Qu¨¦ no estamos comprendiendo
Ver en la misma jornada la obra de teatro Ruz/B¨¢rcenas y analizar las cuentas del Estado para el resto de la legislatura no son actos de distinta naturaleza. Uno y otro asunto mantienen conexiones p¨²blicas, son actividades complementarias aunque aparentemente podr¨ªa no parecerlo. Ambas tratan del dinero p¨²blico y del destino que se le da.
Ruz/B¨¢rcenas, de Jordi Casanovas, dirigida por Alberto San Juan, pertenece a la mejor tradici¨®n del teatro documental. Ha llenado todos los fines de semana un teatro del off-off Madrid (el Teatro del Barrio, en Lavapi¨¦s, antigua sala Tri¨¢ngulo). Es la versi¨®n textual (aunque apocopada) del segundo interrogatorio que el juez Ruz practic¨® al durante tantos a?os tesorero del PP. Todo lo que se escucha en la sala, sin una coma de m¨¢s, se dijo en la Audiencia Nacional. Un texto que es sin duda tedioso y casi insoportable de leer, por ejemplo en un peri¨®dico, resulta apasionante recitado en un escenario. Es incomprensible (esta incomprensi¨®n es ret¨®rica) que la obra no circule por los mejores locales de las ciudades espa?olas y no s¨®lo en Lavapi¨¦s. Por educaci¨®n para la ciudadan¨ªa del conjunto de la poblaci¨®n.
El repunte en la ocupaci¨®n se debe, ante todo, a la emigraci¨®n de propios y for¨¢neos
Pertenece al g¨¦nero del surrealismo que despu¨¦s de lo que se afirm¨® en la Audiencia Nacional en esa ocasi¨®n (sobre las cuentas p¨²blicas del partido que gobierna, sobre los sobresueldos en negro -¡ªqueda meridianamente claro que fue as¨ª, en la versi¨®n de B¨¢rcenas¡ª de tantos gobernantes y dirigentes del PP, con nombres y apellidos, sobre la vinculaci¨®n de corruptores y corrompidos) lo ¨²nico que haya ocurrido por ahora es que B¨¢rcenas est¨¦ en la c¨¢rcel.
Otra oleada de estupor distinta, pero relacionada, se siente cuando los principales ministros econ¨®micos del Gobierno, al salir del Consejo de Ministros, presentan el cuadro macroecon¨®mico de los a?os 2014 y 2015 y subrayan sin rubor, como si fuera un gran ¨¦xito, que la tasa de paro al finalizar la primera legislatura de Rajoy en La Moncloa (22,2% de la poblaci¨®n activa) ser¨¢ menor que la que hab¨ªa en el ¨²ltimo trimestre de 2011, cuando abandonaron ese mismo lugar Rodr¨ªguez Zapatero y los socialistas (22,6%).
Supongamos que es as¨ª sin ning¨²n matiz (que no lo es): ?no es parad¨®jico que se presuma de tan escaso bagaje en materia de empleo, reforma laboral mediante, despu¨¦s de cuatro a?os de continuas rebajas de la renta disponible de las familias, transformaci¨®n de contratos fijos en temporales y de m¨ªnima calidad, recortes en materias tan centrales al modelo europeo como la educaci¨®n, la sanidad, la dependencia, las pensiones o la protecci¨®n al desempleo? ?No es sorprendente que parezca no pasar nada cuando se recurre tan frecuentemente el doblepensar orwelliano, sencillamente porque llegamos a la temporada electoral?
Se multiplica el ¡®doblepensar¡¯ orweliano cuando llega la temporada electoral
Pero es que, adem¨¢s, no es as¨ª: el repunte en la ocupaci¨®n que pronostica el Gobierno para la segunda mitad de la legislatura, 600.000 puestos de trabajo m¨¢s, (que no coincide con las apreciaciones del Banco de Espa?a, que define la situaci¨®n como ¡°un escenario de recuperaci¨®n fr¨¢gil lastrada por los elevados niveles de desempleo y deuda, y por la persistencia de un contexto de fragmentaci¨®n financiera al que se han unido los desaf¨ªos por la debilidad del comercio mundial y la tentaci¨®n geopol¨ªtica¡±) no es suficiente para compensar el mill¨®n de empleos perdidos en los dos primeros a?os de su mandato. En el conjunto de la legislatura de Rajoy se destruir¨ªan 400.000 empleos mientras, al mismo tiempo, el n¨²mero de parados bajar¨ªa en 211.000, en n¨²meros redondos, para acabar todav¨ªa por encima de los cinco millones. ?A qu¨¦ se debe esta aparente contradicci¨®n?: a que la poblaci¨®n activa habr¨¢ descendido en m¨¢s de 600.000 personas en estos a?os por la vuelta de muchos inmigrantes a sus pa¨ªses ante la falta de futuro, y a la emigraci¨®n de miles de ciudadanos espa?oles (sobre todo j¨®venes) en busca de un empleo.
En el libro de Javier Pradera Corrupci¨®n y pol¨ªtica. Los costes de la democracia (Galaxia Gutenberg) se demuestra que cuando coinciden en el aparato del Estado burocracias partidistas en el ejercicio de la pol¨ªtica con la falta de ejemplaridad en las actitudes de los pol¨ªticos se?alados por diversos delitos de lesa democracia o conductas poco ¨¦ticas, se encienden las luces rojas del sistema.
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