Barcos sin caladeros
La flota espa?ola sufre la falta de acuerdos con terceros pa¨ªses
Espa?a es uno de los principales pa¨ªses comunitarios en el consumo de pescado, con un volumen medio de m¨¢s de cuarenta kilos por persona y a?o. La falta de recursos suficientes para atender esa demanda hizo que tradicionalmente Espa?a dispusiera de una flota esparcida por los mares de todo el mundo para lograr las capturas suficientes y atender el consumo del mercado interior. En funci¨®n de esta necesidad, Espa?a fue un pa¨ªs pionero en el desarrollo de acuerdos bilaterales con pa¨ªses con caladeros ricos especialmente en ?frica y Am¨¦rica, as¨ª como en la constituci¨®n de empresas mixtas para poder pescar.
Tras el ingreso en la Uni¨®n Europea, los acuerdos, actualmente una veintena, pasaron a estar gestionados por las autoridades comunitarias, desde donde se ha mantenido la misma pol¨ªtica, aunque cada d¨ªa con m¨¢s dificultades por tres razones. La primera, por las mayores demandas econ¨®micas de todos los pa¨ªses a la hora de ceder la explotaci¨®n de sus aguas, tanto para las arcas comunitarias como en los c¨¢nones a pagar por los armadores. La segunda, por el aumento de las exigencias en materia de artes o vedas, alegando el agotamiento de los caladeros, unos recursos que en muchos casos, como sucede con Marruecos, esos mismos pa¨ªses adjudican a otras flotas fuera de la UE con acuerdos bilaterales. Hay una tercera raz¨®n: los Gobiernos han decidido explotar directamente sus recursos propios y proceder a la exportaci¨®n de los productos a pa¨ªses como Espa?a.
Este contexto se ha traducido en los ¨²ltimos tiempos en suspensi¨®n de acuerdos de pesca y muchas dificultades para suscribir otros nuevos, lo que ha obligado a la constituci¨®n de sociedades mixtas para acceder a esas aguas.
La actividad de la flota espa?ola tampoco ha tenido una vida f¨¢cil en las aguas comunitarias, donde en cada campa?a se distribuyen las cuotas de capturas. Cabe se?alar un dato que lo pone en evidencia: en el momento del ingreso de Espa?a en la Uni¨®n Europea operaba en esas aguas la llamada flota de los 300. A?o tras a?o, por el recorte de las posibilidades de capturas, esa flota se ha ido reduciendo hasta el centenar.
Hace un a?o, los barcos que faenaban en Marruecos
Con el ingreso en la UE, en materia de pesca, Espa?a sufri¨® la presi¨®n de los intereses de otros pa¨ªses miembros con la aplicaci¨®n de la llamada estabilidad relativa. En otras palabras, la asignaci¨®n de cuotas en funci¨®n de las capturas existentes antes de la integraci¨®n. Espa?a ha intentado reiteradamente, sin ¨¦xito, modificar esa distribuci¨®n. Sin embargo, esa pol¨ªtica supuso una reducci¨®n de su flota de un 40%, mientras que otros pa¨ªses mantuvieron e incluso aumentaron las mismas para vender sus capturas en Espa?a. Esta situaci¨®n ha obligado a que algunos armadores espa?oles hayan adquirido barcos en otros pa¨ªses comunitarios para desarrollar su actividad.
En lo que afecta a los acuerdos con terceros pa¨ªses, el panorama no es el mejor.
Hace poco m¨¢s de un a?o, el 14 de diciembre de 2011, los barcos que faenaban en aguas de los caladeros de Marruecos y de S¨¢hara se vieron obligados a volver a puerto ante la decisi¨®n del Parlamento Europeo de rechazar la pr¨®rroga de un a?o que hab¨ªa acordado la Comisi¨®n el mes de febrero anterior. El Parlamento aleg¨® que Marruecos no cumpl¨ªa los derechos humanos. Era el mismo Parlamento que meses antes hab¨ªa dado luz verde al acuerdo agr¨ªcola con el mismo pa¨ªs, pero con una diferencia: el acuerdo pesquero perjudica a Espa?a y el agr¨ªcola beneficia a consumidores del centro y norte de la UE y perjudica tambi¨¦n a Espa?a.
Sobre el papel, el ¨²ltimo acuerdo con Marruecos permit¨ªa faenar a un centenar de barcos espa?oles. Pero las mayores exigencias en materia de vedas y artes de pesca y la disminuci¨®n de los recursos dieron lugar a que en ese acuerdo solo estuvieran pescando unos 70 barcos, que regresaron a puerto. Las buenas relaciones del ministro Miguel Arias Ca?ete con Rabat no han acelerado la firma de un nuevo acuerdo por las nuevas exigencias de Marruecos ante la UE.
En condiciones normales, una parte de los barcos que operaban en el caladero marroqu¨ª ten¨ªan la posibilidad de acceder a las aguas del caladero mauritano. Hoy esta posibilidad no existe.
Bruselas suscribi¨® en agosto un nuevo acuerdo con ese pa¨ªs por un periodo de dos a?os con un coste anual de 70 millones de euros para las arcas comunitarias, a los que se sumar¨ªan otros 30 millones de euros a pagar por los armadores. En virtud de ese acuerdo, faenaban en esas aguas 24 barcos cefalopoderos y otros 23 barcos marisqueros. Hoy, tras la firma de ese acuerdo, ambas flotas han renunciado a operar en esas aguas por considerar que las condiciones impuestas por Mauritania hacen que la actividad no sea rentable. De los dos a?os que dura el acuerdo, los barcos cefalopoderos no podr¨¢n faenar durante un a?o. Por su parte, a los barcos marisqueros se les obliga a faenar a ocho millas de la costa frente a los seis del acuerdo anterior, lo que rebaja las posibilidades de capturas. Mauritania alega problemas en los recursos, mientras Espa?a considera que no hay datos cient¨ªficos que los confirmen. Espa?a ha intentado en Bruselas el rechazo de un acuerdo in¨²til y caro impulsado por la comisaria Mar¨ªa Damanaki.
En el continente africano, entre otros pa¨ªses, no se utiliza el acuerdo con Guinea-Bissau por razones de seguridad; est¨¢n muertos los de Senegal, Angola o Guinea Conakri; no hay acuerdo con Gab¨®n por la denuncia sobre el incumplimiento de los derechos humanos; funcionan otros como los de Madagascar, Cabo Verde, S?o Tom¨¦, Mozambique, Seychelles, Costa de Marfil o Kiribati. Pasaron a la historia los acuerdos con pa¨ªses sudamericanos y constituyen una salida para la flota congeladora las posibilidades que se mantienen en caladeros de aguas internacionales. Armadores y tripulaciones reciben ayudas por parada temporal.
Espa?a tiene una demanda de pescado de 1,5 millones de toneladas. Importa una media de 1,6 millones y exporta casi un mill¨®n, sobre todo de pescado congelado. Destacan las compras a terceros pa¨ªses como Argentina, Marruecos, Namibia, China y Vietnam de donde se han multiplicado las ventas de panga. En la UE se ha registrado un fuerte aumento de compras a otros pa¨ªses. Las capturas propias se elevan a unas 700.000 toneladas, aunque solo menos de 300.000 corresponden a los caladeros nacionales.
En conjunto, dos terceras partes de las capturas proceden de los caladeros exteriores.
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