Reducci¨®n del d¨¦ficit y crecimiento del empleo
Tanto la reducci¨®n del d¨¦ficit como la creaci¨®n de empleo son dos objetivos irrenunciables en estos momentos en los que cabe la esperanza del inicio de la recuperaci¨®n. La reducci¨®n del d¨¦ficit lo es por imperativo de la Comisi¨®n Europea y por la necesidad de normalizar las finanzas p¨²blicas y el crecimiento del empleo, y porque es uno de los requisitos para que la sociedad espa?ola deje de sufrir, las familias puedan recuperar parte de su bienestar y su capacidad de consumo y/o de ahorro.
Sin embargo, las medidas necesarias para alcanzar ambos objetivos son dif¨ªciles de combinar, y por ello surge la controversia entre medidas de crecimiento y medidas de austeridad. Para unos es el sector p¨²blico el que, a trav¨¦s de un mayor gasto, debe impulsar al crecimiento en detrimento del d¨¦ficit p¨²blico. Para otros es la austeridad del sector p¨²blico la que debe dejar paso a que el sector privado incremente su actividad y el empleo.
El equilibrio es complicado. Las autoridades internacionales, y no solo la Comisi¨®n Europea, exigen la continuidad de los recortes de gasto del sector p¨²blico, y su receta son las tan conocidas reformas estructurales, que o no son suficientes o no tienen fin. Y eso cuando no salen con el consejo de reducir los salarios, desconociendo la gran deflaci¨®n que se ha producido estos a?os en el sector privado de la econom¨ªa, donde no hay empresa que, de acuerdo con los trabajadores y a pesar de los convenios, no haya reducido dr¨¢sticamente los salarios y aplicado reducciones de plantillas en sus diferentes modalidades.
En opini¨®n de esas autoridades, algunas reformas s¨ª se han hecho bien, como la reforma del sistema financiero, para la que s¨ª ha habido financiaci¨®n europea. Otras, como la reforma laboral, las califican de insuficientes, y otras, como la reforma de las Administraciones p¨²blicas, apenas las mencionan, no vaya a ser que se metan en asuntos internos de la naci¨®n espa?ola. En opini¨®n de algunos analistas y en mi propia opini¨®n, s¨ª faltan reformas por hacer, pero son reformas que no tendr¨ªan que implicar recortes de los servicios p¨²blicos y sociales de la poblaci¨®n. Por ejemplo, una reforma fiscal que eleve la presi¨®n sobre los que m¨¢s tienen (capital) y m¨¢s rentas reciben; una reforma pol¨ªtica que reduzca el elevado n¨²mero de asesores y lo que algunos llaman colocados, a pesar de que unos cuantos ¡ªno todos¡ª se ir¨ªan a engrosar el paro; una reforma de la ley electoral que acabe con las ventajas electorales de los grandes partidos y permita al ciudadano votar con listas abiertas al que se lo merezca, y no a los que decidan los propios partidos, y que tambi¨¦n permita reducir el n¨²mero de parlamentarios auton¨®micos, que trabajan poco y mal por los ingresos que obtienen. Por ¨²ltimo, lo m¨¢s dif¨ªcil es buscar una soluci¨®n a la financiaci¨®n de las comunidades aut¨®nomas que adec¨²e las transferencias y los ingresos a las necesidades que tienen que cubrir, pero sin dejar margen a las inversiones improductivas y los despilfarros que han cometido en el pasado reciente.
Estamos todav¨ªa inmersos en un c¨ªrculo vicioso
Pero es dif¨ªcil que el Gobierno ataque de verdad estos problemas ni que surja alg¨²n acuerdo de Estado importante entre los partidos ahora mayoritarios. De manera que para crear empleo y reducir el paro solo podemos contar con que el sector privado se vea impulsado por las condiciones internacionales y que los empresarios, cansados de la crisis, inviertan, exporten y generen actividad. Y aqu¨ª aparece el mayor problema actual, la falta del cr¨¦dito suficiente para hacerlo. Al sistema financiero se le ha ayudado. El ajuste de las cajas de Ahorros ha sido intenso y se han perdido muchos puestos de trabajo para ganar productividad y eficiencia, pero ahora, gracias a la pol¨ªtica monetaria de Banco Central Europeo, los bancos y cajas, en vez de dedicarse a su principal labor ¡ªdar cr¨¦dito a las empresas y familias¡ª, se dedican a financiar al sector p¨²blico, ganando una buena rentabilidad con el dinero barato que les proporciona el BCE.
Mientras el conjunto de las Administraciones p¨²blicas (Estado, comunidades aut¨®nomas, Ayuntamientos y Seguridad Social) no reduzca sus gastos al nivel de los ingresos disponibles (b¨¢sicamente, impuestos y cotizaciones sociales), habr¨¢ que cubrir el d¨¦ficit p¨²blico generando m¨¢s deuda p¨²blica, que habr¨¢ que financiar o por inversores internacionales o por bancos espa?oles e inversores privados espa?oles. Puede que el cambio que se est¨¢ sugiriendo en la financiaci¨®n en algunas pensiones, transfiri¨¦ndolas desde la Seguridad Social al Estado, tenga sentido desde el punto de vista de la claridad organizativa, pero no soluciona nada en cuanto a la generaci¨®n de d¨¦ficit p¨²blico.
No se extra?en de que aumente la deuda p¨²blica mientras siga existiendo d¨¦ficit p¨²blico
Tampoco se soluciona el d¨¦ficit p¨²blico transfiriendo m¨¢s recursos del Estado a las comunidades aut¨®nomas, ya sea en forma de puras transferencias o en una mayor participaci¨®n de los impuestos. El d¨¦ficit total de las Administraciones p¨²blicas seguir¨ªa siendo el mismo. Solo con la reducci¨®n del gasto, a trav¨¦s de una gesti¨®n m¨¢s eficiente ¡ªya sea de las comunidades aut¨®nomas o del Estado¡ª, podr¨ªa conseguirse el equilibrio entre ingresos y gastos. Quedan todav¨ªa muchos gastos ineficientes por eliminar sin tener que someter a los servicios de ense?anza y sanidad a recortes que lo ¨²nico que hacen, adem¨¢s de reducir el empleo, es rebajar la calidad de los servicios.
Estamos todav¨ªa inmersos en un c¨ªrculo vicioso. Si no se reduce el d¨¦ficit p¨²blico, inexorablemente aumentar¨¢ la deuda p¨²blica. Los bancos financiar¨¢n la nueva deuda y las renovaciones de la ya existente, dejando escasos recursos para el cr¨¦dito al sector privado, siendo escasas las posibilidades de emprender o de invertir y, como colof¨®n, haciendo dif¨ªcil la creaci¨®n de empleo y la consiguiente reducci¨®n del paro. Las discusiones sobre d¨¦cimas entre las previsiones del Gobierno y de la Comisi¨®n Europea del d¨¦ficit p¨²blico son insignificantes y dependen del ritmo de crecimiento de la econom¨ªa que se consiga en los pr¨®ximos a?os.
Por tanto, s¨ª a las reformas, pero no en forma de recortes a los ciudadanos, que ya han soportado el peso de la crisis durante muchos a?os. No se extra?en de que aumente la deuda p¨²blica mientras siga existiendo d¨¦ficit p¨²blico. As¨ª ser¨¢ a no ser que se puedan obtener ingresos patrimoniales extraordinarios para amortizarla. No les extra?e que no se cree empleo si no hay financiaci¨®n para el sector privado que pueda generarlo. No les extra?e que los ciudadanos (salvo algunos privilegiados) est¨¦n cansados de tantos recortes y de pagar tantos impuestos, mientras ven tanta corrupci¨®n y tanto mal hacer entre los pol¨ªticos que recibieron sus votos. Rompan el c¨ªrculo vicioso y reformen de verdad las instituciones. El riesgo de no hacerlo est¨¢ en los votos futuros de los ciudadanos.
Carmen Alcaide es analista y expresidenta del Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE).
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