El Muro cay¨® a los dos lados
La Gran Recesi¨®n ha convertido lo que era d¨¦ficit democr¨¢tico en crisis de la democracia
El domingo se cumple el primer cuarto de siglo del d¨ªa (9 de noviembre de 1989) en que acab¨® el siglo XX con la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn. Hasta entonces la mayor parte de los polit¨®logos hab¨ªa analizado las transiciones del capitalismo hacia el socialismo; ninguno, la transici¨®n del socialismo al capitalismo. Y sin embargo, ello es lo que ocurri¨®. El historiador brit¨¢nico Eric Hobsbawm puso en circulaci¨®n el concepto de "siglo corto" para referirse al XX: comenz¨® con la Gran Guerra de 1914 y habr¨ªa terminado con el final del socialismo real. Poco antes de morir (2012), Hobsbawm ya hab¨ªa insinuado una especie de rectificaci¨®n, cuando declar¨® que la Gran Recesi¨®n significaba un colapso, "una suerte de equivalente de derechas de la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn".
Ello significaba, en su versi¨®n, que el Muro hab¨ªa ca¨ªdo hacia los dos lados; primero en 1989 y luego en 2008, con las dram¨¢ticas consecuencias de la quiebra de Lehman Brothers. Este ¨²ltimo a?o iniciaba una de las crisis mayores del capitalismo, junto a las dos guerras mundiales y a la Gran Depresi¨®n. Para sobrevivir, la econom¨ªa de mercado tuvo que poner en marcha la m¨¢s masiva circulaci¨®n de dinero p¨²blico de su historia, lo que sacudi¨® los cimientos de su orden interno y puso patas arriba las creencias neoliberales de las ¨¦lites planetarias. S¨®lo as¨ª se salv¨® de la quiebra: echando por tierra la ortodoxia del libre mercado que hab¨ªa sido hegem¨®nica desde los a?os ochenta y que hab¨ªa definido la ortodoxia de una generaci¨®n.
La crisis econ¨®mica, que arranc¨® en el coraz¨®n del sistema (Wall Street) apenas dos d¨¦cadas despu¨¦s de la ca¨ªda del Muro, corrigi¨® una vez m¨¢s la matraca del fin de la historia. Cuenta el periodista Seumas Milne (La venganza de la historia, Capital Swing editorial) que desde el punto de vista de la autoestima occidental, 1989 fue el a?o perfecto: una f¨¢bula en la que triunfa la libertad individual y el rival ideol¨®gico era derrotado, retransmitida esa derrota en directo por televisi¨®n en medio de la destrucci¨®n ritual del s¨ªmbolo del odiado enemigo en el coraz¨®n de Europa: el muro de Berl¨ªn. 200 a?os despu¨¦s de la toma de la Bastilla y de la Revoluci¨®n Francesa, 1989, al acabar con su principal rival ideol¨®gico, abri¨® la puerta a un modelo de capitalismo sin frenos (su aplicaci¨®n al antiguo glacis del socialismo real, Rusia y Europa del Este tuvo unos efectos comparables a la Gran Depresi¨®n de los treinta en EE UU), que ha conducido a la gigantesca crisis econ¨®mica con sus efectos permanentes en materia de empobrecimiento, desigualdad y, sobre todo, desafecci¨®n ciudadana ante la escasa calidad de la democracia realmente existente. La crisis econ¨®mica, con la imposici¨®n de una austeridad destructiva y, sobre todo, mal repartida, ha convertido lo que era d¨¦ficit democr¨¢tico en una crisis de la democracia.
Desde que cay¨® el Muro se ha instalado una serie de cambios estructurales en el mundo, sobre los que comienza a existir la distancia suficiente para su an¨¢lisis definitivo. No s¨®lo en Alemania, convertida en el pa¨ªs m¨¢s poderoso del continente europeo (comp¨¢rense las transformaciones germanas en los estupendos libros del entonces corresponsal de EL PA?S, Jos¨¦ Mar¨ªa Mart¨ª Font, El d¨ªa que acab¨® el siglo XX, Anagrama, 1999, y Despu¨¦s del Muro, Galaxia Gutemberg, 2014), sino en el planeta entero: los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, con la dial¨¦ctica permanente entre seguridad y libertad; la Gran Recesi¨®n, que ha triturado el liberalismo econ¨®mico y consagrado la intervenci¨®n p¨²blica para el salvamento del sistema; el papel de China, que ha mostrado el importante papel que pueden jugar las empresas y los bancos de propiedad p¨²blica a la hora de dirigir el crecimiento y sacar a centenares de millones de personas de la pobreza; o la ola de cambios progresistas en muchos pa¨ªses de Am¨¦rica Latina.
Veinticinco a?os son una nimiedad hist¨®rica, pero han desmentido a los liquidadores de la historia y han sido testigos de una gigantesca transferencia de la riqueza y del poder del trabajo al capital, que ya estaba teniendo lugar en los a?os anteriores a la crisis pero que se ha acentuado con ¨¦sta. Contin¨²a...
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