La Euroc¨¢mara da m¨¢s poder a Bruselas para tutelar los presupuestos nacionales
La comisi¨®n podr¨¢ enviar misiones a los pa¨ªses incumplidores del d¨¦ficit Tambi¨¦n se dota de competencias para forzarles a solicitar el rescate de sus socios Alemania vuelve a impedir cualquier compromiso sobre las medidas de est¨ªmulo
Nueva vuelta de tuerca del diktat merkeliano en Bruselas. El Parlamento Europeo ha aprobado hoy dar a¨²n m¨¢s poder a la Comisi¨®n Europea para tutelar los presupuestos de los socios europeos. Se trata de un control ex ante: Bruselas podr¨¢ exigir cambios en los proyectos de Presupuestos Generales del Estado, antes de que se aprueben, si detecta desviaciones respecto a los objetivos de ajuste fiscal, seg¨²n el acuerdo alcanzado entre la presidencia irlandesa de la UE y la Euroc¨¢mara. La nueva normativa refuerza a¨²n un poco m¨¢s esa obsesi¨®n bruselense por embridar los d¨¦ficits fiscales que, como efecto secundario, ha metido a la eurozona entera en una segunda y preocupante recesi¨®n. Adem¨¢s, permite a Bruselas enviar misiones de control cuando lo considere oportuno y obligar a pedir asistencia financiera a la UE cuando la Comisi¨®n lo estime conveniente. Tanto Grecia como Irlanda y Portugal se resistieron a ser rescatados hasta el ¨²ltimo minuto, y solo accedieron a rega?adientes, tras ser pr¨¢cticamente obligados por el Banco Central Europeo.
La Euroc¨¢mara ha dilatado al m¨¢ximo la aprobaci¨®n del denominado Two Pack. Los socialistas, los verdes y los liberales del Parlamento Europeo quer¨ªan algunas concesiones a cambio de reforzar, una vez m¨¢s, la disciplina fiscal. La principal es la formaci¨®n de un comit¨¦ de sabios que examinar¨¢ la creaci¨®n de un fondo de mutualizaci¨®n de la deuda soberana europea, del estilo del que en su d¨ªa propusieron los sabios alemanes. Berl¨ªn se opone frontalmente a ese proyecto con vagas referencias al riesgo moral, pese a que instituciones como el Fondo Monetario Internacional apoyan esa iniciativa. Finalmente, el grupo de expertos presentar¨¢ sus conclusiones en un plazo de un a?o. No ser¨¢n vinculantes.
Liberales, socialistas y verdes persegu¨ªan tambi¨¦n medidas de la Comisi¨®n a favor del crecimiento. Pero Bruselas es, de momento, inflexible en ese aspecto: Alemania, de nuevo, no quiere ver ni en pintura ning¨²n tipo de est¨ªmulo que haga la m¨¢s m¨ªnima sombra a las pol¨ªticas de austeridad a ultranza que campan a sus anchas en la Uni¨®n. El presidente de la Euroc¨¢mara, el socialdem¨®crata alem¨¢n Martin Schulz, ha explicado que el Parlamento Europeo ¡°se ha asegurado nuevas leyes que har¨¢n mucho m¨¢s respecto al crecimiento econ¨®mico¡±, pese a los magros resultados finales en ese ¨¢mbito (vagas promesas acerca de la no contabilizaci¨®n de algunas inversiones en el d¨¦ficit p¨²blico: contabilidad creativa a falta de dinero fresco). El vicepresidente y comisario de Asuntos Econ¨®micos de la Comisi¨®n, Olli Rehn ¡ªdestinatario de ese mayor control presupuestario, que le convierte pr¨¢cticamente en un virrey europeo en temas fiscales¡ª se ha felicitado por la aprobaci¨®n: ¡°Se ha logrado un avance decisivo que permitir¨¢ un nuevo refuerzo significativo en la gobernanza econ¨®mica de la eurozona¡±.
El nivel de control presupuestario del que dispone ya la Comisi¨®n tiene varias capas, como una suerte de cebolla fiscal. Est¨¢ el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, que fija el objetivo del d¨¦ficit del 3% del PIB. Est¨¢ el llamado Six Pack, y ahora tambi¨¦n el Two Pack. Est¨¢n los controles sobre los desequilibrios macroecon¨®micos y los procedimientos por d¨¦ficit excesivo, que llegado el caso permiten incluso imponer sanciones a los pecadores fiscales. Y Berl¨ªn ha conseguido que varios pa¨ªses incluyan incluso el sacrosanto d¨¦ficit cero en sus Constituciones, con procesos acelerados como en el caso de Espa?a. Bruselas prepara todav¨ªa otra vuelta de tuerca adicional, con una serie de contratos en los que los pa¨ªses se comprometan, negro sobre blanco, a hacer reformas. Todos esos controles se han ido imponiendo paulatinamente, despu¨¦s de que Alemania y Francia hicieran saltar por los aires cuando les convino el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, all¨¢ por 2005, cuando Alemania era el ¡°enfermo de Europa¡± y su d¨¦ficit se desboc¨® por encima del 3%. Berl¨ªn estaba acometiendo ambiciosas reformas por aquel entonces, pero con el actual marco normativo en la mano Bruselas hubiera podido imponerle ajustes adicionales lesivos para el crecimiento.
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