Una recuperaci¨®n sostenible
El principal problema que se perfila en el horizonte es el de la educaci¨®n en todos sus niveles
La Administraci¨®n ha celebrado con entusiasmo el fin de la recesi¨®n gracias a que el pasado trimestre el PIB, en vez de disminuir como ven¨ªa haci¨¦ndolo desde tiempo atr¨¢s, creci¨® una d¨¦cima. Conviene, sin embargo, colocar en perspectiva una noticia que, aunque indudablemente positiva, no basta ni de lejos para dar por concluida la crisis.
Como es sabido, fue el sector exterior el que impuls¨® el crecimiento, pues la demanda interna (consumo e inversi¨®n) continu¨® cayendo. Es razonable pensar que en los pr¨®ximos trimestres la demanda interna termine por estabilizarse y comience a crecer, aunque sea muy lentamente. Mientras tanto, lo importante es explorar si las exportaciones continuar¨¢n su marcha o si, por el contrario, terminar¨¢ por agotarse su impulso.
Desde esta perspectiva, dos interesantes informes, uno del Servicio de Estudios del BBVA y otro del Banco de Espa?a, permiten un cierto optimismo. La cuesti¨®n clave que ambos informes abordan es la de saber hasta qu¨¦ punto el auge de las exportaciones es coyuntural, es decir, ligado al ciclo econ¨®mico, o estructural, ligado en profundidad al proceso productivo de nuestra econom¨ªa. El Banco de Espa?a estima que los aspectos estructurales y coyunturales se equilibran, mientras que el BBVA es m¨¢s optimista y estima que el aspecto estructural tiene bastante m¨¢s peso que el ligado a la coyuntura.
La estructura de nuestras exportaciones es bastante equilibrada. Los principales productos que exportamos ¡ªbienes de equipo, autom¨®viles y productos qu¨ªmicos¡ª tienen una buena demanda internacional. En el resto de las mercanc¨ªas que exportamos se advierte a menudo un cambio cualitativo hacia bienes de mayor valor a?adido: es el caso, por ejemplo, del sector textil, del calzado o del agroalimentario.
Es razonable un prudente optimismo para los pr¨®ximos a?os basado las exportaciones
Las recientemente publicadas previsiones del FMI para la econom¨ªa mundial no solo no contradicen los estudios antes citados, sino que refuerzan en cierto modo sus conclusiones. Desde hace tiempo esta organizaci¨®n internacional incluye en sus previsiones una estimaci¨®n de las tendencias a medio plazo de las econom¨ªas que analiza. Para 2018, el FMI pronostica que el crecimiento de nuestra econom¨ªa ser¨¢ del 1,2%, como el de Italia o Alemania, pero inferior al de Francia, y que el excedente de la balanza por cuenta corriente alcanzar¨¢ el 6% del PIB, frente al equilibrio de Francia o el d¨¦ficit de Italia. Es una l¨¢stima que ambas cifras no hayan despertado un inter¨¦s mayor en Espa?a, pues plantean un problema de fondo para la pol¨ªtica econ¨®mica, ya que no ser¨ªan aceptables desde la perspectiva del empleo. Es dif¨ªcil pensar que un Gobierno, cualquiera que sea su signo, permanecer¨¢ impasible ante un excedente de esa envergadura en las cuentas del exterior sin relanzar la econom¨ªa, siempre y cuando su situaci¨®n presupuestaria se lo permita.
Lo importante, desde el punto de vista del sector exterior, es que el FMI piensa que se mantendr¨¢ la competitividad de nuestros productos y que el modesto crecimiento de la econom¨ªa no dar¨¢ al traste con el auge exportador, como ven¨ªa siendo la norma desde hace varios decenios. Dicho de otra manera, piensa que el excedente de la cuenta corriente tiene un elevado componente estructural. La conclusi¨®n de todo ello es que ser¨¢ posible crecer, aunque sea modestamente, y desendeudarse: algo que no est¨¢ al alcance de todos los pa¨ªses.
Es pues razonable mantener un prudente optimismo para los pr¨®ximos a?os basado, fundamentalmente, en un incremento de las exportaciones obtenido gracias al esfuerzo de los trabajadores al aceptar ajustes salariales a menudo dif¨ªciles, y al de las empresas que han sido capaces de abrir nuevos mercados para sus productos. Pero en el horizonte se perfilan otros problemas que si no se abordan ahora con decisi¨®n podr¨ªan dar al traste con las buenas perspectivas que se dibujan. De entre ellos el principal es el de la educaci¨®n en todos sus niveles.
El actual debate sobre la LOMCE es bastante desalentador. Se ha discutido hasta la saciedad el papel de la religi¨®n en los planes de estudios, cuesti¨®n importante sin duda, pero apenas se ha hablado de algo que desde una perspectiva de largo plazo deber¨ªa ser uno de los elementos esenciales de la reforma, es decir, si el nuevo planteamiento mejora o no la empleabilidad de los alumnos a la hora de buscar trabajo. No hay, desde luego, razones para el optimismo: cada vez que se ha planteado una reforma educativa en Espa?a nos hemos encontrado con un enfrentamiento irreconciliable entre los dos principales partidos pol¨ªticos: sucedi¨® en la pasada legislatura y sucede en la actual, por tomar solo los ejemplos m¨¢s recientes. La ideolog¨ªa, de derechas o de izquierdas, prevalece de manera arrolladora sobre la necesidad de integrar y formar buenos ciudadanos y sobre su futuro bienestar material. Es un camino que no conduce a ninguna parte.
Existe una correlaci¨®n alta entre los pa¨ªses con mejor sistema educativo y los que? menos desempleo padecen
Deso¨ªmos lo que nos dicen regularmente los informes internacionales sobre el estado de la educaci¨®n en Espa?a y no queremos ver que a pesar de tener un gasto por estudiante en la ense?anza secundaria superior al promedio de la OCDE, los resultados est¨¢n muy por debajo de la media, no solo en lo que se refiere a los que actualmente cursan sus estudios, sino tambi¨¦n a los que hace tiempo que pasaron por las aulas. La tendencia hasta ahora ha sido la de descalificar los informes que nos dejan en mal lugar. En el caso de la educaci¨®n secundaria, los que lleva a cabo regularmente la OCDE; en el caso de la ense?anza universitaria, los que realizan diversas instituciones en el mundo. La clasificaci¨®n m¨¢s difundida es la de la Universidad de Shangh¨¢i, que coloca a la primera universidad espa?ola en el puesto 201 de la clasificaci¨®n mundial; en la clasificaci¨®n del CSIC, la primera universidad espa?ola se sit¨²a en el puesto 91, en la del Times de Londres en el 164. No hay mucho de que presumir.
Deber¨ªamos tomar en consideraci¨®n lo que estos informes nos dicen, pues no auguran nada bueno para el futuro. Existe una correlaci¨®n elevada entre los pa¨ªses que mejores calificaciones obtienen de sus sistemas educativos y los que m¨¢s exportan y menos desempleo padecen. El camino est¨¢ claro, pero, aparentemente, nuestro sistema pol¨ªtico no est¨¢ dispuesto a emprenderlo.
Tenemos a¨²n un corto tiempo de respiro duramente ganado. Empresarios y trabajadores se han esforzado por superar la dif¨ªcil situaci¨®n de nuestra econom¨ªa y lo empiezan a conseguir tras haber aceptado duros sacrificios. En la cuneta han quedado millones de desempleados y decenas de miles de empresas cerradas. Nuestros dirigentes, en el poder o en la oposici¨®n, deben escuchar lo que se nos dice desde fuera y extraer alguna conclusi¨®n ¨²til para el futuro. Si no lo hacen, la recuperaci¨®n actual puede transformarse en pan para hoy y hambre para ma?ana.
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