Impuestos y desigualdad
No existen las 'reformas paretianas': aquellas en las que todos ganan
Faltan a¨²n muchas explicaciones sobre la reforma fiscal presentada el viernes en Consejo de Ministros, y que empez¨® a dosificar con cuentagotas un d¨ªa despu¨¦s el presidente de Gobierno, Mariano Rajoy, en el inicio de una campa?a con una fort¨ªsima tufarada electoral: se ha hecho la reforma para devolver a los ciudadanos lo que se les confisc¨® debido a la herencia recibida de los socialistas. ?Esto es lo que se pretende con la reforma fiscal?
Cualquier reforma estructural, como quiere ser la de los impuestos, ha de ser comprensible. Su did¨¢ctica tiene que incorporar sus efectos colaterales, la distribuci¨®n de riesgos que implica, su dise?o institucional, y, sobre todo, desvelar sin trampantojos qui¨¦nes ganan y qui¨¦nes pierden con ella, y cu¨¢nto. Y si ello no figura en la presentaci¨®n, es obligaci¨®n de la oposici¨®n parlamentaria superar la oscuridad. Conviene que se sepa que no existen lo que los economistas denominan reformas paretianas, aquellas en las que todos ganan con las mismas. Porque por muy bien elaboradas que est¨¦n, por muchas mejoras significativas que incorporen, siempre existir¨¢n grupos que se beneficiar¨¢n de los cambios, alterando las estructuras econ¨®micas o de poder.
Una reforma fiscal en Espa?a est¨¢ justificada por, al menos, dos tipos de deficiencias. La primera, la insuficiencia de recursos y las continuas modificaciones de impuestos que se han producido en los ¨²ltimos a?os y que han desequilibrado el conjunto y lo han hecho ineficiente. Algunos datos de ello. El inicial, el mito de la alta presi¨®n fiscal en Espa?a: mientras la recaudaci¨®n global en la UE (27) alcanza el 40% del PIB, en nuestro pa¨ªs es del 32,4%. Otras cifras: la ca¨ªda de la recaudaci¨®n entre 2007 y 2011 (disminuci¨®n de las transacciones inmobiliarias, reducci¨®n de la demanda y de los resultados empresariales) ha sido de 5,4 puntos porcentuales en Espa?a y s¨®lo del 0,5% en la UE, lo que de nuevo explica la ineficiencia del sistema. M¨¢s a¨²n: la deuda p¨²blica cabalga hacia el 100% del PIB y est¨¢ por primera vez, desde la creaci¨®n del euro, por encima de la media europea. Se han sustituido impuestos (que deben ser progresivos) por deuda p¨²blica (que es pagada de igual modo por todos los ciudadanos y que hay que devolver a quien presta el dinero).
El segundo motivo son los niveles de desigualdad, cuantificados por la OCDE un d¨ªa antes de la presentaci¨®n del ministro de Hacienda, Crist¨®bal Montoro: de la treintena de pa¨ªses de la organizaci¨®n, no hay ninguno que haya pagado una factura m¨¢s desigual de la crisis que Espa?a, ni siquiera los intervenidos (Grecia, Irlanda y Portugal). Aunque la funci¨®n distributiva esencial en un pa¨ªs se hace a trav¨¦s del gasto p¨²blico (todos los impuestos crean distorsiones), la econom¨ªa espa?ola permanece en estado de excepci¨®n: en los cuatro primeros a?os de la crisis (2007-2011) el ingreso medio del 10% m¨¢s pobre de la poblaci¨®n espa?ola retrocedi¨® 7,5 veces m¨¢s que lo que cay¨® la renta del 10% m¨¢s rico, apenas erosionada. Y falta por medir el impacto entre 2012 y 2014, cuando Espa?a sufri¨® una segunda y dolorosa recesi¨®n. Con esta situaci¨®n, cualquier reforma estructural deber¨ªa favorecer una distribuci¨®n de la renta tolerable (lo contrario de lo que est¨¢ sucediendo con la mayor parte de ellas, sobre todo con la laboral).
No existen ¡®reformas paretianas¡¯: aquellas en las que todos ganan
Adem¨¢s de estos factores, la reforma fiscal ha de paliar algunos de los otros problemas seculares de la Hacienda espa?ola: una econom¨ªa sumergida de dos d¨ªgitos, un fraude fiscal que algunos han llegado a estimar en alrededor del 9% del PIB. Y tambi¨¦n la masa de exenciones que han agujereado el sistema fiscal espa?ol, muchas de ellas injustificadas: en los Presupuestos de 2014, las exenciones del impuesto de la renta, IVA e impuesto de sociedades superaban los 35.000 millones de euros (el 21% de la recaudaci¨®n del IRPF, el 14% de Sociedades o el 30% del IVA). Y, no menos importante, la administraci¨®n tributaria: el ¨¦xito de una reforma fiscal depende en buena medida de esta ¨²ltima. A pesar de los niveles citados de econom¨ªa sumergida y de evasi¨®n fiscal, Espa?a dedica a la gesti¨®n fiscal un 0,1% de su PIB mientras algunos pa¨ªses de nuestro entorno llegan al 0,5%.
De todo esto hay que debatir.
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