?Despedid ya a esos banqueros!
El Buba y los otros bancos centrales vac¨ªan sus funciones pero mantienen sus huestes
?Despedid ya a esos banqueros (centrales)! Y mejor, a granel. Mientras guardaban discreci¨®n, discrepaban en la sordina de sus blindados cen¨¢culos y echaban las culpas de la crisis a los dem¨¢s, pero con calculada suavidad, pod¨ªan aspirar a pasar desapercibidos. Y a que el actual gran esc¨¢ndalo de los bancos centrales de la eurozona pasara desapercibido. Pero cometieron un error, sobre todo los del Bundesbank ¡ª-y los que proced¨ªan de ¨¦l¡ª: salir de la sombra y desafiar a todos.
J¨¹rgen Stark, Axel Weber y Jens Weidmann se opusieron una por una a las medidas clave de Jean-Claude Trichet y Mario Draghi, avivando la memoria de los sucesivos ataques de su entidad a la construcci¨®n del Sistema Monetario, la unificaci¨®n alemana y la uni¨®n monetaria europea (¡°Las traiciones del Bundesbak a Europa¡±, 25/III/2011).
El joven e imprudente Jens fue m¨¢s lejos, quiz¨¢ confiado en la sentencia delorsiana seg¨²n la que algunos alemanes no creen en Dios, pero todos adoran a su banco central. Llev¨® su desabrida cruzada contra el BCE ¡ª?del que forma parte!¡ª a los peri¨®dicos, a la academia, a su Tribunal Constitucional, como denunci¨® Guillermo de la Dehesa en un memorable art¨ªculo, ¡°Las tribulaciones del doctor Weidmann¡± (EL PA?S, 20/VI/2013). Y ha seguido, desde entonces, en sus trece.
De modo que habr¨¢ que preguntarse para qu¨¦ sirven esas entidades, de tama?o a¨²n monstruoso. ?Monstruoso? A por datos, boys. El Bundesbank empleaba en el albor de la crisis, final de 2008, a 10.801 funcionarios; a final de 2012 sub¨ªan a 10.825. El Banco de Francia aument¨® en ese per¨ªodo de 12.746 a 13.012. La Banca de Italia, baj¨® de 7.755 a 7.069. Y el de Espa?a, de 2.730 a 2.620. Ergo, pasaron una crisis caribe?a, sin aplicarse a s¨ª mismos ¡ªo solo en dosis m¨ªnimas¡ª las curas de caballo que, como guardianes de la ortodoxia postulan para los dem¨¢s: liberalizaci¨®n del mercado laboral, despidos en masa, reducci¨®n salarial. El buen liberal ejerce en casa ajena.
Pero lo m¨¢s grave es que, como consecuencia del euro, estas entidades se han quedado casi vac¨ªas de funciones. Antes elaboraban la pol¨ªtica monetaria, ejerc¨ªan la supervisi¨®n/inspecci¨®n de entidades, elaboraban estad¨ªsticas, estudios y recomendaciones. Desde 1999 su tarea reina, la pol¨ªtica monetaria, se traspas¨® al Banco Central Europeo. Y es cierto que entonces redujeron algo de personal. El Buba alimentaba 15.281 bocas, tantas como la Comisi¨®n de Bruselas o el Ayuntamiento de Par¨ªs, pero solo se deshizo de una parte apreciable desde que en mayo de 2002 el grueso de la supervisi¨®n financiera ¡ªel trabajo de trinchera¡ª se encomend¨® a una nueva entidad, la BaFin. Los dem¨¢s grandes tambi¨¦n han seguido manteniendo su gordura laboral artificial. De ellos, el espa?ol exhibe la dotaci¨®n m¨¢s modesta.
Adem¨¢s de lo chocante que resulta comparar su doctrina con el modo de aplicarla a s¨ª mismos, queda como piedra de esc¨¢ndalo un gigantesco disparate funcional. Si el BCE, con solo 1.638 empleados (dato de final de 2012), hace todo el trabajo que ya no hacen los miles de funcionarios del Buba ¡ªlos otros bancos a¨²n se ganan parte del pan: supervisan¡ª ?para qu¨¦ los contribuyentes sostenemos a estos cad¨¢veres vivientes?
Con la uni¨®n bancaria, tambi¨¦n la supervisi¨®n pasa a depender directamente (para los bancos grandes) o indirectamente (peque?os) del BCE. Los bancos centrales quedar¨¢n como poco m¨¢s que (a veces excelentes) gabinetes de estudios. Les bastar¨ªa emplear a centenares, y no miles, de funcionarios. Pero Jens Weidmann preferir¨¢ volver a sulfurar a los griegos antes que meterse en la lista de un imprescindible ERE. Altura moral.
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