡°supervisor ¨²nico¡± ¡ªen realidad, de doble pata: directamente europea a cargo del BCE y nacional, bajo control indirecto del BCE¡ª es susceptible de producir distorsiones, en favor de unos o de otros seg¨²n su mercado nacional de procedencia o su tama?o.
As¨ª, habr¨¢ entidades que para evitar el control directo de Fr¨¢ncfort centrifuguen activos fuera de su balance, hacia zonas de sombra exentas de control, para no llegar al umbral de los 30.000 millones. Y quiz¨¢ otras que crezcan a demasiada velocidad para alcanzar lo contrario. Seg¨²n y como vayan las cosas, el riesgo es una carrera hacia el mayor tama?o que reduzca la competencia, oligopolice al sector y proteja demasiado a los demasiado grandes para caer. La esperanza de que ese dualismo se diluya deber¨¢ fiarse a que el prestigio de la impronta-BCE impregne a los dem¨¢s.
Otro reto del sistema estriba en si ser¨¢ o no eficaz el cortafuegos institucional entre las dos funciones del BCE, la monetaria y la (nueva) supervisora, pues pueden ser contradictorias. Aquella busca la estabilidad de precios; esta, la financiera.
Y el tercer elemento discutible es la supervivencia de la Autoridad Bancaria Europea, la EBA, mantenida con el indisimulado prop¨®sito de agradar a Londres y a otros socios ajenos a la moneda ¨²nica. Aunque se desprovee a la EBA de su funci¨®n estrella ¡ªla pr¨¢ctica de las pruebas de estr¨¦s¡ª, redactar¨¢ los manuales para la supervisi¨®n. ?Con qu¨¦ sabidur¨ªa pr¨¢ctica, si queda alejada de la inspecci¨®n cotidiana?
Pese a esos defectos o inc¨®gnitas de orden t¨¦cnico, la luz verde al supervisor ¨²nico es una extraordinaria noticia. Para los pa¨ªses con banca ya rescatada (Espa?a e indirectamente Irlanda) porque la cumbre ratific¨® lo que tantos daban por perdido o rebajado, desde los prop¨®sitos de junio. A saber, la posibilidad del rescate directo a las entidades, una vez se defina ¡ªcomo reza su conclusi¨®n n¨²mero 10¡ª en el primer semestre de 2013 ¡°el marco operacional¡± de la supervisi¨®n ¡°incluida la definici¨®n de los activos hist¨®ricos¡±, o sea, el rescate directo retrospectivo, de modo que no grave la deuda ni el d¨¦ficit p¨²blicos espa?oles.
Pero lo capital es que el acuerdo sobre el supervisor, aunque acarree defectos, se logr¨® contra las expectativas de fiasco activadas por todos los donp¨¦simos del continente. La primera piedra de la uni¨®n bancaria est¨¢ colocada. Eso augura que seguir¨¢n las otras, y certifica que sigue vivo el proyecto refundador de la uni¨®n econ¨®mica. Pese al pesimismo, el catastrofismo y el euroescepticismo, el euro anda, vivo y coleando. ¡°En cada fase fundamental de la crisis actual [los europeos] han hecho todo lo que era necesario para evitar el hundimiento del euro¡±, acaba de escribir el director del prestigioso Peterson Institute, Fred Bergsten, en Pol¨ªtica Exterior. O, como concluye Jos¨¦ Ignacio Crespo en Las dos pr¨®ximas recesiones (Deusto, 2012), ¡°la zona euro sobrevivir¨¢ y el euro tambi¨¦n¡±.
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