Draghi anuncia nuevos est¨ªmulos si la crisis china se complica
El BCE flexibiliza su programa de compra de activos y rebaja crecimiento e inflaci¨®n
Un mundo bajo el influjo de la crisis, en el que cada nueva crisis le pisa los talones a la anterior: la Gran Recesi¨®n que empez¨® en EE UU y luego acamp¨® en Europa acaba de besar las costas de los emergentes, y en particular de China, que ha pasado de capear el problema mejor que nadie a ser la principal fuente de preocupaci¨®n. El jefe del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, ha prometido este jueves nuevos est¨ªmulos si la crisis china se agudiza: m¨¢s compras de activos p¨²blicos y privados durante m¨¢s tiempo. Draghi no apretar¨¢ el gatillo de inmediato. Prefiere darse un plazo adicional para disparar, pese a que el panorama econ¨®mico empeora con rapidez.
Ley de conservaci¨®n de la crisis: desde los a?os ochenta la inestabilidad no deja de aparecer aqu¨ª y all¨¢, y los episodios problem¨¢ticos se han acelerado en los ¨²ltimos tiempos. Desde Lehman Brothers, la crisis es una especie de mutante que ha afectado a EE UU y Europa, a los mercados financieros y a la econom¨ªa real, al sistema bancario y a los Estados y su deuda. Solo los pa¨ªses emergentes hab¨ªan conseguido quedarse fuera del radar de la Gran Recesi¨®n, con una ambiciosa respuesta pol¨ªtica combinada con una enorme capacidad de resistencia, por las reservas acumuladas en el ¨²ltimo periodo de bonanza. Eso podr¨ªa haber acabado ya: las convulsiones en China y otros pa¨ªses y el pinchazo de las materias primas han asomado en las ¨²ltimas semanas, y est¨¢ por ver hasta d¨®nde llega ese jaleo. La sacudida se deja notar incluso en Fr¨¢ncfort: Draghi retoc¨® el programa de compras de activos privados y p¨²blicos ¡ª60.000 millones de euros mensuales al menos hasta mediados de 2016¡ª y dej¨® claro que el BCE ¡°est¨¢ listo¡± para ampliar ese bazuka si el l¨ªo en los emergentes, y en particular en China, se deja notar a¨²n m¨¢s sobre la econom¨ªa europea.
La comparecencia tuvo un tono pesimista casi l¨²gubre. Qued¨® claro que el BCE no ha discutido a¨²n qu¨¦ medidas adoptar¨¢. Pero a la vez se disiparon las dudas de que el instituto emisor seguir¨¢ comprando bonos m¨¢s all¨¢ del oto?o de 2016. Y es posible que incluso tenga que elevar el volumen total de adquisiciones ¡ªun bill¨®n de euros¡ª si la tormenta en China y otras emergentes se convierte en hurac¨¢n.
Draghi se toma en serio la versi¨®n china de la crisis; al cabo, los efectos de la volatilidad de las ¨²ltimas semanas ya se sienten en Europa. El BCE rebaj¨® sus previsiones de crecimiento para este a?o y los dos siguientes: ser¨¢ del 1,4%, 1,7% y 1,8% en 2015, 2016 y 2017, respectivamente. Confirm¨®, en definitiva, que viene una recuperaci¨®n l¨¢nguida y sin brillo tras una crisis que ha sido feroz. Y lo m¨¢s importante: redujo asimismo sus pron¨®sticos sobre la inflaci¨®n y asegur¨® que las cosas pueden ir incluso a peor. El BCE, a pesar de su arsenal de medidas excepcionales, sigue siendo incapaz de cumplir su mandato. Los ¨ªndices de precios europeos flirtear¨¢n este a?o con la deflaci¨®n ¡ªcrecer¨¢n apenas el 0,1%¡ª, para subir muy lentamente hasta el 1,1% en 2016 y el 1,7% en 2017. Seis meses despu¨¦s del arranque del programa de compras de bonos a la americana, los precios siguen lejos del objetivo del BCE.
Cada uno de los datos que dio Draghi era peor que el anterior pron¨®stico. Contra esas cifras sac¨® a relucir su habitual ret¨®rica, destinada a convencer a los mercados sin apenas mover ficha: ¡°El BCE est¨¢ listo para actuar si fuera necesario¡±, dijo. ¡°Estamos preparados y tenemos capacidad para actuar¡±, reiter¨®. E incluso dio pistas de por d¨®nde ir¨¢n los tiros: ¡°El programa de compra de activos no tiene l¨ªmites: puede ampliarse el tama?o de las adquisiciones y la duraci¨®n del programa¡±. Esa ¨²ltima posibilidad ¡ªllevar el QE europeo m¨¢s all¨¢ de septiembre de 2016¡ª es la preferida en Fr¨¢ncfort porque generar¨ªa menos distorsiones en el mercado. Draghi se encarg¨® de enfatizar esa opci¨®n en su discurso. Y los mercados respondieron a sus se?ales: las Bolsas subieron y el euro cay¨® un 1% casi de golpe.
No pod¨ªa hacer mucho m¨¢s: ampliar desde ya el QE hubiera supuesto un signo de debilidad, casi de p¨¢nico, una se?al demasiado peligrosa en esta fase, a¨²n inicial, en la que es imposible distinguir si la crisis emergente es un pedazo de hielo o un iceberg enorme. Lo que s¨ª hizo el jefe del BCE es quitarle el seguro a la pistola: elev¨® del 25% al 33% los l¨ªmites de lo que puede comprar en una sola emisi¨®n y de la deuda total de un solo pa¨ªs. Tras ese detalle aparentemente t¨¦cnico hay un movimiento de calado: de esta manera el BCE se da m¨¢s margen de maniobra por si tiene que elevar el volumen o el plazo de las compras, m¨¢s all¨¢ de 2016, sin poner en peligro esos l¨ªmites. La raz¨®n qued¨® clara en su comparecencia ante la prensa: a Draghi le preocupan los emergentes. Y, en especial, China. La gesti¨®n de las autoridades chinas en las ¨²ltimas semanas, tanto en el manejo de los mercados financieros como en el tipo de cambio, supone una desagradable sorpresa: las probabilidades de que China meta la pata ya no son nulas. Todo el mundo intu¨ªa que China no iba a crecer al 10% para siempre. Pero el fin de la inocencia no parec¨ªa incluir posibles errores en la pol¨ªtica econ¨®mica del gigante asi¨¢tico.
¡°Es prematuro para saber si lo que sucede en China est¨¢ ah¨ª para quedarse o es un fen¨®meno transitorio¡±, dijo Draghi con su proverbial elegancia. ¡°Esperamos que las autoridades chinas nos den m¨¢s informaci¨®n en el G-20¡±, cerr¨® dejando entrever un atisbo de desconfianza. El miedo hacia China est¨¢ ah¨ª, en cada gesto y cada palabra de los banqueros centrales, no solo de Draghi. Queda por ver en qu¨¦ demonios se traduce.
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