La Universidad a cuatro voces
Un rector, una profesora, una defensora universitaria y un alumno buscan soluciones a la educaci¨®n
Sentados frente a frente en una mesa, todos coinciden en que la universidad espa?ola es muchas aunque sea solo una. Los efectos de la crisis y del recorte econ¨®mico en los campus (1.400 millones menos en tres a?os, el 13,7%) sobrevuelan todo el debate.
El rector de la Universidad Carlos III, Daniel Pe?a; Mar¨ªa Luz Castellanos, profesora asociada de Sociolog¨ªa de la Universidad de Valladolid; Anatolio Alonso, estudiante de Medicina de la Complutense y Carmen Gonz¨¢lez, defensora universitaria de la Polit¨¦cnica de Madrid aceptaron la llamada de EL PA?S para una charla a cuatro voces sobre el presente y el futuro del sistema. Estas son sus re?exiones.
Retos del nuevo curso
Daniel Pe?a. Esperamos que empiecen a resolverse los problemas que llegaron con la crisis. Ha habido una disminuci¨®n de recursos de la universidad p¨²blica muy importante, hasta el 25% en algunas comunidades aut¨®nomas. Y no se han iniciado las reformas universitarias que se iban a hacer para dar nuevas oportunidades. Hay una situaci¨®n de comp¨¢s de espera y de poca ilusi¨®n. Muchas universidades tienen problemas muy serios y tuvieron que tomar decisiones duras, como no contratar profesorado o reducir plantillas. Por parte de las autoridades no ha habido ninguna medida de est¨ªmulo para animar a mejorar las universidades. No veo en el Gobierno un compromiso con la docencia, la investigaci¨®n y la innovaci¨®n.
Carmen Gonz¨¢lez. Est¨¢ complicado y bastante parado. Las universidades mantenemos los mismos retos: mejorar y formar a la gente, concluir los proyectos de grados y posgrados. Aparte de los apoyos que nos deben dar los organismos del Estado y las comunidades aut¨®nomas, la universidad ha sufrido bastante en los ¨²ltimos a?os. Necesitamos una pausa para pensar. La implantaci¨®n de Bolonia ha sido muy importante para estudiantes y profesores y, tras esto, llegaron inmediatamente las restricciones. Ahora hace falta un periodo de reposo. Me preocupa tambi¨¦n la gran desigualdad en el sistema universitario espa?ol. Con las competencias transferidas, no es lo mismo nacer en Madrid que en Albacete o en Burgos.
Anatolio Alonso. Especialmente, la Comunidad de Madrid ha desarrollado estrategias para una educaci¨®n universitaria de ¨¦lites. Quieren mercantilizar la educaci¨®n con las desigualdades que eso conlleva. Est¨¢n disminuyendo las becas y suben las tasas. Los estudiantes pagan m¨¢s por las asignaturas pero no aumenta el presupuesto de las universidades, porque nos matriculamos de menos cr¨¦ditos y bajan las subvenciones. Nuestro esfuerzo econ¨®mico no redunda en una mejora de la oferta de las universidades.
D. P. Estamos de acuerdo. Los estudiantes reciben una educaci¨®n parecida, pero los medios a su alcance han disminuido porque las universidades tenemos menos dinero. Para lo que antes arregl¨¢bamos en un mes, ahora necesitamos el triple o ni lo hacemos. No tenemos recursos.
Mar¨ªa Luz Castellanos. Yo destacar¨ªa la poca ilusi¨®n por parte del profesorado y de los alumnos. El reto es sobrevivir. Estamos los profesores no permanentes, con peores condiciones, y los permanentes han visto ampliada su jornada de docencia mientras les han dejado de reconocer la investigaci¨®n. Nadie est¨¢ contento. Cada vez m¨¢s alumnos llegan a las revisiones de los ex¨¢menes preguntando qu¨¦ pueden hacer para aprobar porque, si no, le quitan la beca. O para subir nota, porque compiten con el resto por las ayudas.
En una universidad peque?a como la m¨ªa, donde casi todos nos conocemos, la situaci¨®n es dif¨ªcil. Y luego est¨¢ la forma de llevar las clases. Los alumnos ya no van a la universidad que yo conoc¨ª, en la que estudiabas para progresar pero tambi¨¦n ten¨ªas un respeto por el conocimiento. Ahora van a por el t¨ªtulo. No les pidas que disfruten, que se deleiten con una clase.
Donde antes ten¨ªamos 150 titulaciones, ahora encontramos m¨¢s de 4.000¡± explica Carmen Gonz¨¢lez, defensora universitaria de la Polit¨¦cnica de Madrid
A. A. En gran medida es as¨ª, pero es que no se fomenta el gusto por lo que se estudia: Hay clases masivas, temarios encorsetados, las estrategias se dirigen a cercenar las carreras que no est¨¢n directamente relacionadas con el mercado de trabajo.
D. P. Estoy de acuerdo con la defensora en relaci¨®n a la equidad. La transferencia a las comunidades aut¨®nomas no se hizo bien. Unas regiones han dedicado muchos recursos a la educaci¨®n y otras no. Es obvio que, seg¨²n donde naces, tus posibilidades de encontrar trabajo var¨ªan radicalmente. En algunas universidades la tasa de colocaci¨®n llega al 90% y, en otras, ni al 20%. Te¨®ricamente puedes estudiar en cualquier parte de Espa?a, pero sin recursos econ¨®micos no, y lo que hemos hecho ha sido retroceder en las becas. Hay menos equidad que hace 10 a?os. Pero, dicho esto, creo que nuestro sistema universitario no es elitista, el problema es que no premia el m¨¦rito y la capacidad. No existe una relaci¨®n entre la calidad de una universidad y el dinero que recibe.
Una evaluaci¨®n al modelo
C. G. Hemos hecho 17 sistemas universitarios. Donde antes ten¨ªamos un cat¨¢logo con 150 titulaciones, ahora encontramos m¨¢s de 4.000. As¨ª no podemos establecer directrices comunes.
M. L. C. Cada universidad y cada titulaci¨®n son distintas.
D. P. Tenemos un sistema perverso. Hablamos del sistema universitario como una realidad homog¨¦nea y es extraordinariamente heterog¨¦nea. Existe la misma diferencia entre las universidades espa?olas que la que encuentras entre los campus de Europa.
M. L. C. Cada departamento trabaja por ganar docencia, cada facultad por ganar alumnos. Las estrategias var¨ªan. Algunas basan su prestigio en una tasa de ¨¦xito baj¨ªsima y otras, en lo contrario.
D. P. El problema de las universidades, que no se termina de abordar, es que no existe un sistema claro de gobernanza que permita a la universidad moverse en una direcci¨®n. Un profesor decide que su materia es muy importante y pone el list¨®n aqu¨ª y si los estudiantes se estrellan, all¨¢ ellos. Y no hay mecanismos para frenarlo. En nuestra universidad lo hemos hecho, pero creo que somos una excepci¨®n. Es absurdo que hagas un plan de estudios en el que digas que una asignatura debe pesar el 10% del total y un profesor decida que ser¨¢ el 40%. Eso no es estrategia de universidad.
M. L. C. Hay cosas que se dejan a la responsabilidad del profesor. Un a?o puedo tener una tasa de suspensos alta pero, si eso se repite, a lo mejor el problema es m¨ªo. Para nosotros es un dilema: ?Qu¨¦ nivel pongo? Intentas una relaci¨®n bidireccional, depende de la respuesta de los alumnos.
D. P. Bolonia es eso. Lo m¨¢s importante de todo es que, en vez de pensar en lo que tiene que hacer el profesor, se decida qu¨¦ tiene que hacer un estudiante. Fijar cu¨¢ntas horas decidimos que debe dedicar en el aula, en la casa, la biblioteca¡ Pero en Espa?a lo hemos hecho con pocos recursos, a la carrera. Un desastre.
M. L. C. En nuestro caso, adem¨¢s, se hab¨ªan ?jado evaluaciones al profesorado que son m¨¢s un procedimiento formal que otra cosa.
C. G. Mi universidad lleva un sistema de control de todas las asignaturas todos los semestres y de detecci¨®n de los que tienen rendimientos bajos sistem¨¢ticamente. Tenemos un art¨ªculo en la normativa en el que se puede cambiar la adscripci¨®n de la docencia de la asignatura.
A. A. A m¨ª Bolonia me parece un eslab¨®n para conseguir otra serie de medidas. Redujeron los grados a cuatro a?os con la disparidad que hay de una carrera a otra. Despu¨¦s est¨¢s condicionado a hacer un m¨¢ster, cuyo precio est¨¢ menos regulado, para acceder al mercado laboral. Eso fomenta la desigualdad
No veo en el Gobierno un compromiso con la docencia, la investigaci¨®n y la innovaci¨®n. No ha habido medidas de est¨ªmulo¡±
opina el rector de la Universidad Carlos III, Daniel Pe?a
D. P. A m¨ª me gustar¨ªa que nos pareci¨¦semos a los pa¨ªses m¨¢s igualitarios desde el punto de vista del desarrollo, a los n¨®rdicos. All¨ª el alumno entra con equidad pero, si no aprueba, se le echa inmediatamente. El sistema garantiza, y es lo que me gustar¨ªa, un salario para que puedas vivir con independencia de tus padres. Eso es apoyar a la juventud, ayudarle a que viva fuera de su casa que es lo que hay que hacer a los 18 a?os en un mundo civilizado. Pero, al mismo tiempo, eso implica la responsabilidad de las universidades y los alumnos, el uso de criterios rigurosos de funcionamiento para todo el mundo. Yo no de?endo que haya que premiar a unas universidades o a otras, sino que la ?nanciaci¨®n deber¨ªa depender de los objetivos. Si un departamento tira el dinero, como ocurre ahora en algunos casos, ya no le doy m¨¢s. Si una universidad contrata endog¨¢micamente a malos profesores a trav¨¦s de amigos, que haya una comisi¨®n que diga que el departamento no crece m¨¢s porque lo ha hecho mal.
C. G. No podemos olvidar que las universidades est¨¢n gestionadas por personas con aciertos y errores. Las situaciones que mencionas de departamentos que tiran el dinero son anecd¨®ticas. Yo creo que las universidades est¨¢n haciendo lo mejor que pueden con los recursos escasos que tienen.
D. P. Pero no hay mecanismos dentro de las universidades para garantizar la relaci¨®n entre los resultados y los recursos. Los recursos no dependen de la calidad en este momento, dependen sobre todo de la comunidad aut¨®noma donde est¨¦s.
La docencia
M. L. C. Primero habr¨ªa que de?nir a qu¨¦ se le llama ense?ar bien. Yo no puedo hablar por todas las universidades, pero soy diplom¨¢tica si digo que regular. ?ltimamente se ha vuelto a aulas masi?cadas como las que menciona Anatolio. Y no se parece en nada una clase a un grupo de 20 alumnos o a otra con 60: es radicalmente distinto. Yo estoy acostumbrada a clases peque?as, me pones ahora una de 80 y no s¨¦ c¨®mo me manejo. Otros profesores se las ven y se las desean.
A. A. Y hay que tener en cuenta el encorsetamiento de los temarios. Veo en Medicina una cantidad ingente de temario. Se intenta dar la apariencia de que tambi¨¦n cuentan los trabajos, pero al ?nal lo que m¨¢s pesa es el examen, igual que antes.
D. P. Bueno, la evaluaci¨®n continua tiene que contar el 40%. En mi universidad es as¨ª.
M. L. C. En la m¨ªa tengo libertad para ?jar los criterios de las asignaturas que imparto. Depende de la idiosincrasia de cada titulaci¨®n.
A. A. El encorsetamiento del alumno que impone Bolonia y que obliga a asistir a las clases necesariamente, a hacer trabajos constantes. Nos resta libertad para dirigirnos a los aspectos que nos parezcan m¨¢s interesantes. No deber¨ªamos tener que asistir a algunas clases en las que los profesores que no aportan nada. La universidad es el lugar que nos pone en contacto con una determinada forma de hacer conocimiento y nos provee con una organizaci¨®n de esa forma de aprendizaje a trav¨¦s de unas bibliograf¨ªas, algo que no tiene nada que ver necesariamente con acudir a las clases. Transmitir los conocimientos de forma embuchada para soltarlos en un examen no te lleva a ning¨²n sitio.
C. G. En la inmensa mayor¨ªa de los sitios se ense?a bien. Lo que de verdad dice Bolonia es que se tiene que medir de otra manera, que debemos ser capaces de de?nir qu¨¦ tienes que ense?ar y de qu¨¦ forma. Ha cambiado rotundamente la forma que hab¨ªamos aprendido los docentes actuales y vamos poco a poco, pero las cosas est¨¢n mejorando. Es verdad que Bolonia y la evaluaci¨®n continua no son necesariamente buenas para todas las titulaciones. Como dec¨ªa, necesitamos un periodo de re?exi¨®n.
D. P. Una mala clase con un mal profesor no tendr¨ªa que permitirse, deber¨ªa haber mecanismos para que eso no ocurra. Lo que no tiene sentido es que cada uno se busque la vida por su cuenta. Lo l¨®gico es que los estudiantes lo hagan notar y la universidades tomen sus medidas. Pero se espera que el estudiante tambi¨¦n responda.
A. A. Pero es posible que lo haga mejor con mi bibliograf¨ªa y en la biblioteca.
D. P. Nadie pasa lista. Yo lo que pido es un compromiso por las dos partes.
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