Vud¨² al estilo de ?Jeb! Bush
Nada hace pensar que los Republicanos tienen la f¨®rmula m¨¢gica del crecimiento econ¨®mico
El lunes, Jeb Bush ¡ªo supongo que deber¨ªa decir ¡°?Jeb!¡±, ya que parece haber decidido sustituir su apellido por un signo de exclamaci¨®n¡ª por fin present¨® oficialmente su campa?a para la presidencia y nos ofreci¨® un primer atisbo de sus objetivos pol¨ªticos. Primero, dice que si resultase elegido, duplicar¨ªa la tasa de crecimiento econ¨®mico de Estados Unidos, hasta el 4%. Segundo, har¨ªa posible que todos los estadounidenses perdiesen tanto peso como quisieran, sin necesidad de hacer dieta ni ejercicio.
Vale, esa segunda promesa no la hizo, es cierto. Pero podr¨ªa haberla hecho perfectamente. Habr¨ªa sido tan realista como prometer un crecimiento de 4%, y bastante menos irresponsable.
Hablar¨¦ de la Jeb!conom¨ªa en un momento, pero primero dejen que les cuente un secretito econ¨®mico; concretamente, que no sabemos mucho acerca de c¨®mo elevar a largo plazo la tasa de crecimiento econ¨®mico. Los economistas saben c¨®mo propiciar la recuperaci¨®n de las crisis temporales, aunque los pol¨ªticos suelan negarse a seguir sus consejos. Pero una vez que la econom¨ªa se acerca al pleno empleo, que siga creciendo depende de que aumente la productividad por trabajador. Y aunque hay cosas que podr¨ªan contribuir a ello, la verdad es que nadie sabe c¨®mo conjurar un incremento r¨¢pido de la productividad.
?Por qu¨¦, entonces, se imagina Bush que conoce secretos que se les escapan a todos los dem¨¢s?
Una posible respuesta, que resulta de hecho un tanto c¨®mica, es que cree que el crecimiento de la econom¨ªa de Florida durante su mandato como gobernador sirve de ejemplo para el pa¨ªs entero. ?Y d¨®nde est¨¢ la gracia de eso? En que todo el mundo excepto Bush sabe que, durante esos a?os, el auge econ¨®mico de Florida se debi¨® a la madre de todas las burbujas inmobiliarias. Cuando la burbuja revent¨®, el Estado se sumi¨® en una profunda crisis, mucho peor que la del conjunto del pa¨ªs. Si sumamos el auge y la crisis, la trayectoria econ¨®mica de Florida a largo plazo ha sido, en todo caso, algo peor que la de la media nacional.
Por tanto, la clave del historial de ¨¦xito de Bush radica en una buena elecci¨®n del momento oportuno pol¨ªtico: se las arregl¨® para dejar el cargo antes de que la naturaleza insostenible del auge que ahora invoca se volviese evidente.
Pero las promesas econ¨®micas de Bush reflejan algo m¨¢s que su voluntad de darse m¨¢s importancia de la que tiene. Tambi¨¦n reflejan la costumbre que tiene su partido de presumir de su capacidad para propiciar un crecimiento econ¨®mico r¨¢pido, aunque no haya prueba alguna que justifique esos alardes. Es como si unos cuantos hombres relativamente bajos tuviesen la costumbre de andar por ah¨ª pavone¨¢ndose y dici¨¦ndole a todo el que se encuentran que miden 1,88 metros.
Para ser m¨¢s concreto, la pr¨®xima vez que se topen con un conservador hablando de crecimiento, tal vez les apetezca responder con la siguiente lista de nombres y n¨²meros: Bill Clinton, 3,7%; Ronald Reagan, 3,4%; Barack Obama, 2,1%; George H.W. Bush, 2,0%; George W. Bush, 1,6%. S¨ª, son los ¨²ltimos cinco presidentes, y la tasa media de crecimiento de la econom¨ªa estadounidense durante sus respectivos mandatos (en el caso de Obama, durante mandato hasta la fecha). Evidentemente, las cifras sin m¨¢s no cuentan toda la historia, pero seguro que no hay nada en esa lista que indique que los conservadores poseen una especie de cura milagrosa para el crecimiento lento. Y, como muchos han se?alado, si ?Jeb! conoce el secreto del crecimiento del 4%, ?por qu¨¦ no se lo cont¨® a su padre ni a su hermano?
O piensen en la experiencia de Kansas, donde el gobernador Sam Brownback sac¨® adelante unas rebajas fiscales que supuestamente iban a impulsar un r¨¢pido crecimiento econ¨®mico. ¡°Ya veremos como funciona. Haremos un experimento en directo¡±, declar¨®. Y ahora estamos viendo los resultados de ese experimento: el auge prometido nunca se materializ¨®, los grandes d¨¦ficits s¨ª lo hicieron y, a pesar de los radicales recortes del gasto en educaci¨®n y otros servicios p¨²blicos, al final Kansas tuvo que volver a subir los impuestos (y los que m¨¢s sufrieron fueron los residentes con pocos ingresos).
?Por qu¨¦, entonces, presumen tanto de crecimiento? Seguramente, la respuesta resumida sea que se trata, fundamentalmente, de encontrar el modo de vender las rebajas fiscales a los ricos. Estas rebajas son impopulares por s¨ª solas, y todav¨ªa m¨¢s si, como las reducciones tributarias que aplic¨® Kansas a las empresas y los ricos, deben sufragarse con subidas de impuestos a las familias trabajadoras y recortes en programas p¨²blicos que s¨ª tienen aceptaci¨®n. No obstante, las rebajas fiscales a los ricos son una prioridad pol¨ªtica absoluta para la derecha; y las promesas sobre los milagros del crecimiento permiten a los conservadores afirmar que todo el mundo se beneficiar¨¢ de las repercusiones positivas y hasta es posible que las reducciones tributarias se paguen por s¨ª solas.
Naturalmente, existe una forma de referirse al hecho de basar un programa nacional en esta clase de vana ilusi¨®n que busca el beneficio propio (y el de los plut¨®cratas). All¨¢ por 1980, George H. W. Bush, que compet¨ªa con Reagan por la candidatura republicana a la presidencia, lo llam¨® ¡°pol¨ªtica econ¨®mica vud¨²¡±. Y aunque la reaganolatr¨ªa sea ahora obligatoria en el Partido Republicano, lo cierto es que ten¨ªa raz¨®n.
Por tanto, ?qu¨¦ dice del estado del partido el hecho de que el hijo de Bush ¡ªdescrito a menudo como el miembro moderado y razonable de la familia¡ª haya decidido convertirse a s¨ª mismo en sumo sacerdote de la econom¨ªa vud¨²? Nada bueno.
Paul Krugman es premio Nobel de Econom¨ªa de 2008.
? The New York Times Company, 2015. Traducci¨®n de News Clips.
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