El eurodesencanto obliga a Bruselas a suavizar los contratos de reformas
Los socios eliminan las sanciones y establecen la voluntariedad de los acuerdos
Berl¨ªn y sus sat¨¦lites llevan meses tratando de imponer a los socios europeos los denominados contratos por reformas para darle una vuelta de tuerca a la gobernanza econ¨®mica. El objetivo es que los pa¨ªses se comprometan a hacer las reformas estructurales por contrato, a cambio de alg¨²n instrumento de solidaridad (que nunca ha estado del todo claro) y con la posibilidad incluso de establecer sanciones en caso de incumplimiento. Pero las instituciones europeas han optado por suavizar los aspectos m¨¢s severos de esa normativa: la cumbre que empieza este jueves debatir¨¢ una versi¨®n mucho m¨¢s blanda de los contratos para eliminar la carga negativa y la apelaci¨®n a las sanciones.
¡°Tenemos que abandonar el enfoque disciplinario: se trata de establecer compromisos a cambio de solidaridad. Si podemos decir que es una opci¨®n de los Gobiernos, y no una imposici¨®n de Bruselas, el instrumento ser¨¢ mucho m¨¢s eficaz¡±, asegura una alta fuente europea.
El borrador de conclusiones de la reuni¨®n de jefes de Estado y de Gobierno incorpora ya esos conceptos para un proyecto que ven¨ªa a subir varios pelda?os el poder que otorgan a Bruselas el Semestre Europeo, el Two Pack, el Six Pack, el Fiscal Compact y toda la mara?a de instrumentos destinados a disciplinar las cuentas de la eurozona. Berl¨ªn ha protagonizado un rifirrafe con Par¨ªs y Madrid en las ¨²ltimas semanas acerca de ese asunto. Pese a que no se descarta que la canciller Angela Merkel vuelva a la carga, el Consejo se decanta finalmente por una versi¨®n algo menos germ¨¢nica de la jugada: ¡°Los contratos ser¨¢n voluntarios, deber¨ªan incluir claramente los instrumentos de solidaridad y en ning¨²n caso pueden ser la puerta trasera para que las recomendaciones espec¨ªficas de la Comisi¨®n sean vinculantes¡±, sostienen fuentes diplom¨¢ticas.
Esas son las ideas que van calando poco a poco, a la espera del pl¨¢cet de Alemania. El equipo de Herman Van Rompuy ha tratado de dar una nueva forma a los contratos, de forma que se lime la carga negativa que llevaban asociados. Finalmente gana peso la voluntariedad: los Gobiernos se comprometen a cumplirlos a cambio de incentivos, pero no hay obligaci¨®n legal, cualquier pa¨ªs puede apearse de ellos ¡ªpor ejemplo, en caso de cambio de Gobierno¡ª, y desaparece toda referencia a las sanciones, que ya existen en los procedimientos por d¨¦ficit excesivo y por desequilibrios macroecon¨®micos que puede poner en marcha la Comisi¨®n y que tantas suspicacias est¨¢n procurando entre la ciudadan¨ªa europea.
En ese debate a¨²n no est¨¢ todo dicho. Los l¨ªderes de la UE se dan hasta junio de 2014 para pactar la versi¨®n definitiva; Merkel pugn¨® para aprobarlos ya el pasado octubre, y hab¨ªa fijado como fecha l¨ªmite la cumbre de diciembre. Pero a¨²n hay que decidir c¨®mo es exactamente el sistema y de d¨®nde salen los fondos para dar algo a cambio de las reformas. ¡°Los mecanismos de solidaridad¡± apoyar¨¢n ¡°la inversi¨®n en pol¨ªticas que favorezcan el crecimiento y el empleo¡±, eso es todo lo que cita el documento. Se barajan varias opciones: pr¨¦stamos, subvenciones o garant¨ªas, pero con una ristra interminable de condiciones. Los socios no quieren que haya obligaciones financieras para los pa¨ªses que no participen en el acuerdo. La solidaridad no puede servir para igualar rentas ni tener repercusiones sobre el presupuesto europeo, y debe respetar la soberan¨ªa fiscal de los pa¨ªses. Fuentes europeas explican que, en todo caso, esos instrumentos son atractivos para los pa¨ªses con primas de riesgo elevadas, pero no para Francia o Alemania, por ejemplo.
Un informe reciente apoyaba la puesta en marcha de pr¨¦stamos en buenas condiciones como incentivos para suscribir los contratos sobre la base de ¡°transferencias fiscales limitadas¡±. Pero la m¨¢s m¨ªnima transferencia es improbable, por peque?a que sea, seg¨²n las fuentes consultadas.
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