¡°La dignidad es la esencia de la sostenibilidad social¡±
Ruggie es el creador de Principios Rectores para Empresas y Derechos Humanos de la ONU
Es el a?o 1999. La rueda de prensa de presentaci¨®n del Global Compact (un acuerdo que trata de equilibrar los intereses de las empresas con los valores de la sociedad civil) en el Foro de Davos (Suiza). Junto a Kofi Annan (antiguo secretario general de la ONU) est¨¢n el responsable de una de las principales empresas del planeta, el l¨ªder de un gran sindicato estadounidense y el presidente de una organizaci¨®n no gubernamental. Es el turno de preguntas. Y un periodista lanza la primera¡
¡ªSe?or secretario general, est¨¢ al lado de Philip Knight [antiguo consejero delegado de Nike], ?no es c¨®mo cenar con el diablo?
Sin titubear, Kofi Annan replica:
¡ªLos ¨¢ngeles no necesitan mi ayuda.
Esta an¨¦cdota que narra John Ruggie (Graz, Austria, 1944), profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad de Harvard, revela que las compa?¨ªas y las personas cohabitan con serias dificultades. Ruggie lo sabe. De hecho, dedic¨® seis a?os a construir los Principios Rectores para Empresas y Derechos Humanos de la ONU (Guiding Principles). Una de esas iniciativas que pueden cambiar el mundo. ?C¨®mo? Protegiendo al trabajador frente a los abusos. D¨¢ndole un entorno seguro. Cuidando su voz y su palabra. Vigilando el enorme poder de las multinacionales. Lo cuenta el mismo d¨ªa que presenta los Planes de Sostenibilidad 2013-2014 de Repsol.
Pregunta. Si Wal-Mart fuera un Estado, ser¨ªa tan rico como Suecia. Y Shell tendr¨ªa el mismo PIB que Austria. ?Por qu¨¦ hemos consentido que las multinacionales tengan tanto poder?
Respuesta. Est¨¢ midiendo cosas diferentes, dos variables distintas. Pero siguiendo su idea, Wal-Mart es un buen ejemplo. Si fuera un pa¨ªs ser¨ªa el s¨¦ptimo mayor socio comercial de China. Esto es consecuencia de la globalizaci¨®n, que se inicia en los a?os noventa y que lleva aparejada procesos de desregulaci¨®n, privatizaci¨®n y ca¨ªdas de las barreras arancelarias. A la vez han aumentado las habilidades de las grandes empresas para proteger su propiedad intelectual y sus inversiones a trav¨¦s de mecanismos legales. Adem¨¢s, desde esos a?os noventa, el comercio en el mundo es muy asim¨¦trico. Al tiempo que las corporaciones y los mercados iban estando cada vez m¨¢s estrechamente unidos, nuestra habilidad, como pa¨ªses, para manejar las consecuencias adversas que todo esto produce se ha estancado. Para las grandes compa?¨ªas, el hecho de que haya fronteras es un inconveniente menor, mientras que para quienes gobiernan es una tozuda realidad.
¡°?Para las empresas, hacer las cosas
P. ?C¨®mo podemos evitar que Zara, Armani o GAP se lucren de las inaceptables condiciones laborales de, por ejemplo, las f¨¢bricas de Bangladesh?
R. Esto est¨¢ empezando a cambiar. El inicio de este cambio lleg¨® cuando Nike fue atacada por utilizar proveedores en Indonesia que trabajaban en condiciones inasumibles. La respuesta de la compa?¨ªa fue: ¡°No es nuestro problema. Solo compramos sus productos. No somos sus due?os y no tenemos ninguna relaci¨®n accionarial¡±. Esta clase de argumentos nunca m¨¢s volver¨¢n a ser v¨¢lidos.
Lo que hemos visto en el ¨²ltimo a?o es que no solo las condiciones laborales son malas, sino que los propios edificios est¨¢n mal construidos. Wal-Mart o Nike no incluyen en sus c¨®digos los edificios. Asumen que son revisados por los Gobiernos. Hemos aprendido que las compa?¨ªas no solo son responsables del entorno del trabajo, sino, en cierta medida, de la propia estructura f¨ªsica del edificio. Esto tampoco es bueno de por s¨ª. El Gobierno de Bangladesh tiene una responsabilidad que no puede obviar. La Administraci¨®n debe involucrarse en los procesos.
P. Hace un mes, un joven de 21 a?os, becario en Bank of America, mor¨ªa tras estar 72 horas consecutivas trabajando. Antes vimos una oleada de suicidios en France Telecom. La excesiva presi¨®n laboral no es exclusiva del Tercer Mundo.
R. Son diferentes niveles de problemas. Pero sin duda son m¨¢s perversos en Bangladesh que en Suiza. Y la capacidad para manejarlos es mucho mayor en Suiza que en el pa¨ªs asi¨¢tico. Tambi¨¦n hemos visto suicidios en Nueva York relacionados con las condiciones en las que trabajan obreros, sobre todo ilegales, pero la polic¨ªa persigue estos casos. Esta es la gran diferencia.
P. ?Cree que el capitalismo desmedido ha creado una gran distancia entre la propiedad y la clase trabajadora?
R. En Estados Unidos, que es de donde procedo, la desigualdad en la distribuci¨®n de la riqueza nunca, desde los a?os veinte, ha sido tan grande como ahora. Es algo escandaloso e inaceptable.
P. ?Hay una relaci¨®n directa entre la recesi¨®n y un aumento de los abusos de las empresas sobre los trabajadores?
R. No tengo evidencias de que exista esa relaci¨®n, al menos en los pa¨ªses occidentales.
P. ?Por qu¨¦ las empresas deber¨ªan preocuparse de los derechos humanos?
R. Es la esencia de la sostenibilidad social de las empresas. Las compa?¨ªas creen que los derechos humanos son algo t¨¦cnicamente complejo. No es as¨ª. Nos hablan de la dignidad humana y de tratar a la gente con dignidad. Cualquier gran ejecutivo le hablar¨¢ de sostenibilidad, pero, para las personas, la verdadera esencia de la sostenibilidad social es la dignidad.
P. Los Guiding Principles es un avance revolucionario. Pero a¨²n no hay un acuerdo internacional en sentido estricto. ?Por qu¨¦?
R. Le contar¨¦ una an¨¦cdota. Cuando present¨¦ los Guiding Principles al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, algunos de los embajadores, a los cuales solo podr¨ªa definir como aguafiestas, dijeron: ¡°Deber¨ªan ser enviados a un proceso intergubernamental para mejorarlos¡±. [Se r¨ªe, pues sabe que esto hubiera supuesto la muerte burocr¨¢tica de la iniciativa]. Afortunadamente, eso no sucedi¨®.
P. ?Es caro para una multinacional respetar estos Principios?
R. Pues depende de c¨®mo cuente. Muchas empresas est¨¢n perdiendo una gran cantidad de dinero, cuando no tendr¨ªa que ser as¨ª. Por ejemplo, conozco una petrolera que ha perdido en dos a?os 6.500 millones de d¨®lares por lo que ellos llaman ¡°riesgos relativos a los grupos de inter¨¦s¡±. Oleoductos volados por los aires, perforaciones cerradas, trabajadores secuestrados... Si vas sumando, ?el precio de hacer las cosas bien es m¨¢s barato! Por razones que no entiendo, las empresas no est¨¢n contabilizando acertadamente estos costes.
P. En t¨¦rminos de abusos sobre los derechos de los trabajadores, ?cu¨¢les son las empresas y los sectores m¨¢s conflictivos?
R. Seguramente, de la peor compa?¨ªa nunca hemos o¨ªdo hablar. En cuanto a sectores, la industria extractiva, la moda, el ¨¢mbito manufacturero y las prendas deportivas son los m¨¢s conflictivos.
P. ?Qui¨¦n es el alto ejecutivo de una gran corporaci¨®n m¨¢s comprometido con estos temas?
R. Paul Polman, consejero delegado de Unilever.
P. ?Y el pol¨ªtico?
R. Necesito pensarlo.
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