Vicente Rotger, empresario y mecenas balear

A sus 10 a?os, Vicente Rotger Buils (Alaior, Menorca, 1918) comenz¨® a asimilar rudimentos del negocio de la venta y distribuci¨®n de prensa, libros y postales. Entr¨® a trabajar de mozo en el quiosco Born, en el centro de Palma. Antes hab¨ªa vendido caramelos y rosquillas en los teatros que ya no existen. Con las experiencias de una infancia trabajadora hasta su ¨²ltimo aliento, Vicente Rotger ¡ªque muri¨® en la noche del mi¨¦rcoles a los 98 a?os en Palma¡ª teji¨® con esfuerzo un potente grupo familiar de distribuci¨®n editorial y comercial de Baleares. En los albores del turismo edit¨® millones de ejemplares de postales de las que era autor. Distribuy¨® millones de diarios y revistas internacionales y la censura de la dictadura de Franco le oblig¨® a tapar besos de parejas y pechos femeninos al aire. Su red propia de quioscos y librer¨ªas se extendi¨® por varios centenares entre 750 enclaves existentes. Invirti¨® en hoteles, en propiedades agr¨ªcolas y en el Diario de Mallorca. En la Distribuidora Rotger ¡ªuna referencia en el sector espa?ol¡ª han trabajado a la vez tres generaciones, el presidente fallecido, su innovador hijo, Vicente Rotger Rebassa, y la nueva ola, el nieto Fredi Mudoy Rotger.

De la derrota al ¨¦xito

El patriarca fue mel¨®mano, tuvo don de gentes y curti¨® un estilo empresarial desde una derrota. En la d¨¦cada de los a?os veinte del siglo XX, su padre perdi¨® la industria de fabricaci¨®n de bolsos de plata Rotger en Menorca, por el colapso y los impagos motivados por las crisis despu¨¦s de la primera Gran Guerra. La familia, empobrecida, migr¨® a Mallorca. ?l se cas¨® con Antonia Rebassa, hija de Jaume Rebassa, socialista exiliado que muri¨® en un campo de concentraci¨®n nazi. Eso lo cuenta en sus Memorias, publicadas en 1994.

Desde hace a?os, en Menorca, en su Alaior natal, existe el Espai Cultural Rotger y un aula de m¨²sica, un legado del pionero distribuidor de prensa nacional e internacional. Los Rotger celebraron exitosas veladas musicales y meriendas de verano en su finca de Son Ripoll, populares y abiertas a sus cientos de amistades. La familia cre¨® un espacio industrial de vanguardia al alzar su sede, obra de Pere Nicolau, y en su red de quioscos de Palma de los ochenta qued¨® el trazo de la modernidad urbana.