¡®Operaci¨®n Almendro¡¯ a la vista
Delaviuda pone en marcha el cultivo del fruto seco en m¨¢s de 2.000 hect¨¢reas de regad¨ªo
Con una producci¨®n de casi 10.000 toneladas al a?o, el grupo Delaviuda?se ha consolidado como el l¨ªder espa?ol en el sector de los alimentos dulces con una cuota de mercado de cerca del 30%. En ese predominio tienen un peso fundamental los productos elaborados con almendra, para los que utiliza m¨¢s de 3.500 toneladas al a?o. Esta fuerte dependencia del fruto seco y la necesidad de importarlo con precios al alza, ha llevado a los responsables de la empresa a poner en marcha un proyecto bautizado Operaci¨®n Almendro, que prev¨¦ la plantaci¨®n de 2.000 hect¨¢reas de almendros, lo que supone un hito en el campo espa?ol.
El cultivo del almendro en Espa?a se ha desarrollado hist¨®ricamente en tierras de secano casi marginales. M¨¢s que con fines productivos, se ha hecho para el mantenimiento de la tierra y del medio ambiente, y su supervivencia ha estado ligada a las ayudas de la Uni¨®n Europea. La ca¨ªda de la rentabilidad del almendro en los ¨²ltimos a?os ha reducido la ya de por s¨ª escasa superficie de cultivo por debajo de las 500.000 hect¨¢reas, alrededor de un 17% menos que en los mejores momentos del fruto seco. Adem¨¢s, a pesar de que los rendimientos se han ido incrementando poco a poco, la producci¨®n media apenas llega a 80 kilos por hect¨¢rea, frente a los 2.800 y 3.000 kilos que se han llegado a obtener en California.
Espa?a es el tercer mayor productor a escala mundial
En este estado de EE UU es donde se pone en pr¨¢ctica el nuevo modelo de cultivo del fruto seco, basado en explotaciones intensivas y siempre de regad¨ªo. La superficie dedicada al almendro en California se ha incrementado un 50% en los ¨²ltimos a?os, hasta alcanzar las 350.000 hect¨¢reas. Gracias a esa expansi¨®n, la abrumadora mayor¨ªa de las almendras que se consumen en el mundo se producen en Estados Unidos: 900.000 toneladas en la ¨²ltima cosecha, casi el 83% del total, seg¨²n el Instituto de Cultivadores de Almendra de California. Australia, que est¨¢ en pleno proceso de adopci¨®n del modelo estadounidense, se ha convertido en pocos a?os el segundo productor mundial, superando a Espa?a.
La Operaci¨®n Almendro pretende llevar a Espa?a este modelo estadounidense, aprovechando que el mercado est¨¢ en alza. ¡°La producci¨®n ha experimentado un incremento medio en los ¨²ltimos seis a?os del 10% y que se espera que siga aumentando, por una mayor demanda de los pa¨ªses asi¨¢ticos y de Oriente Pr¨®ximo¡±, se?ala el responsable del proyecto, Enrique Guzm¨¢n. En su opini¨®n las expectativas a medio y largo plazo tambi¨¦n est¨¢n marcadas por la subida de los precios, por lo que invertir en la producci¨®n de almendra es una opci¨®n viable.
¡°Vamos a apostar por la producci¨®n en Espa?a, no solo para cubrir una parte de nuestro aprovisionamiento, sino tambi¨¦n para comercializar esta materia prima en otros mercados¡±, se?ala su consejero delegado Manuel L¨®pez Donaire. ¡°Se trata de un proyecto en el que queremos contar con un socio financiero y con otro especializado en la gesti¨®n de este tipo de explotaciones¡±
La demanda global de almendras est¨¢ en plena expansi¨®n gracias a Asia
El objetivo de un proyecto de este calibre es continuar con la pol¨ªtica de diversificaci¨®n del grupo para reducir su dependencia de la estacionalidad del consumo de dulces en Espa?a, que repunta, sobre todo, en la ¨¦poca navide?a. A pesar de los esfuerzos de la ¨²ltima d¨¦cada, los productos de temporada ¡ªde los que el 70% corresponden al turr¨®n¡ª siguen siendo dominante en los ingresos del grupo, al suponer m¨¢s del 40% de su facturaci¨®n, superior a 100 millones de euros anuales.
Esa dependencia de los productos estacionales tambi¨¦n limita la estrategia de internacionalizaci¨®n del grupo: m¨¢s del 43% de las ventas corresponden al exterior, donde opera en cerca de un centenar de pa¨ªses. El principal objetivo de esa expansi¨®n est¨¢ en los pa¨ªses hispanos, con unos h¨¢bitos y tradiciones similares a los espa?oles. Los otros grandes mercados son Oriente Pr¨®ximo, Asia y Estados Unidos. En todos estos mercados, Delaviuda?pretende que, igual que sucede con otros productos italianos o suizos, se asocie el turr¨®n con Espa?a. En Espa?a, por otra parte, se pretende potenciar ante todo la marca El Almendro.
En los ¨²ltimos a?os, el grupo Delaviuda?ha hecho inversiones por m¨¢s de 35 millones de euros, tanto para el crecimiento interno, implantando nuevas l¨ªneas de producci¨®n en las plantas de Toledo como para aumentar su participaci¨®n en la empresa francesa Artenay, l¨ªder en la producci¨®n de barritas. Sin embargo, y fieles a su tradicional conservadurismo en lo financiero, la estrategia del grupo se basa en no endeudarse y aprovechar lo ahorrado en tiempos de bonanza.
Delaviuda?busca que la operaci¨®n Almendro se desarrolle principalmente en superficies de cultivo propias, aunque no descarta ampliar las plantaciones bajo diferentes f¨®rmulas de acuerdo con agricultores que dispongan de tierras o las adquieran para este cultivo. El grupo est¨¢ buscando localizaciones sobre todo en regiones donde no se produzcan fuertes heladas, en particular en el centro y sur de Espa?a. La empresa a¨²n no ha decidido las variedades a utilizar, si las de c¨¢scara blanda dominantes en Estados Unidos o las espa?olas, de c¨¢scara dura. En todo caso, Delaviuda busca que sean especies de crecimiento tard¨ªo para aumentar su protecci¨®n frente a condiciones climatol¨®gicas adversas.
El regad¨ªo de la almendra tiene unas necesidades de agua similares a las de otros cultivos tradicionales, como el ma¨ªz. Las nuevas plantaciones tendr¨¢n entre 400 y 2.000 plantas por hect¨¢rea, dependiendo de si se implanta el sistema intensivo o superintensivo; con este ¨²ltimo, los primeros frutos podr¨¢n obtenerse al cabo de tres o cuatro a?os.
La inversi¨®n necesaria promedio no ser¨ªa inferior a los 6.000 euros por hect¨¢rea, ya contando el precio de la tierra. A los tres euros que cuesta de media cada ¨¢rbol se le ha de sumar la instalaci¨®n de riego ¡ªque se lleva la mayor parte de los costes¡ª la maquinaria y la mano de obra.
El objetivo de la operaci¨®n es lograr unos rendimientos medios por hect¨¢rea de entre 1.500 y los 2.000 kilos, mucho mejores que las actuales pero a¨²n por debajo de las referencias del mercado global. ¡°En este objetivo, como en otras de las actividades del grupo, se?ala el consejero delegado, vamos a seguir aplicando los mismos valores que en las ¨²ltimas d¨¦cadas han caracterizado la pol¨ªtica del grupo: solvencia, responsabilidad, transparencia y prudencia¡±.
Tierra para la producci¨®n propia
El que el grupo Delaviuda?busque su propia tierra para plantar la materia prima de sus productos no es una novedad en el conjunto de la industria agroalimentaria espa?ola.
En el propio sector de frutos secos, el grupo Borges cuenta con plantaciones de nueces en Estados Unidos. En Espa?a inici¨® su andadura como productor de nueces en Extremadura y Granada, para seguir con el pistacho en ambas regiones y Catalu?a. En esta ¨²ltima regi¨®n ha terminado su desarrollo este a?o, con lo que suma unas 3.000 hect¨¢reas plantadas.
En el sector del aceite el actual grupo Deoleo impuls¨® el llamado Proyecto Tierra cuando operaba bajo la ense?a de SOS, con Jes¨²s Salazar a la cabeza. El proyecto contemplaba la puesta en marcha de 100.000 hect¨¢reas de olivares en espaldera en Espa?a y en Portugal en una d¨¦cada. Lasalida de la familia Salazar y la necesidad de hacer caja obligaron al abandono del proyecto, y las miles de hect¨¢reas ya plantadas se vendieron al grupo aceitero portugu¨¦s Sovena y a su socio espa?ol Atitl¨¢n, ligado a Mercadona.
En el sector de los zumos, destaca la pol¨ªtica del grupo J. Garc¨ªa Carri¨®n. Tras las 3.000 hect¨¢reas iniciales en la provincia de Huelva, les siguieron otras 1.000 en esa zona y 2.000 hect¨¢reas m¨¢s en C¨®rdoba y C¨¢diz.
Pero donde esta pr¨¢ctica est¨¢ m¨¢s extendida es en el sector del vino, donde la mayor parte de las bodegas tienen sus propias plantaciones para cubrircasi la totalidad de sus necesidades de materia prima. Adem¨¢s de los vi?edos propios, gran parte de las bodegas controlan, desde la poda a la recolecci¨®n, el suministro de uva de los viticultores con los que tienen acuerdos firmados.
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