El reto de recuperar la credibilidad

El ministro de Hacienda de Brasil, Guido Mantega, cumpli¨® esta semana ocho a?os en el cargo y el aniversario no puede llegar en peor momento, en plena resaca por la reciente rebaja de la nota de cr¨¦dito del pa¨ªs. La agencia de calificaci¨®n Standard & Poors revis¨® la nota de Brasil de BBB a BBB- y extendi¨® esa rebaja a las empresas estatales Petrobras y Electrobras as¨ª como a otras 13 instituciones financieras.

La rebaja de S&P confirm¨® una percepci¨®n de los mercados desde hace meses ¡ªBrasil ya no es definitivamente el ¡°queridinho¡± de los inversores del mundo¡ª y coloc¨® a Mantega en el ojo del hurac¨¢n. Al menos dos factores destacados por la agencia pueden ser considerados como responsabilidad directa del ministro: la falta de credibilidad en pol¨ªtica fiscal y la baja inversi¨®n productiva del pa¨ªs ¡ª18,3% del PIB¡ª.

Brasil, que creci¨® un 2,3% en 2013, est¨¢ en v¨ªsperas de dif¨ªciles desaf¨ªos. La proyecci¨®n de inflaci¨®n del Banco Central, por ejemplo, es del 6,1% para este a?o, muy cerca del tope previsto por la entidad. Y previsiblemente, para reducir el impacto de la subida de precios, los tipos de inter¨¦s volver¨¢n a quedar entre los mayores del mundo, con el 10,75%, lo que al tiempo inhibe el desarrollo de la econom¨ªa. Adem¨¢s, hay factores externos que conspiran negativamente contra Brasil como la actual crisis social de Venezuela o la coyuntura argentina, dos pa¨ªses importadores de productos brasile?os, as¨ª como la desaceleraci¨®n de la econom¨ªa china, que ya est¨¢ afectando a la balanza comercial brasile?a, que acumula un d¨¦ficit de 6.244 millones de d¨®lares desde enero hasta la tercera semana de marzo.

La agencia critica la escasa credibilidad fiscal y la baja inversi¨®n productiva

Ante este panorama, los analistas entrevistados por este diario son un¨¢nimes en se?alar que se han cometido errores en la conducci¨®n de la econom¨ªa en los ¨²ltimos a?os al preocuparse en exceso de incentivar el consumo y mucho menos de proporcionar las condiciones adecuadas para que el sector privado invierta.

Sin embargo, hay quien defiende a ultranza la calidad t¨¦cnica del ministro de Hacienda. ¡°?l solo ama dos cosas en la vida: la econom¨ªa y su esposa¡±, comenta un representante del sector privado, que se ha sentado varias veces en la mesa con Mantega para negociar. Seg¨²n su relato, el ministro es un ¨®ptimo oyente, que toma en consideraci¨®n todas las opiniones que le son presentadas, aunque se demore en tomar las decisiones que son necesarias.

Un economista colega suyo, que conoce a Mantega desde hace d¨¦cadas cuando daba clases en la Universidad Getulio Vargas, resume su momento actual de otra forma: ¡°Si hubo error, fue por exceso, no por omisi¨®n¡±. Exceso tal vez sea una palabra demasiado amable para sintetizar una caracter¨ªstica del ministro. El titular de Hacienda padece en ocasiones de un optimismo exagerado que crispa al fr¨ªo mercado financiero, m¨¢s acostumbrado a prestar atenci¨®n a los n¨²meros que a las emociones. As¨ª ocurri¨®, por ejemplo, el a?o pasado cuando Hacienda prometi¨® inicialmente un super¨¢vit primario del 3,1% del PIB, proyecci¨®n que fue revisada dos veces hasta quedar en el 1,9%. Un error que se hizo c¨¦lebre.

A lo largo de sus dos mandatos, Mantega habl¨® en exceso, lo que contribuy¨® a aumentar la desconfianza sobre su visi¨®n econ¨®mica. ¡°Mi previsi¨®n es que creceremos al 5,5% en 2011¡±, dijo en su momento. Pero Brasil creci¨® solo al 2,7% ese a?o. ¡°?l no est¨¢ lidiando con legos en econom¨ªa sino con gente que estudia eso todo el d¨ªa¡±, dice un alto ejecutivo de un banco, que est¨¢ a favor de que el ministro abandone su puesto cuanto antes por considerar que su gesti¨®n ¡°frena¡± al pa¨ªs.

Los analistas atacan un modelo basado en altos incentivos al consumo

La campa?a contra ¨¦l crece con cada resultado decepcionante de la econom¨ªa y la prensa financiera internacional ya ha pedido su cabeza varias veces. Sin embargo, muchos analistas creen que es justo esa presi¨®n la que hace aumentar su permanencia en el cargo, pues tanto a la presidenta Rousseff como a Mantega les gusta nadar contra corriente.

Pese a todo, entre cr¨ªticos y defensores, hay un punto de consenso sobre la gesti¨®n del ministro. Mantega extendi¨® demasiado una f¨®rmula ganadora para el Gobierno de Lula y para el de Dilma, pero que ya est¨¢ agotada. De ah¨ª un resultado frustrante como el crecimiento del 2,3% del PIB, muy modesto para un pa¨ªs emergente.

Mantega tambi¨¦n fue duramente criticado cuando insisti¨® en establecer una pol¨ªtica antic¨ªclica en 2009, en plena crisis mundial. Bajo la direcci¨®n del ex presidente Lula, combin¨® exenciones fiscales a las industrias con la expansi¨®n del cr¨¦dito para atender la demanda reprimida por autom¨®viles y electrodom¨¦sticos. Sali¨® bien. La osad¨ªa hizo a Brasil levantar la copa de un so?ado ¡°PIB a la china¡± en 2010, cuando el pa¨ªs creci¨® un extraordinario 7,5% mientras el resto del mundo se desplomaba. Luch¨® tambi¨¦n por aumentar las reservas del Banco Central y hoy est¨¢n en 376.600 millones de d¨®lares, un importante factor de seguridad en tiempos de volatilidad.

El ¨¦xito parec¨ªa incontestable. La euforia con Brasil era tanta que en 2011 la propia S&P elev¨® la perspectiva de estable a positiva. Por eso, el ministro quiso repetir la f¨®rmula vencedora estimulando el consumo. Sin embargo, con pleno empleo y una renta creciente, el pa¨ªs ya no ocupa el podio de los PIB ganadores. Lleg¨® a la final, pero esta vez no gan¨®.

El ministro ha asumido metas m¨¢s realistas para las cuentas p¨²blicas

Hay quien atribuye los errores a Rousseff, mientras que los aciertos ser¨ªan de Lula, pues el estilo de Mantega es pasivo, hasta el punto de someterse a lo que la presidenta desea sin contestar. ¡°Se traga muchos sapos, por eso contin¨²a en el cargo¡±, dice un ex ministro. Otros aseguran que tiene mucho m¨¢s poder de lo que se le supone, con influencia no solo en las decisiones de la presidenta sino tambi¨¦n en los bancos p¨²blicos, fondos de pensiones, o Petrobras, donde es presidente del consejo de administraci¨®n. Esta ser¨ªa la raz¨®n de su permanencia como ministro, un hecho in¨¦dito en un pa¨ªs como Brasil que tuvo 15 ministros de Hacienda desde 1985, debido a la inestabilidad monetaria del pa¨ªs hasta el Plan Real de 1994. Los ex presidentes Fernando Henrique Cardoso y Getulio Vargas ocuparon ese cargo, si bien Mantega no tiene pretensiones de ir tan lejos.

Con elecciones en julio pr¨®ximo y tantas cr¨ªticas, el ministro parece haber cambiado de discurso. A comienzos de este a?o anunci¨® un super¨¢vit del 1,9% admitiendo que estaba asumiendo una meta m¨¢s realista que no confundiera a los inversores. Tambi¨¦n sac¨® al consumo del foco principal. ¡°Las inversiones van a impulsar el crecimiento este a?o y el consumo crecer¨¢ menos¡±, afirm¨® durante su visita al Foro de Davos. Habr¨¢ que esperar a que esa correcci¨®n del rumbo pueda revertir su mala fama en los mercados.