Leopoldo Rod¨¦s, el alma del Instituto de la Empresa Familiar
Todav¨ªa aturdido por la terrible noticia de su muerte en accidente de tr¨¢fico, escribo estas l¨ªneas en el puente a¨¦reo que tantas veces hab¨ªamos compartido juntos. La p¨¦rdida de Leopoldo Rod¨¦s es una verdadera tragedia para los que tuvimos la suerte de conocerle.
Para el Insituto de la Empresa Familiar es una p¨¦rdida irreparable. En 1992, junto con otros empresarios, fue fundador y principal impulsor, adem¨¢s de su primer presidente. Desde entonces ha sido miembro de las sucesivas Juntas Directivas, a la par que presidente de Honor. Pero Leopoldo ha sido m¨¢s que todo eso, ha sido el alma del Instituto desde su fundaci¨®n.
Siempre contaba que nuestra asociaci¨®n hab¨ªa nacido para cubrir una necesidad que no pod¨ªa ser satisfecha desde la CEOE. No quer¨ªamos una patronal de empresas familiares, sino una entidad asociativa, representativa y cualificada que defendiera y fomentar¨¢ los intereses de las empresas familiares coadyuvando a su mejora y superaci¨®n constante.
Los fundadores acertaron de pleno y su obra cumple los 23 a?os excediendo con mucho sus previsiones de ¨¦xito m¨¢s optimistas. Lamentablemente no podr¨¢ asistir a nuestro pr¨®ximo Congreso Nacional de octubre, que tanta ilusi¨®n le hac¨ªa y en cuyo programa colabor¨® activamente hasta el ¨²ltimo d¨ªa. Y esto es as¨ª literalmente, hasta hoy mismo.
Desde el primer momento, puso al servicio de nuestra instituci¨®n sus mejores esfuerzos y sus extraordinarias cualidades humanas y profesionales. A lo largo de mi carrera profesional no he conocido a nadie que reuniera tantas virtudes. Destacaban su capacidad de di¨¢logo y su sensibilidad, que unidas a su enorme generosidad y encanto personal produc¨ªa un resultado positivo en sus interlocutores.
Su carrera profesional como empresario familiar es extraordinaria y llena de logros que resultar¨ªa prolijo enumerar, pero yo destacar¨ªa un logro no material pero igualmente importante: su acierto al incorporar a la segunda generaci¨®n, tarea compleja, preocupaci¨®n recurrente y fundamental en la empresa familiar que en este caso le fue grandemente facilitada por la calidad humana y profesional de sus descendientes.
Descanse en paz mi amigo Leopoldo, caballero donde los haya, cuya generosa hospitalidad le convert¨ªa en el perfecto anfitri¨®n y que quedar¨¢ para los anales. Descanse en paz el promotor infatigable de los Juegos Ol¨ªmpicos de Barcelona, que tanto me ha ense?ado y al que tanto voy a a?orar. A su viuda, Ainhoa Grandes, a la que tanto queremos, a sus hijos y nietos y dem¨¢s familia, nuestro emocionado p¨¦same.
Javier Moll es presidente del Instituto de Empresa Familiar.
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