El hotelero pirata
El empresario Fernando Ferr¨¦ construy¨® un imperio de sol y playa sin pagar impuestos e imponiendo condiciones laborales abusivas
En Ibiza a Fernando Ferr¨¦ Card¨® le llamaban ¡°m¨ªster pagar¨¦¡±, y el ¡°hotelero pirata¡±. Quien le vendi¨® un hotel reconoce que sab¨ªa que no pagaba impuestos. Creci¨® con precios ¡°tirados¡± para j¨®venes hooligans de bar, mar y discotecas. Comercializaba el doble de plazas de habitaciones ya de por s¨ª estrechas. El negocio de turismo de sol y playa siempre flota. Ferr¨¦ construy¨® su cadena a un ritmo vertiginoso, con dinero de papel y con 200 millones que le prest¨® el Banco Popular.
Domin¨® casi una cuarta parte de la oferta de Ibiza con su Grupo Playa Sol (GPS). Lleg¨® a explotar hasta 72 establecimientos tur¨ªsticos en Baleares, con 20.000 camas y una plantilla de 1.200 trabajadores. Nunca dio detalles a la prensa ni se dej¨® retratar hasta que cay¨® ¡ªfue detenido¡ª en 2010. Entonces entr¨® esposado en el juzgado y se supo su dimensi¨®n y el lado oculto de su actividad enredada en 300 empresas.
La contabilidad real, en b, en negro, la punteaban a mano tres empleados chinos en un cobertizo de su chal¨¦. ¡°A los chinos les hizo contratos en checo y en checo a otros muchos extranjeros que tampoco entend¨ªan ese idioma¡±, indica un investigador de la trama. Ferr¨¦, de Santes Creus, Tarragona, de 69 a?os, no tiene formaci¨®n universitaria. ¡°Es un hombre chapado a la antigua, individualista¡±, dice su abogado, Gabriel Garc¨ªas. ¡°Dice que ha dado trabajo a media Ibiza¡±, apostilla.
La contabilidad real, en b, en negro, la punteaban a mano tres empleados chinos en un cobertizo de su chal¨¦.
Ten¨ªa medio millar de trabajadores del este de Europa en condiciones de explotaci¨®n laboral y de menoscabo de su dignidad. ¡°Daba l¨¢stima ver c¨®mo viv¨ªan¡±, narra el polic¨ªa que particip¨® en la Operaci¨®n Trueno contra ese fraude masivo. ¡°Ferr¨¦ contest¨® que si no trabajaban con ¨¦l se morir¨ªan de hambre¡±. Las s¨¢banas de la cama de la habitaci¨®n del chal¨¦ de quien era titular de un patrimonio multimillonario ¡ªen teor¨ªa¡ª llevaban d¨ªas sin tocarse, estaban sucias. ¡°Era como una chabola¡±, se?ala el abogado.
Tres mujeres, te¨®ricas asistentes dom¨¦sticas, empleadas de la cadena GPS, habitaban en el domicilio de Ferr¨¦. En distintas fechas de 2010, el hotelero firm¨® con tres de esas trabajadoras de pa¨ªses del este de Europa distintos contratos privados, ¡°acuerdos de amistad y amor entre las dos partes¡±, seg¨²n consta en la causa. X ¡°tiene que ser muy amable y un poco celosa y dejar libertad total¡± al empresario. Otra firm¨® un ¡°contrato para toda la vida¡± con Ferr¨¦ y a una tercera dijo que cobrar¨ªa un solar o una casa en su pa¨ªs.
Los sueldos estipulados a esas colaboradoras ¡ªcon vacaciones, viajes y coches¡ª eran casi 10 veces superiores a los 300 euros que cobraban los camareros de hotel que trabajan dos jornadas laborales en 24 horas. ¡°X tiene las cualidades perfectas para hacer feliz a Fernando en todos los sentidos¡±, se lee en un supuesto contrato de matrimonio, dicho ¡°contrato de felicidad y futuro legal¡±. El hotelero se compromet¨ªa a dar un hotel a su compa?era, que ella despu¨¦s le alquilar¨ªa y en el caso de que la pareja tuviera un hipot¨¦tico descendiente este tendr¨ªa otro hotel.
Fernando Ferr¨¦ est¨¢ separado de su primera mujer, natural de Mozambique, tiene dos hijos en la treintena y una hija de 15. Ha sido condenado a siete a?os de c¨¢rcel y al pago de 11 millones de multa a Hacienda y 11 de indemnizaci¨®n al Estado. En el juicio expr¨¦s del d¨ªa 31 de marzo ¡ªsin vista¡ª se conform¨® con los delitos y las penas, musit¨® un s¨ª y cabece¨® ante la insistencia de la juez que le reclam¨® si asum¨ªa la condena: los 14 delitos fiscales y 3 contra los trabajadores. El fiscal reclam¨® 81 a?os de c¨¢rcel.
¡°Ahora Ferr¨¦ sobrevive con dificultades. No tiene un euro. Los vecinos le prestaron 150 euros¡±, asegura su abogado, Gabriel Garc¨ªas. Se le embarg¨® patrimonio por hasta 48 millones. ¡°Es un hombre que solo conoce el trabajo. Nunca ha ido a la playa. No se permiti¨® el lujo, se hizo a s¨ª mismo y gestionaba con una libreta toda la empresa¡±. Los 477 empleados inmigrantes sin seguridad social no percibir¨¢n indemnizaci¨®n personal porque no efectuaron denuncias individuales.
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