Barrios que mueren de ¨¦xito
El fen¨®meno de la ¡®gentrificaci¨®n¡¯ pone a prueba la identidad de los espacios urbanos
En Internet circul¨® hace unos meses una campa?a que recordaba, con iron¨ªa, que gentrificaci¨®n no era un nombre de mujer. Ni mucho menos. Se trata de un fe¨ªsimo neologismo derivado del ingl¨¦s (gentrification) que relata una historia de aburguesamiento y retorno de la ¨¦lite. El fen¨®meno es sencillo de formular, pero complejo en sus consecuencias. Es un proceso, cada vez m¨¢s frecuente, en el que la poblaci¨®n, sobre todo de clase media y baja de un barrio depauperado, es desplazada por otra de mayor nivel de ingresos. Estos nuevos habitantes, a la vez, empiezan a renovar el entorno. Donde antes hab¨ªa un colmado ahora surge una tienda gourmet, el restaurante de la esquina, de repente, luce estrella Michel¨ªn y los feligreses de los bares se sientan en taburetes de dise?o.
El barrio y sus habitantes se ven sometidos a una fuerza centr¨ªpeta y centr¨ªfuga. Atracci¨®n y expulsi¨®n. ¡°En manos de promotores inmobiliarios y agencias este fen¨®meno se convierte en un instrumento destructor de identidades, que expulsa a las personas de sus barrios de toda la vida esterilizando su diversidad para imponer una homogeneidad, por decirlo as¨ª, homologada que elimina los ingredientes problem¨¢ticos. Muchas veces generados por el propio mercado como son la inseguridad, lo desconocido, las molestias¡±, critica el arquitecto Juan Herreros.
Herreros: ¡°el proceso expulsa a los vecinos de siempre e impone la homogeneidad¡±
Este proceso choca con la dualidad de mostrar esa vertiente positiva ¡ªla recuperaci¨®n de un barrio deprimido¡ª y el lastre de provocar la marcha de los m¨¢s d¨¦biles: ancianos y personas con bajos ingresos. Sobre esas dos caras, la topograf¨ªa inmobiliaria de este fen¨®meno en Madrid revela su expansi¨®n y sus contradicciones. ¡°No se trata de desplazar a nadie. Pero es verdad que no todo el mundo puede permitirse los tomates raf y bastantes se sienten desplazados dentro de su propio barrio. Pero es casi ley de vida. Es como la gacela coja, acaba devorada por la leona¡±, apunta con un s¨ªmil darwinista Patricio Palomar, director de Inversiones Alternativas de la consultora CBRE.
Siguiendo esa din¨¢mica evolutiva, en el barrio de Chueca (Madrid) ha desaparecido buena parte de la poblaci¨®n anciana y han llegado profesionales j¨®venes con ingresos m¨¢s elevados. Y junto a ellos compradores, sobre todo, extranjeros. Muchos, latinoamericanos. Esto ha provocado que el ladrillo sea muy caro. El precio medio en obra nueva es de 5.500 euros por metro cuadrado.
¡°Es el distrito que ha demostrado un comportamiento m¨¢s resistente a la crisis, con una bajada desde m¨¢ximos de un 10%¡±, observa Ignacio Ortiz de Andr¨¦s, analista de Foro Consultores Inmobiliarios. En otro barrio, en Tetu¨¢n, el urbanismo de la zona trazado por calles estrechas, irregulares y con diferencias de alturas ralentiza la renovaci¨®n. Sin embargo ¡°los inmigrantes han desplazado en parte a los anteriores vecinos y los comercios se adaptan a sus necesidades y costumbres¡±, sostiene el experto de Foro Consultores. Adem¨¢s se han demolido edificios y construido cerca de las calles principales. Tanto es as¨ª que la contabilidad muestra unas 20 promociones a la venta con un precio cercano a los 3.000 euros por metro cuadrado.
Los defensores de la tendencia dicen que revitaliza
Al sur de Tetu¨¢n, en M¨¦ndez ?lvaro, enfrente del Campus Repsol, crece un desarrollo urban¨ªstico que ha supuesto el realojo de los vecinos que viv¨ªan en esta zona industrial en un moderno edificio. Forman parte de un cambio dr¨¢stico del paisaje de Madrid materializado en 2.000 nuevas viviendas y 62.000 metros cuadrados de edificabilidad. Tambi¨¦n habr¨¢ una torre de oficinas de 17 plantas y un hotel. De momento, la poca obra nueva que sale ronda los 3.250 euros por metro cuadrado.
Hace a?os que el urbanista Juan Palop trata de poner cordura entre los efectos positivos y los nocivos de la gentrificaci¨®n: ¡°Los problemas de los barrios llegan cuando se deshace el equilibrio¡±. Cuando, por ejemplo, las franquicias colonizan las tiendas tradicionales, las rentas altas se imponen a las bajas y los especuladores hacen del barrio un coto personal de su negocio. ¡°Habr¨ªa que establecer l¨ªmites a esa densidad¡±, aconseja. Quiz¨¢ de la misma forma que en Berl¨ªn y Par¨ªs han fijado topes legales a las subidas de los alquileres de las viviendas.
Desde luego resulta urgente hacerlo, pues el fen¨®meno contin¨²a extendi¨¦ndose. Madrid R¨ªo (al sur de la ciudad) es una evidencia de c¨®mo una inversi¨®n p¨²blica activa este proceso. El millonario soterramiento del arco oeste de la M-30 entre 2003 y 2011 supuso la reconversi¨®n de una frontera, como era esa v¨ªa, en un lugar verde para los vecinos. Esto ha revalorizado las viviendas (2.250 metro por cuadrado de obra nueva), aumentado el inter¨¦s por hacerse con el suelo urbanizable que queda e impulsado nuevas promociones. El movimiento, como la nave, va y acude a Malasa?a, Triball, Lavapi¨¦s y de forma m¨¢s incipiente a Juli¨¢n Camarillo (barrio de San Blas) y los aleda?os de Plaza de Espa?a. ¡°Porque en un ciclo econ¨®mico expansivo crece la periferia, por ejemplo, los PAU, mientras que con la crisis se vive un retorno al centro¡±, apunta Diego Peris, del colectivo cr¨ªtico Todo por la praxis. Y aclara: ¡°Para mi gentrificaci¨®n es sin¨®nimo de expulsi¨®n, no de recuperaci¨®n¡±.
Efectos en Barcelona
Sin embargo donde este neologismo percute incluso con m¨¢s fuerza que en Madrid es en Barcelona. ¡°En la Ciudad Condal el turismo ha producido unos efectos devastadores en barrios y rincones de una ciudad que no deja de ser peque?a¡±, alerta el arquitecto catal¨¢n Josep Bohigas. A la b¨²squeda de palabras que faltan en castellano, lo llaman turistizaci¨®n. Apoyado en plataformas como Airbnb, los propietarios destinan sus viviendas a alquiler tur¨ªstico. Esto desplaza, una vez m¨¢s, a los vecinos de siempre y, a la vez, eleva los precios, que ya ven¨ªan recalentados. Entre 2000 y 2007 (datos de la tasadora Tinsa) el coste de comprar una casa en el barrio de la Barceloneta o en el Born aument¨® un 262%. En ese mismo periodo las viviendas en Barcelona capital subieron el 185%. ¡°En Born ya vivimos pocos y por ese camino va la Barceloneta y el Raval¡±, avisa el arquitecto.
Entonces, ?c¨®mo sacar al barrio de ese estado inerte? ¡°Hay que tener un sistema de control y tomarse muy en serio la cartograf¨ªa de lo existente. Conocer bien qui¨¦n vive y c¨®mo. Identificar las cualidades positivas de ese lugar y no perderlas¡±, desgrana Bohigas. Desde luego resulta fundamental recuperar lo perdido. ¡°Es imprescindible volver a llevar personas a estos barrios y recobrar las pol¨ªticas sociales de vivienda¡±, reflexiona Ram¨®n Gonz¨¢lez, consejero delegado de Urban Prospects. Y sin destruir nada. ¡°La arquitectura puede transformar la ciudad en positivo. Aceptar los ingredientes de los barrios tradicionales como punto de partida y enriquecerlos sin arrasarlos¡±, dice Herreros.
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