El at¨²n de almadraba, a la pesca de turistas
Como cada mes de mayo, laberintos kilom¨¦tricos de redes se extienden en el mar de C¨¢diz para que las almadrabas, como desde tiempos fenicios, capturen atunes rojos salvajes, un arte ancestral que se ha convertido en todo un reclamo tur¨ªstico para localidades como Conil, Barbate, Tarifa o Zahara.
Todas ellas despliegan este mes distintas fiestas gastron¨®micas para disfrutar de este preciado pescado, un manjar que, aunque en su mayor parte tiene a Jap¨®n como destino, en estas fechas puede encontrarse en las cartas de muchos restaurantes de la zona.
La degustaci¨®n del at¨²n rojo salvaje de almadraba se convierte as¨ª en un reclamo tur¨ªstico de las cuatro localidades gaditanas en las que asientan su actividad las almadrabas, que, adem¨¢s, ofrecen tambi¨¦n posibilidades de vivir de cerca, desde un barco, una "levant¨¢", como se conoce la captura de los atunes rojos, o de acercarse al "ronqueo", como se denomina el despiece de un pescado que muchos llaman "el cerdo del mar" porque de ¨¦l se comen hasta las pesta?as.
El mes de mayo es el momento de disfrutar de la experiencia gastron¨®mica y de ese sistema de pesca, uno de los m¨¢s antiguos del mundo y que aprovecha las migraciones de los atunes rojos desde el Atl¨¢ntico al Mediterr¨¢neo para desovar, cuando su carne es m¨¢s sabrosa y apreciada.
Es en este momento cuando las almadrabas, con un tradicional sistema de pesca que es de los m¨¢s antiguos del mundo, extienden a unos tres kil¨®metros de la costa una l¨ªnea de redes con unos 34 metros de fondo, en la que los atunes quedan atrapados.
Para su captura, varias embarcaciones rodean las redes hasta hacer llegar los atunes al denominado colador, ¨²nica parte que tiene fondo.
Los pescadores echan entonces una red, que luego van levantando hacia la superficie para, con ayuda de un buzo, seleccionar los ejemplares que por su tama?o y su peso est¨¢n listos para convertirse en uno de los manjares m¨¢s apreciados.
Zahara de los Atunes, Barbate, Tarifa y Conil de la Frontera, localidades en las que se asientan las almadrabas, celebran esta ¨¦poca de capturas con fiestas gastron¨®micas en las que la cocina tradicional y la m¨¢s innovadora se entremezclan.
Cocina en directo, pasacalles, conferencias, proyecci¨®n de documentales y hasta atracciones de feria festejan la llegada de los atunes con distintas rutas.
As¨ª Zahara de los Atunes celebra del 14 al 19 de mayo su V Ruta del At¨²n, una iniciativa a la que se unen cerca de cuarenta establecimientos en los que se pueden degustar sugerentes platillos con nombres como "Capricho de At¨²n", "At¨²n con caricias del mar", "At¨²n piwiki", "Petit suisse de At¨²n" o "Golpe de At¨²n".
Los participantes en la ruta pueden optar a premios si consiguen llenar de suficientes sellos su "Tapaporte"
En Conil de la Frontera la Ruta del At¨²n, que alcanza este a?o su XVII edici¨®n y dura un mes, se inicia el 10 de mayo con una muestra en la que participan muchos restaurantes de la localidad, que ofrecen delicias con las que compiten en un concurso gastron¨®mico.
Tarifa, que celebra este a?o, en junio, la primera edici¨®n de la Ruta de la Tapa y Barbate, que cuenta con un Centro de Interpretaci¨®n de la Almadraba, despliegan tambi¨¦n actividades gastron¨®micas con las que esperan pescar, con el reclamo del at¨²n de almadraba, visitantes.
Las cuatro localidades, unidas por esta milenaria ruta del at¨²n rojo, han colocado este a?o en lugares bien visibles unas gigantescas esculturas de bronce de atunes de siete metros de largo obra del artista de Chiclana Pedro Luis Barber¨¢ y con las que quieren hacer un homenaje a un pescado que ha marcado su historia, su cultura y su econom¨ªa.
Un arte que adem¨¢s sigue, a?o tras a?o, luchando por su supervivencia debido a las limitaciones de la cuota de captura de at¨²n rojo que le corresponde, y que este a?o, como el anterior, se mantiene en 657 toneladas.
Las empresas que gestionan las almadrabas insisten en que esa cuota hace peligrar la viabilidad de un sector que crea quinientos empleos directos y doscientos indirectos y que este a?o no albergar¨¢, como en a?os anteriores, el Observatorio Cient¨ªfico del At¨²n, que permit¨ªa extender su actividad en el mar una vez que agotaban la cuota que les correspond¨ªa.
Las almadrabas, que tardan dos meses en instalar su laberinto de redes en el mar y otros dos en recogerlo, buscan aliados en su lucha por sobrevivir otros tres mil a?os.
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