La racionalidad de la deuda ligada a la inflaci¨®n
El Tesoro espa?ol se uni¨® esta semana al club de emisores soberanos que emiten deuda ligada a la inflaci¨®n. Lo hizo en unas condiciones de demanda muy positivas, tanto en montante absoluto como en su calidad (en su mayor parte for¨¢nea y finalista). Los motivos para el uso de bonos ligados a la inflaci¨®n a lo largo de la historia ¡ªcon el primer caso datado en el siglo XVIII en Estados Unidos¡ª han sido variados. La necesidad fue el principal motivo que llev¨® a las econom¨ªas emergentes a utilizarlos de forma intensa entre 1950 y 1975: la existencia de tasas de inflaci¨®n elevada y muy vol¨¢til configuraba a este tipo de deuda como la mejor opci¨®n (o la m¨¢s atractiva para los acreedores) para conseguir capital en los mercados de capitales.
A partir de 1980, Reino Unido, Suecia, Nueva Zelanda y Austria iniciaron la emisi¨®n de deuda ligada a la inflaci¨®n como una opci¨®n deliberada de pol¨ªtica econ¨®mica, que dotara de mayor credibilidad al compromiso del Gobierno de luchar contra la inflaci¨®n al tiempo que redujera su coste de financiaci¨®n ex ante (en un bono ligado a la inflaci¨®n el coste efectivo, o ex post, depender¨¢ de la inflaci¨®n que se produzca durante la vida del bono, en comparaci¨®n con la inflaci¨®n esperada en su fecha de emisi¨®n).
Estados Unidos, Canad¨¢ y Francia desde los a?os noventa y, posteriormente, Jap¨®n, Italia, Grecia y Alemania emiten tambi¨¦n deuda ligada a la inflaci¨®n. Aunque la credibilidad en la lucha contra la inflaci¨®n segu¨ªa siendo un motivo para su emisi¨®n (que pierde virtualidad en el caso de una uni¨®n monetaria con un banco central independiente, como la Uni¨®n Monetaria Europea, UME), las razones principales fueron la reducci¨®n de costes de financiaci¨®n y la generaci¨®n de externalidades positivas en los mercados financieros. Entre las ¨²ltimas, la principal era ofrecer a la comunidad inversora una herramienta eficiente de cobertura ante alzas de la inflaci¨®n en horizontes a largo plazo.
Hoy, en la mayor¨ªa de econom¨ªas desarrolladas antes mencionadas, la deuda ligada a la inflaci¨®n supone entre un 8% y un 12% del saldo total de deuda p¨²blica en circulaci¨®n. Su uso por parte de la comunidad inversora es amplio. No solo por parte de agentes con compromisos de pago a largo plazo ligados a la inflaci¨®n (aseguradoras, fondos de pensiones, etc¨¦tera), sino tambi¨¦n por otros gestores con horizonte m¨¢s corto y perfil m¨¢s activo. Estos encuentran en la deuda ligada a la inflaci¨®n un activo que permite optimizar, en determinados escenarios, el perfil de rentabilidad y riesgo de sus carteras, gracias a su baja correlaci¨®n con otras clases de activos.
Por tanto, y m¨¢s all¨¢ de que el coste efectivo final para el Tesoro sea superior o inferior a la inflaci¨®n esperada en el momento de su emisi¨®n, la iniciativa es bienvenida. Sit¨²a a nuestro mercado a la par con el resto de competidores en la UME, y ofrece una oportunidad de diversificar las fuentes de financiaci¨®n durante un periodo en el que Espa?a seguir¨¢ apelando de forma masiva a los mercados.
Jos¨¦ Manuel Amor y Miguel Arregui son profesores de Afi, Escuela de Finanzas Aplicadas.
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