Lecturas de morosidad
El nuevo cr¨¦dito se est¨¢ concediendo con criterios m¨¢s exigentes de prudencia
La morosidad de las entidades bancarias espa?olas ha vuelto a descender seg¨²n los ¨²ltimos datos publicados ayer por el Banco de Espa?a, a mes de marzo. La ca¨ªda es de casi medio punto porcentual, hasta el 12,09% desde el 12,50% de febrero. El dato es importante porque ilustra la persistencia del deterioro por el que sigue afectada la deuda del sector privado. Esa es la primera parte de la historia, la morosidad del cr¨¦dito vivo. Una parte del problema creado de endeudamiento que a¨²n persiste para todo el sector privado.
Esa parte de la mora crediticia es la de la reparaci¨®n de los da?os de la crisis, la consecuencia m¨¢s evidente de ese binomio tr¨¢gico de deuda y desempleo. Sigo pensando que ¡ªadem¨¢s de lo que sugiere la evoluci¨®n macroecon¨®mica y la experiencia hist¨®rica¡ª la morosidad va a empezar a reducirse m¨¢s r¨¢pidamente en los pr¨®ximos meses de 2015 porque va a aumentar cada vez m¨¢s r¨¢pido el denominador (cr¨¦dito total concedido). En esta evoluci¨®n se puede estar dejando sentir el efecto de las medidas de liquidez del Banco Central Europeo. Precisamente, los ¨²ltimos datos del Eurosistema reflejan que las instituciones financieras espa?olas han incrementado sus demandas de liquidez al BCE.
En cualquier caso, como el paro (que tardar¨¢ a¨²n m¨¢s en corregirse), la deuda no puede borrarse de un plumazo y es necesario presentar alternativas para las familias y empresas que est¨¢n ahogadas por los tres problemas: paro, deuda y morosidad. Medidas como las leyes de segunda oportunidad son comprensibles y pueden complementarse con otras que favorezcan la renegociaci¨®n ¡ªque de hecho es bastante m¨¢s intensa de lo que muchos piensan¡ª entre prestamistas y prestatarios. Lo que parece incorrecto es que en algunos programas electorales se sigan pidiendo quitas o parar los desahucios sin matiz alguno, lo que muestra un gran desconocimiento de la distorsi¨®n de incentivos, de reputaci¨®n y de estabilidad financiera que ello supone.
La otra parte de la historia es qu¨¦ sucede con los nuevos pr¨¦stamos. A todas luces, ¨¦stos se est¨¢n concediendo con criterios m¨¢s exigentes de prudencia que en los a?os anteriores a la crisis. Y son muchos los hogares y, sobre todo, las empresas, que pueden obtener esa financiaci¨®n bajo par¨¢metros de prudencia aceptables. Los tipos medios aplicados son m¨¢s elevados que antes de la crisis pero siguen siendo reducidos. Y, adem¨¢s, se han reducido conforme lo han hecho los de mercado. Lo que ocurre es que ahora parece existir una especie de histeria a la inversa, un probable exceso de celo. Se olvida que el riesgo es la sal y el az¨²car de la financiaci¨®n de la inversi¨®n. Tiene que haber un poco de lo uno para que haya de lo otro. Este a?o probablemente veremos ya tasas interanuales de crecimiento del stock de cr¨¦dito. Y las operaciones nuevas est¨¢n aumentado ya con cierta alegr¨ªa. Algunos ya se han apresurado a ver la gestaci¨®n de una nueva burbuja. Para eso, habr¨¢ que confirmar antes una recuperaci¨®n completa. Y para eso, queda.
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