Robo de empleados en Silicon Valley
Cazatalentos, con fuertes comisiones, pelean por lograr fichajes de alto nivel en las empresas tecnol¨®gicas
Cambian de empresa con facilidad y resulta extra?o que un empleado pase m¨¢s de cuatro a?os en la misma compa?¨ªa. Sucede en las grandes y en las peque?as firmas. La lucha por la retenci¨®n de un empleado ni se plantea, hay que seguir la racha. Algo propio de un mercado convulso, sin apenas paro y con salarios al alza como el de Silicon Valley y, en general, el de las empresas tecnol¨®gicas en Estados Unidos.
Google, Apple, Intel y Adobe firmaron un pacto para no robarse empleados. Pero el pasado 11 de agosto una jueza rechaz¨® los 324 millones de d¨®lares con los que pretend¨ªan compensar a los trabajadores afectados, que les reclaman 3.000 millones.
El asunto viene de lejos. Un cruce de correos entre Steve Jobs y Eric Schmidt, en 2007, entonces consejeros delegados de Apple y Google respectivamente, dejaba claro que esta movilidad tan extrema no les beneficiaba. Jobs zanjaba la discusi¨®n con un emoticono, ¡°:)¡±, una carita sonriente al saber que el reclutador de Google, o recruiter como dicen por aqu¨ª, ser¨ªa despedido, al haber intentado contratar a personal de Apple como le hab¨ªa prometido Schmidt. Nadie pod¨ªa osar romper la regla preestablecida de no tocar a ninguno de sus empleados
.Estos intermediarios se consideran un mal necesario para dinamizar los fichajes. Los especializados en directivos se consideran head-hunters, cazatalentos. Los de los t¨¦cnicos, recruiters. Mientras que en los primeros prima la capacidad de seducir y negociar, los segundos destacan por su olfato para detectar a t¨¦cnicos fuera de serie.
El ¨²ltimo a?o ha sido especialmente crispado en la parte m¨¢s alta de las empresas. Sam Lessin, vicepresidente de Facebook, se fue hace una semana. Lleg¨® a la red social en 2010, tras conocer a Mark Zuckerberg en Harvard. El motivo es tener m¨¢s tiempo libre aunque descarta ¡°hacer ruido pronto¡±. Daniel Graff, responsable de Google Maps, dijo adi¨®s a Mountain View para fichar por Twitter, una de las firmas m¨¢s agresivas contratando. Lo mismo hizo Baljeet Singh, creador del sistema de publicidad de YouTube, ahora con el p¨¢jaro azul. En Motorola la desbandada incluye a su director de m¨¢rketing, que opt¨® por Facebook, y al consejero delegado, nuevo en las filas de Dropbox. Emilie White, una hist¨®rica de Facebook, se pas¨® a la app preferida entre los j¨®venes, Snapchat. Nikesh Arora, director de ventas de Google, los dej¨® por Softbank.
A. M., cazatalentos, insiste en que no todo vale: ¡°Tienes que tener un buen producto que ofrecer y una buena propuesta para atraer al talento. Cuando tratas de reclutar a la ¨¦lite, que por eso mismo no est¨¢n buscando trabajo de manera activa, hay que saber contar bien una historia, una visi¨®n, llamar su atenci¨®n para que vean que su nuevo papel podr¨ªa marcar la diferencia en su carrera, adem¨¢s de hacer crecer su cuenta corriente¡±.
Los m¨¢s buscados son los consejeros delegados y directores financieros. En las start-up es todav¨ªa m¨¢s complicado. Algunos reclutadores optan por cobrar en forma de acciones con la esperanza de beneficiarse con una hipot¨¦tica venta o salida a bolsa.
Un ejecutivo del Valle, con rango de consejero delegado, explica la mec¨¢nica. El intermediario suele recibir un 10% del sueldo base del fichaje. Un directivo sin demasiada experiencia puede cobrar entre 200.000 y 450.000 d¨®lares, m¨¢s un bonus de entre el 25% y el 40%. En Yahoo!, Twitter, Google y Facebook, estima que los sueldos est¨¢n entre 1,5 y 6 millones de d¨®lares m¨¢s acciones.
Es habitual que estos ojeadores reciban, a cargo del empleador, igual que la comisi¨®n, parte del bonus.Un ingeniero de Twitter reconoce que recibe ofertas casi a diario: ¡°De Facebook, Amazon, Linkedin, Microsoft, Google y toda clase de start-up¡±. No buscan un contacto r¨¢pido, sino establecer una relaci¨®n duradera y contar con ¨¦l como un posible candidato: ¡°Dejan caer que la posibilidad de tener acciones no ser¨ªa un obst¨¢culo¡±.
Los de buscador fueron m¨¢s all¨¢: ¡°Tan solo quer¨ªan saber cu¨¢les son mis puntos fuertes y ponerse a mi disposici¨®n por si un d¨ªa decido cambiarme¡±.A diferencia de lo que relata a A. M. en su forma de proceder, sus compa?eros no se andan con tanto cuidado al acercarse a los programadores.
Un madrile?o nacido en 1990 que trabaja en una start-up est¨¢ cansado de recibir llamadas a cualquier hora del d¨ªa. A veces tambi¨¦n, de la noche: ¡°Muchos tienen que cumplir una cuota. Cuando te contactan por Linkedin suelen ser algo m¨¢s concretos¡±. Sus experiencias no son del todo positivas: ¡°He pasado cuatro procesos con Google, sin suerte. En Twitter pueden tardar meses en darte una respuesta despu¨¦s de contactarte alguien pagado por ellos¡±.Tras acceder a fichar a trav¨¦s de un intermediario, hizo otro cambio. Se desat¨® la ira de quien le hab¨ªa propuesto para ese empleo: ¡°Llamadas y mensajes diciendo que le hab¨ªa decepcionado, que jugar¨ªa con su prestigio y que mejor que no nos cruz¨¢semos de nuevo¡±. ?El motivo? ¡°Estuve menos de un a?o en el puesto que me propuso. Si yo me iba, ten¨ªa que devolver la comisi¨®n¡±.?
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