El flechazo espa?ol de Wang Jianlin
El hombre m¨¢s rico de China compr¨® el edificio Espa?a de Madrid de un d¨ªa para otro. Naci¨® pobre, fue soldado y quiere conquistar el mundo
"Tienes que verlo¡±, le dijo el presidente del Atl¨¦tico de Madrid al magnate chino salt¨¢ndose el protocolo. Wang Jianlin lleg¨® con intenci¨®n de invertir y Enrique Cerezo estaba harto de ver vac¨ªo el edificio Espa?a, un imponente rascacielos neobarroco levantado en 1953, que fue, brevemente, el m¨¢s alto de Europa.
Cerezo y Wang estaban cenando en el Teatro Real con el presidente de la Comunidad de Madrid y el de la patronal madrile?a. Tras los postres, la comitiva oriental fue conducida hasta los pies de la mole de 25 plantas. Hubo flechazo. El hombre m¨¢s rico de China tom¨® la decisi¨®n all¨ª mismo: me lo compro. Al d¨ªa siguiente sus ejecutivos estaban con los del Banco Santander, que llevaban a?os intentando colocar estos 68.000 metros cuadrados, comprados a Metrovacesa en plena burbuja (2005) por 389 millones. El chino pag¨® 265. Pimpampum. As¨ª suena la conquista global.
Un pez gordo llamado Wanda
- Wanda Group ingres¨® 22.500 millones de euros en 2013.
- Tiene 166 centros comerciales, 55 hoteles, 1.247 cine y 84 karaokes.
- En 2017 abrir¨¢ un mini Hollywood, con 20 estudios, en Qingdao.
- Con presencia en China, Am¨¦rica y Europa, es el segundo propietario de suelo comercial del mundo.
- En 2013 cre¨® 108.000 empleos (en total son 539.000 trabajadores).
Con 59 a?os, Wang ¡ªque amasa una fortuna de 10.500 millones, seg¨²n Forbes¡ª describe su empresa, Wanda Group, como ¡°un elefante haciendo un sprint¡±. Una inmobiliaria convertida en una gigantesca corporaci¨®n que lleva ocho a?os creciendo un 30% y desde hace dos compitiendo en el extranjero. ¡°Nuestro modelo es comprar r¨¢pido, trabajar duro y acabar pronto¡±, ha declarado su l¨ªder. De pie en la Gran V¨ªa demostr¨® que al menos lo primero es cierto.
¡°Sabe lo que quiere¡±, ¡°no marea¡±, ¡°es muy cumplidor¡±, ¡°no se relaja¡±, ¡°quiere ser el n¨²mero uno¡±, dicen de ¨¦l diversas fuentes con las que tuvo contacto durante su viaje expr¨¦s a Espa?a del 8 al 12 de marzo. ¡°Va a por todas, pero no entra en todo lo que se le ofrece¡±. Cuentan que Florentino P¨¦rez le ofreci¨® poner su nombre al Bernab¨¦u por un pu?ado de millones. No cuaj¨®, a Wang no le va la fama, sino el efectivo. Todas las fuentes que hablan de ¨¦l piden no ser identificadas, porque el propio Wang, dicen, ¡°es muy discreto¡±. E importante: ¡°En China la gente se le cuadra¡±.
Los n¨²meros de Wanda Group impresionan: es la mayor propietaria de suelo en China, con 166 centros comerciales, 55 hoteles de cinco estrellas, parques tem¨¢ticos, estudios de cine, medios de comunicaci¨®n... Fuera de China est¨¢ comprando a lo grande. En 2012 adquiri¨® la cadena estadounidense de salas cinematogr¨¢ficas AMC, convirti¨¦ndose en el mayor exhibidor del mundo (527 cines, 6.247 pantallas). En Londres prepara la torre residencial m¨¢s alta de Europa a orillas del T¨¢mesis. El plan es que para 2020 la empresa ingrese 100.000 millones de d¨®lares, al nivel de Amazon, Nestl¨¦ o Carrefour, y se coloque entre las 100 m¨¢s grandes del mundo.
¡°Wanda crece a una velocidad vertiginosa, es muy exigente con sus empleados, pero paga bien, y tiene fama de funcionar como una m¨¢quina¡±, dice Rupert Hoogewerf, director de Hurun Report, que elabora la lista de los chinos m¨¢s ricos. ¡°Wang quiere ser el n¨²mero uno en todo lo que hace¡±, a?ade el experto por correo electr¨®nico. ¡°Su ambici¨®n es dejar una huella global¡±.
Espa?a est¨¢ en el tablero. Wang Jianlin encabeza una tendencia: en todo 2013 los inversores asi¨¢ticos gastaron 50 millones de euros en Espa?a; solo en el primer semestre de 2014, ya llevan invertidos 368 millones. Aunque la visita de Wang era en principio para visitar a los 60 ni?os chinos que el Proyecto Wanda tiene becados en las academias del Atl¨¦tico de Madrid, el Valencia y el Villareal, fueron cuatro d¨ªas con agenda de jefe de Estado. Dos de ellos ni siquiera cen¨®; no hubo tiempo. Adem¨¢s de repartir orgullosas palmaditas e interesarse por lo que com¨ªan y c¨®mo entrenaban los ni?os de los tres clubes, vio dos partidos de f¨²tbol, comi¨® paella y jam¨®n, y disfrut¨® de un espect¨¢culo flamenco. El Valencia le agasaj¨® con un tifo con su logo y el presidente del Villareal, Fernando Roig (due?o de la cer¨¢mica Pamesa y del 11% de Mercadona), le regal¨® un cuadro de su esposa, Elena Negueroles, en el que aparece un caballo alado amarillo con una estrella roja en la cabeza.
A pesar de su seriedad a la hora de hacer negocios, Wang cant¨® durante la cena en el Mestalla una canci¨®n sobre una espa?ola bonita que los comensales no consiguieron identificar. Y cuentan que la costa valenciana le record¨® a Dalian, la ciudad costera del noroeste chino donde comenz¨® su carrera. En Madrid se reuni¨® con la alcaldesa, Ana Botella, y con Florentino P¨¦rez. Llego un s¨¢bado, se fue un mi¨¦rcoles. Y de paso, se compr¨® un edificio de 117 metros de alto. Una semana despu¨¦s, Ignacio Gonz¨¢lez, presidente de la Comunidad, anunciaba la venta del edificio Espa?a, aunque el Santander no lo confirm¨® hasta m¨¢s de dos meses despu¨¦s. Ni el banco ni los abogados de Wang en Espa?a (Freshfields) ofrecen m¨¢s detalles del proyecto.
Como buen magnate, Wang tiene ya su leyenda. Naci¨® en una remota zona de Szenchuan, el mayor de cinco hermanos hijos de un soldado del Ej¨¦rcito Rojo. ¡°Sufr¨ªamos para poder comer¡±, repite en las entrevistas. A los 16 se alist¨® y pas¨® otros 16 a?os de soldado en plena Guerra Fr¨ªa. Era un treinta?ero cuando se gradu¨® en la universidad a distancia y se quebr¨® su sue?o de llegar a general. El partido redujo el Ej¨¦rcito en un mill¨®n de hombres y Wang se convirti¨® en un funcionario de Dalian.
La regla de oro: ni un d¨ªa tarde ni un yuan de m¨¢s
Cada dos o tres semanas abre un Wanda Plaza en China. Miniciudades contenidas en tecnol¨®gicos edificios de dimensiones gigantescas, ubicadas en el coraz¨®n de la urbe o el distrito financiero. Tienen fastuosas entradas, llamativas escaleras y galer¨ªas que imitan ciudades al estilo de Las Vegas. Incluyen tiendas, restaurantes, cines, karaokes, hoteles de lujo y apartamentos. En China hay 88 y se espera que sean 110 a finales de 2014, lo que convertir¨ªa a la empresa en la mayor propietaria del mundo, con 23 millones de metros cuadrados en alquiler.
El edificio Espa?a, adquirido por Wang Jianlin en Madrid, tiene el porte para convertirse en un Plaza. El Banco Santander, anterior due?o, ya encarg¨® un proyecto de remodelaci¨®n a los arquitectos Norman Foster y Carlos Lamela (con 300 pisos de lujo, un hotel y un centro comercial) y obtuvo la luz verde de la Comunidad de Madrid para demoler el interior justo antes de confirmar la venta al magnate chino (lo ¨²nico sagrado son la fachada y los laterales). El nuevo due?o ha tenido contacto con los arquitectos, pero podr¨¢ hacer lo que quiera con su adquisici¨®n.
Es probable que sea expeditivo. Wang se jacta de que la rapidez es lo que le distingue de la competencia. Sus proyectos no se alargan m¨¢s de 18 o 24 meses. "Al principio decidimos el d¨ªa exacto en el que se abrir¨¢n al p¨²blico... Y nunca hemos pospuesto un proyecto ni un solo d¨ªa", explic¨® el pasado abril en una masterclass en la escuela de negocios CEIBS. "Siempre hacemos lo que decimos que vamos a hacer", presumi¨®. No alargarse le permite controlar gastos. "En los m¨¢s de 100 proyectos en los que Wanda ha invertido en los 10 ¨²ltimos a?os, los costes siempre han estado por debajo del objetivo, y los beneficios netos, por encima". Pero ni la realidad espa?ola ni la del resto de mercados occidentales es la de China. Queda por ver c¨®mo viaja la estricta f¨®rmula Wanda.
Con dinero prestado de un antiguo camarada, la determinaci¨®n y perseverancia aprendidas en el Ej¨¦rcito y sus contactos de funcionario, a finales de los ochenta se hizo con una inmobiliaria en quiebra, reform¨® los suburbios marginales y comenz¨® a construir un emporio al servicio de la nueva China. Ambici¨®n y oportunidad. Siguiendo el lento aperturismo del pa¨ªs fue proveyendo a las clases medias de lo que necesitaban: primero apartamentos, luego oficinas, luego centros comerciales, luego cines, ocio, turismo¡ Un selfmade man que encarna el sue?o americano con carn¨¦ del Partido Comunista, al que pertenece desde los 22 a?os. Un patriota. Su lema: ¡°Trabajar cerca del Gobierno, pero lejos de la pol¨ªtica¡±. Por ello se jacta de no ceder nunca a los sobornos, aunque su relaci¨®n con el condenado a cadena perpetua por corrupci¨®n Bo Xilai, que era alcalde de Dalian cuando Wang empezaba, ha despertado algunas suspicacias.
Wang maneja su empresa con rigor militar. Llega a las 7.20 y sale tarde. Tiene solo una semana de vacaciones. Centraliza todo el poder en sus oficinas de Pek¨ªn, haciendo rotar a los directores regionales para que no se acomoden demasiado en sus sillones. Supervisa personalmente los proyectos e impone una f¨¦rrea disciplina a sus empleados (¡°todo lo que les pido, lo hago yo primero¡±, ha dicho). Multa a quien no cumple sus instrucciones. A los que m¨¢s rinden, les regala un viaje. Cada a?o la empresa organiza un torneo deportivo y un tour de sensibilizaci¨®n por las zonas m¨¢s pobres de China. En Wanda es obligatorio leer Las analectas de Confucio y al menos un libro recomendado personalmente por Wang al a?o (sobre el que luego se hace un concurso de ensayos).
En lo personal, Wang colecciona caligraf¨ªa china y arte (su adquisici¨®n en Christie¡¯s de un picasso por 20 millones, el doble de lo estimado, levant¨® muchas cejas el a?o pasado). Le gusta cantar. Dicen que lo hace bien, con registro de tenor. Cada a?o act¨²a junto a otros 400 empleados elegidos en la fiesta de la empresa. En su cadena de karaokes, la mayor de China, interpreta una de las baladas fijas del repertorio.
Y luego est¨¢ el f¨²tbol. Es un forofo. En los noventa financi¨® el primer club chino, Dalian Wanda, pero huy¨® desenga?ado por la corrupci¨®n y los partidos ama?ados. Junto a otro aficionado, el presidente de la Rep¨²blica Popular China, Xi Jinping, quiere sacar el terrible balompi¨¦ chino de la segunda divisi¨®n. Gracias al dinero de Wang, la selecci¨®n china contrat¨® al entrenador Jos¨¦ Antonio Camacho en 2011, un fiasco que acab¨® a los dos a?os con una derrota 5-1 contra Tailandia. Ahora Wang y Xi prefieren apostar por crear una cantera; de ah¨ª el proyecto con los alevines en Espa?a. Es un plan a la larga, como le gusta al empresario: no en vano Wanda viene a significar abundancia y longevidad, y el nombre completo de la empresa es International Wanda Centennial Business, empresa centenaria internacional.
A Wang, un obseso de la planificaci¨®n y los plazos de entrega, le interesa la carrera de fondo. ?l mismo se distancia de otros nuevos millonarios m¨¢s pegados al carpe diem. ¡°La mayor¨ªa de los rusos se hicieron ricos de un d¨ªa para otro¡±, dijo en una entrevista el a?o pasado, ¡°pero los empresarios chinos empezamos desde cero y crecimos paso a paso¡±. Su referente es Bill Gates, como hombre de negocios y como fil¨¢ntropo (¨¦l es el mayor de China, y en 2013 don¨® 50 millones).
Est¨¢ casado y tiene un hijo famoso por tener la tecla f¨¢cil en las redes sociales chinas, donde se pelea por frivolidades con otros delfines fu¡¯erdai (ricos de segunda generaci¨®n). Si quiere heredar tendr¨¢ que ganarse el respeto de la empresa, ha amenazado el padre en p¨²blico. Wang no es de mucho capricho, aunque fue uno de los primeros empresarios chinos en comprarse un avi¨®n privado y tiene una versi¨®n customizada del yate que aparece en la pel¨ªcula de James Bond Casino Royale. Tres a?os despu¨¦s de compr¨¢rselo, adquiri¨® el 91,8% de la empresa que lo fabric¨®, el armador brit¨¢nico Sunseeker, por 400 millones de euros. Un par de veces al a?o, Wang viaja a Par¨ªs a por trajes de Lanvin. Pero, para comprar en serio, prefiere cosas m¨¢s grandes.
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