Berl¨ªn y Par¨ªs incumplen con Grecia
Las actas confidenciales del FMI de mayo de 2010 revelan que la banca alemana y francesa se deshizo de la deuda griega pese a las promesas de sus Gobiernos
Alemania, Francia y Holanda, en uno de los peores momentos de la crisis del euro, se comprometieron a que sus bancos apoyar¨ªan a Grecia y no se deshar¨ªan de deuda helena. Era una de las bazas con la que jugaban para tratar de vencer las importantes resistencias en el seno del Fondo Monetario Internacional (FMI) a conceder el mayor paquete de pr¨¦stamos de su historia, seg¨²n las actas de este organismo del 10 de mayo de 2010, a las que ha tenido acceso EL PA?S. Pero los tres socios europeos incumplieron su palabra, agravando as¨ª la crisis. Nada m¨¢s aprobarse el plan de ayuda para un pa¨ªs al borde de la bancarrota, las entidades financieras empezaron a deshacerse de unos t¨ªtulos que quemaban las manos.
Las decisiones que hace cuatro a?os se tomaron en despachos de Bruselas, Washington y Fr¨¢ncfort han dejado una profunda huella en el sur de Europa. Nac¨ªa entonces una troika de acreedores (Comisi¨®n Europea, FMI y BCE) que impuso recortes y reformas a cambio de pr¨¦stamos primero a Atenas, y m¨¢s tarde a Dubl¨ªn, Lisboa y Nicosia. Las actas confidenciales del directorio del FMI del mismo d¨ªa del rescate muestran que las divergencias y las dudas sobre el ¨¦xito del plan empezaron ya aquel 10 de mayo.
El documento es fundamental no solo por mostrar a las claras las cr¨ªticas que pa¨ªses como China, Australia, Argentina o Brasil presentaron desde el principio. El tiempo transcurrido pone en perspectiva los argumentos que su usaron para que el organismo que entonces encabezaba Dominique Strauss-Kahn desembolsara 30.000 millones de euros. ¡°Los representantes holand¨¦s, franc¨¦s y alem¨¢n transmitieron el compromiso de que sus bancos comerciales seguir¨ªan apoyando a Grecia y manteniendo su exposici¨®n¡±, asegura el documento ¡°estrictamente confidencial¡±. Pero los datos demuestran justo lo contrario.
Las decisiones que hace cuatro a?os se tomaron en despachos de Bruselas, Washington y Fr¨¢ncfort han dejado una profunda huella en el sur de Europa.
Los bancos de los tres pa¨ªses ten¨ªan en el primer trimestre de 2010, antes del rescate, m¨¢s de 122.000 millones de d¨®lares en deuda helena. A pesar de los compromisos de sus Gobiernos, los bancos alemanes, franceses y holandeses deshicieron posiciones sin dudar. Vendieron a toda prisa, echando gasolina sobre la crisis griega y ayudando a que se propagara. A finales del a?o pasado, esta cifra hab¨ªa ca¨ªdo un 72%, hasta quedar ligeramente por debajo de los 34.000 millones.
Cuando a principios de 2012 se hizo evidente que Grecia se encaminaba de nuevo a la quiebra y la troika aprob¨® al mismo tiempo un segundo rescate y una quita en la deuda de los acreedores privados, las entidades alemanas, francesas y holandesas atesoraban 66.000 millones en t¨ªtulos griegos, casi la mitad de lo que ten¨ªan cuando dos a?os antes hab¨ªan asegurado mantener su apoyo a la deuda helena.
El compromiso franco-alem¨¢n-holand¨¦s no fue la ¨²nica intervenci¨®n europea. Alemania, B¨¦lgica, Espa?a, Francia, Holanda y Dinamarca emitieron un comunicado conjunto en el que apoyaban que el FMI prestara dinero a Grecia.
Muchas de las dudas de los miembros del Fondo han terminado por convertirse en realidad. ¡°Algunos representantes (China, Egipto y Suiza) insisten en el riesgo de que los an¨¢lisis conjuntos acaben revelando diferencias de criterio entre las tres instituciones representadas¡±, se?alaba el memorando, firmado por Francesco Spadafora, asesor del director ejecutivo del FMI. Con el tiempo, esos choques se han hecho evidentes. Cuando el FMI admiti¨® que se equivoc¨® al infravalorar los efectos de los recortes en la econom¨ªa griega, la Comisi¨®n Europea se revolvi¨® indignada negando cualquier error.
Las cr¨ªticas recogidas en un documento de tan solo cuatro p¨¢ginas vienen por varios frentes. Por una parte, China y Suiza alertaban sobre la posibilidad de que los pron¨®sticos de crecimiento para Grecia fueran demasiado optimistas. ¡°Incluso una ligera desviaci¨®n sobre el escenario base podr¨ªa poner en riesgo la sostenibilidad de la deuda griega¡±, sosten¨ªan. A estos temores, los altos funcionarios del Fondo replicaban que tambi¨¦n cab¨ªa la posibilidad de que Grecia creciera m¨¢s de lo previsto.
Al mismo tiempo, Argentina, Australia, Canad¨¢, Brasil y Rusia se?alaban ¡°los inmensos riesgos¡± del programa, no solo para Grecia, sino para el prestigio del FMI. Los propios funcionarios del Fondo reconoc¨ªan que estos peligros eran reales. Muchos insist¨ªan en la posibilidad de repetir errores que el organismo ya hab¨ªa cometido en el pasado en Argentina y en Asia. Australia, adem¨¢s, lanzaba una puya a la Comisi¨®n Europea, al asegurar que sus exigencias a Grecia parec¨ªan ¡°la lista de la compra¡±.
Otros pa¨ªses apuntaron un riesgo que finalmente se convirti¨® en realidad: la necesidad de conceder una quita ante la imposibilidad griega de devolver todas sus deudas. ¡°Argentina, Brasil, India, Rusia y Suiza echan de menos un elemento: se deber¨ªa haber incluido una reestructuraci¨®n de la deuda con una quita para el sector privado¡±. Finalmente, esa decisi¨®n lleg¨®. Pero hubo que esperar casi dos a?os m¨¢s.
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