Libre comercio transatl¨¢ntico
Es una buena noticia que los dos bloques avancen hacia un comercio sin restricciones
Los m¨¢ximos mandatarios de la UE y de EE UU anunciaron solemnemente su disposici¨®n a formalizar un ambicioso acuerdo de libre comercio entre ambos bloques econ¨®micos, ¡°el m¨¢s importante que se haya firmado nunca¡±. En el discurso sobre el estado de la Uni¨®n, el presidente Obama le asign¨® un papel destacado y desencaden¨® la apertura del procedimiento para iniciar las negociaciones sobre una Asociaci¨®n Transatl¨¢ntica de Comercio e Inversi¨®n: la mayor zona de libre comercio del mundo. Queda su concreci¨®n y eliminar los demonios que sobrevolar¨¢n entre los detalles.
Es saludable que los responsables pol¨ªticos se empe?en en avanzar hacia el libre intercambio de bienes servicios, capitales, licitaciones p¨²blicas y personas en momentos de crisis tan grave como los actuales. Una de las consecuencias m¨¢s inquietantes de la crisis fue el inmediato desplome en el volumen de comercio internacional, sin precedentes desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Afortunadamente, superada la recesi¨®n simult¨¢nea de todas las econom¨ªas de la OCDE en 2009, tambi¨¦n se recuper¨® el comercio global. Lo que no ha desaparecido del todo son las amenazas al juego limpio entre las naciones, las tentaciones por proteger a las empresas locales frente a las extranjeras. El reciente episodio de guerra de divisas, derivado del desigual comportamiento expansivo de las pol¨ªticas monetarias, es un exponente de esos riesgos de llevar a cabo aquellas ¡°pol¨ªticas de empobrecimiento del vecino¡± sobre las que advert¨ªa la economista brit¨¢nica Joan Robinson al inicio de la Gran Depresi¨®n.
Por eso es una buena noticia que los dos bloques econ¨®micos m¨¢s importantes del mundo avancen en la direcci¨®n de la libertad del comercio sin restricciones, aunque en principio se limite a las relaciones bilaterales. Significar¨¢ mayor certidumbre en la que asentar los intercambios y con ello mayores posibilidades de crecimiento econ¨®mico y empleo. Poco importa ahora que el impacto concreto sea ese 0,5% del PIB que anticipaba el voluntarista presidente de la Comisi¨®n Europea hace unas semanas. Lo relevante es que se exorcizan algunos demonios que pesan en circunstancias recesivas como las actuales. No menos importante ser¨¢ el efecto demostraci¨®n que frente al resto del mundo puede tener ese compromiso por profundizar en el libre comercio.
En su concreci¨®n definitiva no faltar¨¢n problemas y obst¨¢culos, especialmente en aquellos sectores que hoy se mantienen en ambas econom¨ªas m¨¢s abrigados frente a la libre competencia. El agr¨ªcola es quiz¨¢s el m¨¢s destacado. No ser¨¢n tanto dificultades asociadas a la cuantificaci¨®n de aranceles (de hecho, se propone eliminarlos completamente sobre las producciones agr¨ªcolas e industriales) sino otro tipo de especificaciones y barreras al comercio las que dificulten los avances en ese acuerdo, desde cuestiones sanitarias a las medioambientales. Las industrias automovil¨ªsticas, alimentaria, qu¨ªmica o farmac¨¦utica son hoy las que en mayor medida soportan ese tipo de barreras o restricciones no estrictamente arancelarias.
No ser¨¢ f¨¢cil ver en poco tiempo un acuerdo tan ambicioso como el enunciado. De ambas burocracias depender¨¢, nuevamente, que un buen prop¨®sito no acabe conformando un nuevo foco de tensi¨®n o ensanchando los desencuentros ya existentes.
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