El BCE engulle al Banco de Espa?a
Nuevo modelo de supervisi¨®n: inflexible y centrado en el gobierno corporativo y el capital
Las crisis financieras son tan antiguas como el capitalismo: un jud¨ªo espa?ol, Joseph de la Vega, hijo de banquero, perseguido por la Inquisici¨®n y exiliado a Holanda, cont¨® como nadie una de las primeras en Confusi¨®n de confusiones, un libro de 1688 en el que narra el delirio por los bulbos de tulip¨¢n en ?msterdam ¨C1.500 d¨®lares por uno normal; hasta 3.000 por uno especial¨C. De aquella crisis se sali¨®, como se sale de casi todas, con la promesa de una normativa que impedir¨ªa locuras parecidas en el futuro. Y sin embargo nada ha cambiado desde entonces. A poco que se hojee los manuales de historia econ¨®mica ¨Cen especial esa biblia que es Man¨ªas, p¨¢nicos y cracs, de Charles Kindleberger¨C se llegar¨¢ a la conclusi¨®n de que en los ¨²ltimos 800 a?os se repite invariablemente, aunque de forma cada vez m¨¢s frecuente, el mismo patr¨®n: las econom¨ªas y la banca, que proporciona el lubricante para que el capitalismo funcione, pasan siempre por tres estadios c¨ªclicos.
Al principio se da una etapa de moderaci¨®n en la que los agentes econ¨®micos no son codiciosos y valoran ante todo la seguridad. Esa fase no suele durar mucho: se pasa a otra m¨¢s especulativa en la que se piden cr¨¦ditos alegremente para comprar casas, empresas puntocom o acciones de la compa?¨ªa de los mares del sur; cada ¨¦poca elige su desvar¨ªo. Todo ir¨¢ bien mientras los precios no caigan. Pero una cosa es segura, tarde o temprano caer¨¢n: la Gran Recesi¨®n que empez¨® hace un lustro es un estupendo exponente de ese esquema, que adem¨¢s encaja perfectamente con las tres ¨²ltimas d¨¦cadas de Espa?a. A ra¨ªz de cada crisis, las autoridades aprueban sustanciales mejoras de la supervisi¨®n y la regulaci¨®n de los bancos, y equipan a la econom¨ªa para luchar contra la crisis que ya pas¨® de largo.
Aunque en cada crisis se crea que esa vez es diferente, el esquema se repite c¨ªclicamente en todas y termina con una cascada legislativa que promete ser el ant¨ªdoto para la siguiente
La historia financiera espa?ola desde 1985 se ajusta como anillo al dedo a esa descripci¨®n. El a?o anterior a la entrada de Espa?a en la Comunidad Europea se puso el broche a una crisis que hab¨ªa empezado en 1978 en una peque?a entidad ¨CBanco de Navarra¨C y que se extendi¨® a pesos pesados como Banca Catalana, el Urquijo y Rumasa, y que dej¨® tocadas a la mitad del centenar de entidades existentes. ¡°El sector aprendi¨® la lecci¨®n¡±, escrib¨ªa la prensa con el sonsonete del tantas veces equivocado esta vez es diferente. Espa?a se dot¨® de las herramientas necesarias para que aquello no volviera a suceder. Se reforz¨® el Fondo de Garant¨ªa de Dep¨®sitos y se blind¨® al Banco de Espa?a.
Y la econom¨ªa espa?ola y su sistema financiero cabalgaron a lomos de la entrada en Europa y del proceso de liberalizaci¨®n con una oleada de fusiones, la internacionalizaci¨®n y, en fin, con la confianza que aparece cuando un pa¨ªs sale con ¨¦xito de una crisis. Pero aquella vez tampoco era diferente: en 1993 el Banco de Espa?a intervino Banesto y precipit¨® la ca¨ªda del joven y admirado ¨Chasta entonces¨C Mario Conde. ¡°Esa crisis la resolvi¨® bien el Banco de Espa?a porque ten¨ªa en su mano dos palancas: la supervisi¨®n bancaria y la pol¨ªtica monetaria. Intervino cuando vio venir el problema, e impidi¨® el contagio levantando el tel¨¦fono y dici¨¦ndoles a los bancos que no secaran el mercado interbancario: les dio toda la liquidez que hizo falta¡±, resume ?ngel Berges, de Analistas Financieros Internacionales.
El Banesto del Conde
La crisis de Banesto y la resaca ol¨ªmpica pasaron y la econom¨ªa espa?ola y su banca iniciaron la gran galopada, la d¨¦cada y media de formidable crecimiento y expansi¨®n internacional que solo se vio truncada tras el estallido de la Gran Recesi¨®n. En esos 20 a?os hubo grandes cambios en la regulaci¨®n y supervisi¨®n bancarias. A finales de siglo, el Banco de Espa?a se qued¨® hu¨¦rfano de la pol¨ªtica monetaria, que pas¨® a manos del Banco Central Europeo (BCE). En 2010 la Autoridad Bancaria Europea (EBA) tom¨® las riendas de la regulaci¨®n, aunque en realidad casi toda la normativa pasa por Basilea. Y el a?o pasado la supervisi¨®n de las mayores entidades europeas se concentr¨® en el BCE: en el supervisor ¨²nico europeo. La banca nacional ya no est¨¢ pendiente del Banco de Espa?a, sino de Fr¨¢ncfort (sede del supervisor ¨²nico), Basilea (donde reside el Banco Internacional de Pagos y donde se discuten las novedades regulatorias), Bruselas (donde se ha afincado el reci¨¦n estrenado Mecanismo ¨²nico de resoluci¨®n) y Londres, que cobija a la EBA.
Alud de normativa
Una peque?a revoluci¨®n tras unos a?os de grandes jaleos por la crisis financiera internacional, y por un alud de normativa destinada a acabar con los excesos de un sistema financiero desregulado o autorregulado que se les fue de las manos a las autoridades y a sus propios ejecutivos. La espa?ola era una crisis a c¨¢mara lenta: la banca escond¨ªa en sus balances un empacho de suelo y de cr¨¦ditos a promotores, y acab¨® sufriendo por un c¨²mulo de errores en el que destacan tambi¨¦n unas autoridades bancarias que miraron hacia otro lado e incluso negaron la existencia de una burbuja. ¡°La crisis no costar¨¢ ni un euro a los contribuyentes¡±, lleg¨® a decir el ya presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en 2011: Espa?a ha acabado poniendo decenas de miles de millones e incluso se ha visto abocada a pedir un rescate europeo de unos 40.000 millones adicionales. La crisis se ha llevado por delante a las cajas de ahorros y ha obligado a un sensacional ajuste. Y el estigma permanece: en Bruselas se aplaude la gesti¨®n del rescate, pero la banca espa?ola sigue pagando el denominado ¡°riesgo reputacional¡±: durante a?os se ha financiado a tipos de inter¨¦s m¨¢s altos y en los ¨®rganos de supervisi¨®n se sigue mirando la marca Espa?a con recelo, reconocen fuentes del sector, m¨¢s a¨²n tras el ¨²ltimo episodio de Banco de Madrid.
Y no: esta vez no es diferente. La Gran Depresi¨®n oblig¨® a EE UU a revolucionar su sistema financiero, con una catarata de normas que sent¨® las bases de casi 80 a?os de tranquilidad. Y la Gran Recesi¨®n va por ese camino: las autoridades europeas han obligado a los bancos a digerir un alud de piezas legislativas ¨Chasta 2.000, seg¨²n la Asociaci¨®n Espa?ola de Banca¨C para evitar que la crisis se repita, aunque su poderoso lobby ha logrado atemperar la ambici¨®n del regulador hasta el punto de que los m¨¢s cr¨ªticos aseguran que la semilla de la pr¨®xima crisis (los derivados financieros) ya est¨¢ sembrada. Adem¨¢s, la banca est¨¢ en pleno proceso de concentraci¨®n en Europa, a pesar de que las autoridades no cesan de repetir que los bancos ya nunca volver¨¢n a ser demasiado grandes para caer.
Para el sector financiero espa?ol la situaci¨®n no es f¨¢cil. Con una estructura singular ¨Cpor el aislamiento de las filiales de los grandes bancos, algo que en principio es positivo pero que no ocurre en el resto de Europa¨C, que se ve obligado a explicar en todos los foros internacionales para que los cambios regulatorios no provoquen dificultades a?adidas, no es tarea f¨¢cil. Porque con la crisis Espa?a ha sufrido una notable p¨¦rdida de representaci¨®n internacional: no tiene consejero ejecutivo en el BCE, por ejemplo. El sector encara una modificaci¨®n sustancial del modelo de supervisi¨®n: el BCE tiene la sart¨¦n por el mango y al Banco de Espa?a apenas le queda la opci¨®n de ser su brazo ejecutor.
La banca espa?ola trata de acostumbrarse al nuevo ecosistema: el Banco de Espa?a operaba a trav¨¦s de circulares, daba gran importancia a los criterios contables y ten¨ªa cierta flexibilidad. El BCE est¨¢ a¨²n en los primeros estadios de su modelo de supervisi¨®n, pero ya se ha notado el cambio: no hay flexibilidad alguna, la contabilidad tiene menos importancia y se presta m¨¢s atenci¨®n al gobierno corporativo y a todo lo relacionado con los requisitos de capital. La uni¨®n bancaria est¨¢ a¨²n lejos: apenas hay bancos verdaderamente europeos. Los primeros escarceos han empezado: el Banco de Sabadell acaba de hacerse con el TSB brit¨¢nico. Pero el horizonte a¨²n tiene que aclararse.
A pesar de todos los esfuerzos, habr¨¢ nuevas crisis financieras. Sorprender¨¢n por el flanco m¨¢s inesperado. Y alg¨²n corresponsal europeo tendr¨¢ que volver a hojear a los Kindelberger, a los Minsky y compa?¨ªa.
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