Un histri¨®n en la Corte de Bill Gates
Ballmer se ha dejado siempre llevar por su impulsividad
A Steve Ballmer se le pueden criticar muchas cosas, pero posee una virtud que escasea en el mundillo de los ejecutivos: es divertido y directo. Los que han asistido a alguna de las presentaciones que hace en las convenciones anuales con sus clientes pueden dar fe de esa impulsivividad. A camisa descubierta, empapado en sudor, no duda en empezar a dar saltos por el escenario, solicitando el aplauso, mientras se desga?ita proclamando su amor por Microsoft: ¡°?Quiero a esta empresa!¡± Alguna de esas intervenciones se ha convertido en viral en Internet como en la que hizo un llamamiento a los desarrolladores para que sumaran al universo Windows (¡°?Developers, developers, developers!¡±, grita sin parar).
Pero esa efusividad le ha jugado muchas malas pasadas que han derivado en errores garrafales de gesti¨®n. Sus patinazos son hist¨®ricos. Como cuando en enero de 2007, cuando Apple anunci¨® el lanzamiento de iPhone, le vaticin¨® un fracaso: ¡°?500 d¨®lares? Es el tel¨¦fono m¨¢s caro del mundo. Y no es atractivo para los ejecutivos porque no tiene teclado y no les servir¨¢ para manejar los correos electr¨®nicos¡±
Adem¨¢s de su resquemor hacia Apple, la r¨¢pida ascensi¨®n de Google tambi¨¦n le ha llevado a la crispaci¨®n. En 2004, cuando uno de sus directivos le confes¨® que se iba a Google, Ballmer no pudo reprimir su ira y lanz¨® una silla que cruz¨® volando la oficina al tiempo que aullaba: ¡°?Voy a acabar con Google!¡±.
Mientras comparti¨® la direcci¨®n de Microsoft con Bill Gates, que le contrat¨® en 1980 para que dirigiera la parte administrativa, el t¨¢ndem funcion¨® a las mil maravillas. Pero cuando el fundador dej¨® la compa?¨ªa en 1998 para dedicarse a sus labores filantr¨®picas, su gigante (mide casi dos metros) y corpulento socio crey¨® que Microsoft no ten¨ªa rival, y pod¨ªa vivir de espaldas a todo, y se encontr¨® yendo a rebufo de los nuevos competidores.
Ni pudo hacer frente al iPod con su reproductor Zune, ni su buscador Bing le ha hecho sombra a Google, ni Windows Phone cuenta con la confianza que los fabricantes de m¨®viles han puesto en Android o iOS (Apple) para que manejen las tripas de sus terminales. La prueba de que su gesti¨®n no ha sido la mejor es que desde que tom¨® el mando de la compa?¨ªa las acciones de Microsoft han perdido la mitad de su valor.
En lo personal, a Ballmer no le ha ido mal. A sus 57 a?os, acumula una fortuna superior a los 15.000 millones de d¨®lares (11.280 millones de euros) y es el 51 hombre m¨¢s rico del mundo, seg¨²n la revista Forbes.
Tras su retirada podr¨¢ dedicarse a su gran pasi¨®n: el baloncesto. Este mismo a?o intent¨® comprar por 550 millones de d¨®lares Sacramento Kings, con el objetivo de mudar el equipo a Seattle y resucitar los Supersonics, desaparecidos en 2008. Pero la NBA fren¨® sus planes. Ahora tendr¨¢ tiempo para volver a las canchas como un espectador de lujo.
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