Pol¨ªticas digitales de empleo

En un contexto de recuperaci¨®n incipiente, qu¨¦ duda cabe que el desempleo sigue siendo el m¨¢s importante foco de preocupaci¨®n social y econ¨®mica en nuestro pa¨ªs. Seg¨²n el bar¨®metro del CIS correspondiente a enero, el 52,1% de los ciudadanos lo considera el principal problema que existe actualmente en Espa?a, y casi ocho de cada diez lo sit¨²an entre los tres mayores.

La aceleraci¨®n de un mercado de trabajo que remonta lentamente requiere medidas que aborden los fallos del sistema desde su origen. La empleabilidad de los parados es una de las limitaciones fundamentales cuando se trata de desarrollar un mercado de trabajo m¨¢s din¨¢mico, y est¨¢ relacionada con un encaje adecuado entre la cualificaci¨®n y actitudes de los demandantes de empleo y las necesidades de los oferentes. Este es precisamente el objetivo de las denominadas pol¨ªticas activas de empleo, que est¨¢n destinadas a formar y mejorar las capacidades de los desempleados. Estas pol¨ªticas complementan a las pol¨ªticas pasivas, centradas en la protecci¨®n de los trabajadores tras la p¨¦rdida del empleo.

Sin embargo, la puesta en marcha de este tipo de pol¨ªticas no garantiza una ejecuci¨®n id¨®nea. En ocasiones las pol¨ªticas activas resultan eficaces a costa de un gasto excesivo, lo que pone en duda su conveniencia frente a otras alternativas. Tambi¨¦n es habitual que exista poco seguimiento sobre la relevancia o la correcta impartici¨®n de los cursos de formaci¨®n, como ponen de manifiesto varios esc¨¢ndalos recientes. Sin embargo, estas debilidades podr¨ªan verse mitigadas por el uso de la tecnolog¨ªa digital en la planificaci¨®n, la operativa y el seguimiento de estas iniciativas. Este es precisamente el objetivo del reciente estudio del Observatorio ADEI titulado Digitalizaci¨®n y Pol¨ªticas Activas de Empleo, en el que hemos participado.

El dise?o e implementaci¨®n exitosos de las iniciativas de digitalizaci¨®n de pol¨ªticas activas no puede obviar las caracter¨ªsticas espec¨ªficas del desempleo en Espa?a. Una de ellas es el alto paro juvenil, para el que el uso de la tecnolog¨ªa es natural. En el caso del colectivo de parados de larga duraci¨®n, en cambio, es necesario potenciar la alfabetizaci¨®n digital porque est¨¢ constituido en buena medida por desempleados de m¨¢s de 55 a?os cuyas habilidades y conocimientos tecnol¨®gicos son, en general, muy limitados. Sin esta alfabetizaci¨®n digital, la eficacia de las nuevas aplicaciones se ver¨¢ comprometida.

Por otro lado, tambi¨¦n es preciso considerar posibles cambios de estrategia en la asignaci¨®n de recursos p¨²blicos para pol¨ªticas activas de empleo, aumentando su dotaci¨®n a cambio de una mayor exigencia en resultados, para lo que existen distintas f¨®rmulas a aplicar, desde la colaboraci¨®n p¨²blico-privada hasta la creaci¨®n de un sistema de cheques de formaci¨®n que incentive la especializaci¨®n y la competencia entre proveedores. Tambi¨¦n en este ¨¢mbito la tecnolog¨ªa digital puede aportar mejoras significativas. Por ejemplo, facilitando el seguimiento y evaluaci¨®n exhaustiva (a un coste razonable) del desempe?o de cualquier programa masivo de apoyo a la empleabilidad y reinserci¨®n laboral de los desempleados. Los distintos servicios p¨²blicos de empleo que operan en nuestro pa¨ªs podr¨ªan evitar as¨ª inercias que arrastren programas innecesarios o, directamente, contraproducentes, cuando no casos flagrantes de fraude.

?lvaro Mart¨ªn y Diego Vizca¨ªno son profesores de Afi, Escuela de Finanzas