Coca, fumigaciones y persecuci¨®n roban la vida a los campesinos colombianos
"Jos¨¦" y "Pablo", nombres ficticios de dos campesinos que piden no ser identificados por miedo, cultivan coca en Colombia y junto a sus familias son v¨ªctimas de la persecuci¨®n y de fumigaciones que les hicieron perder todo. Su sue?o es vivir en paz en su tierra: el Cagu¨¢n.
Ambos cocaleros estuvieron esta semana entre los 300 invitados al Foro Regional sobre la Soluci¨®n al Problema de las Drogas Il¨ªcitas, en la capital del Guaviare, departamento contiguo a Caquet¨¢, donde se encuentra su rec¨®ndita regi¨®n del sur de Colombia.
Es la primera vez que estos hombres curtidos en la selva participan en un evento de tal envergadura y ha sido posible a petici¨®n de los negociadores del Gobierno y las FARC, que encargaron a la ONU y la Universidad Nacional de Colombia organizar un foro para escuchar a los campesinos que viven entre cultivos il¨ªcitos.
Su hogar est¨¢ a tres horas a lomo de mula de San Jos¨¦ de Fragua, una cabecera municipal desde donde para llegar a Florencia, capital de Caquet¨¢, necesitan al menos otras cuatro horas en lancha o en veh¨ªculo por trochas embarradas y desvencijadas.
En una entrevista con Efe, explicaron que s¨®lo quieren carreteras, proyectos agr¨ªcolas, cr¨¦ditos, vacas para producir leche, escuelas, m¨¦dicos, pero sobre todo el fin de la "guerra biol¨®gica".
La ¨²ltima fumigaci¨®n a¨¦rea la sufrieron hace ocho meses, cuando el Ej¨¦rcito arras¨® toda su coca, pero tambi¨¦n la pi?a, el pl¨¢tano y la yuca.
De esa "guerra biol¨®gica" culpan tambi¨¦n a Estados Unidos, cuyos aviones, en misiones del Plan Colombia, lanzaron bacterias que, seg¨²n ellos, acabaron con todo. La primera fue en 1990, cuando apareci¨® un "animalito" que llamaron "malumbia" y que "se comi¨® la coca, luego los pastos, la yuca, el pl¨¢tano y el ma¨ªz".
El segundo ataque, afirm¨® "Jos¨¦", ocurri¨® a partir de 2003, cuando "esparcieron otra bacteria, 'el gringo', que se peg¨® a los ¨¢rboles de naranjo y guan¨¢bana".
A esos supuestos hechos, nunca reconocidos por el Gobierno colombiano, se suman aspersiones continuas, con el resultado de "aves muertas, ganado enfermo -porque el glifosato cae al agua que beben-, ni?os con malformaciones, enfermedades pulmonares, diarreas, brotes y manchas en la piel".
Colombia es el ¨²nico pa¨ªs andino donde se realizan fumigaciones a¨¦reas con qu¨ªmicos, seg¨²n qued¨® claro en el foro de la ONU.
En ese contexto, dijo "Jos¨¦", "la relaci¨®n con las fuerzas militares ha sido p¨¦sima porque nos tildan de guerrilleros y el Estado no entiende que hemos convivido siempre con las FARC, porque ¨¦stas nacieron del empobrecimiento y el abandono estatal".
"El campesino es un bal¨®n de f¨²tbol temoroso a la violencia y las armas, y el que tiene las armas es quien manda. El Ej¨¦rcito llega maltratando y violando", insisti¨®.
Adem¨¢s "no hay que olvidar que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) han utilizado Caquet¨¢ como un corredor y ahora el Estado tiene presencia, pero para la represi¨®n".
"Si nos quitan la coca sin plan alternativo, los j¨®venes siguen engrosando las filas guerrilleras", se lament¨®.
El Estado adem¨¢s "ha contribuido a la compra de coca a trav¨¦s de sus fuerzas militares o sus testaferros", por eso el problema "encierra a todo el mundo".
El campesino dijo que si bien familias como la suya "siembran una hect¨¢rea de coca que termina siendo fumigada o erradicada, las grandes plantaciones de los capos mafiosos siguen intactas".
Esa raz¨®n hace que la coca no sea rentable para ellos, a lo que se suman los altos precios de los qu¨ªmicos para la elaboraci¨®n de la pasta b¨¢sica, el primer paso del procesamiento antes de convertirse en clorhidrato de coca¨ªna.
A¨²n as¨ª, remarc¨®, es el ¨²nico medio de vida de muchas familias.
"El Estado en vez de darnos cr¨¦ditos con intereses bajos y a largo plazo para comprar diez vaquitas y un toro nos env¨ªa fumigaci¨®n", volvi¨® a lamentarse, para confesar que est¨¢n dispuestos a dejar la coca a cambio de proyectos productivos y v¨ªas para transportar los productos.
"Reconozco que es un da?o social para el pa¨ªs y el mundo entero, pero nosotros no somos los culpables, la culpa es del abandono", dijo a Efe "Pablo" mientras hac¨ªa un recuento de "las muertes, los hu¨¦rfanos y las viudas" que ha dejado entre sus vecinos esta guerra.
"Agradezco al Gobierno y a las FARC, a Cuba y a los pa¨ªses que han puesto su fuerza, su granito de arena, para que este conflicto se acabe", apostill¨® el campesino cocalero antes de iniciar su regreso al Cagu¨¢n, temeroso de que tras participar en el foro de la ONU se tope con problemas en su largo viaje a la regi¨®n vecina.
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