Los inversores ¡®guerreros¡¯ ya campan en compa?¨ªas europeas
El n¨²mero de campa?as protagonizadas por activistas en el Continente aumenta
El activismo accionarial es un terremoto en el statu quo empresarial que tiene su epicentro en Estados Unidos, pero cuyas ondas s¨ªsmicas llegan ya a otras latitudes. En Europa los fondos de alto riesgo o hedge funds que solicitan participar en la gesti¨®n de las compa?¨ªas donde han invertido administran un patrimonio de 62.000 millones de d¨®lares (55.426 millones de euros), seg¨²n la publicaci¨®n Activist Insight. El tama?o es menos de la mitad del dinero que mueve esta industria en Walll Street, pero su evoluci¨®n es claramente ascendente. En 2010, por ejemplo, solo 10 compa?¨ªas continentales fueron objeto de campa?as protagonizadas por activistas, mientras que en 2015 los movimientos superaron la treintena.
¡°Cada vez hay un mayor n¨²mero de hedge funds que consideran que el mercado estadounidense para este tipo de estrategias empieza a saturarse y vuelven su mirada hacia otros mercados, sobre todo a Canad¨¢ y Europa¡±, explica la consultora FTI Consulting en un reciente informe sobre la industria.
Hist¨®ricamente, el mercado europeo ha sido considerado menos atractivo por los inversores activistas. Esta percepci¨®n se basaba en una serie de caracter¨ªsticas del Viejo Continente que dificultaban las maniobras de los fondos. Estos rasgos son un mercado altamente fragmentado, con m¨²ltiples regulaciones locales, una estructura accionarial dominada por grandes familias o por inversores industriales con participaciones cruzadas, el escaso tama?o y liquidez de muchas empresas cotizadas o la ralentizaci¨®n econ¨®mica de la zona euro.
Los ¡®hedge funds¡¯ son muy activos en Reino Unido, Suiza, Francia y Alemania
¡°El activismo accionarial ha resurgido y se acerca a niveles previos a la crisis. Se trata de un fen¨®meno que no es exclusivo de EE UU, sino que tambi¨¦n se da en otros mercados, particularmente europeos¡±, destacaba JP Morgan en un informe. ¡°El creciente tama?o de estos fondos y sus buenas rentabilidades han creado un c¨ªrculo virtuoso que permite a los inversores activistas poner su punto de mira en compa?¨ªas cada vez mayores, lo que genera constantes titulares en la prensa financiera¡±, a?ade este banco.
Los activistas no van de farol: ganan m¨¢s de la mitad de los pulsos que echan
El c¨ªrculo virtuoso al que hace referencia JP Morgan y que explica el auge de los activistas en Europa tiene que ver con la baja rentabilidad de los activos sin riesgo por la ca¨ªda de los tipos de inter¨¦s. Los hedge funds activistas (en la jerga tambi¨¦n se les conoce como event-driven) ofrecen unas rentabilidades superiores a la media de mercado. Ese historial atrae la atenci¨®n de los inversores y como resultado de ello sus fondos ganan tama?o, lo que les permite entrar en compa?¨ªas de gran renombre en el mercado y realizar campa?as medi¨¢ticas y (muchas veces) rentables porque maximizan el valor de las acciones.
La econom¨ªa europea cuenta con el viento de cara para acelerar su crecimiento. Entre los catalizadores de la regi¨®n se encuentran la ca¨ªda del precio del petr¨®leo, los bajos tipos de inter¨¦s y la depreciaci¨®n del euro. En este contexto de mejora los inversores suelen demandar a las compa?¨ªas que sean m¨¢s eficaces y que afloren valor a trav¨¦s de fusiones y adquisiciones o mediante la venta de determinadas divisiones. Es decir, el europeo es un contexto perfecto para los inversores activistas.
El azote sueco
El mayor inversor activista continental es el sueco Christer Gardell. El hedge fund que gestiona, Cevian Capital, tiene un tama?o de 15.000 millones de d¨®lares. Gardell ha protagonizado sonoras campa?as como la de Volvo. Cuando entr¨® en el capital del fabricante de camiones critic¨® los bajos m¨¢rgenes de negocio la compa?¨ªa y no par¨® hasta tener representaci¨®n en el consejo de administraci¨®n y lograr cambios en el equipo directivo (el consejero delegado fue despedido). ¡°Solo hacemos inversiones activistas. Tenemos una cartera muy concentrada con 14 compa?¨ªas, y nos sentamos en el consejo de diez de ellas. El objetivo es al menos doblar el valor de nuestra inversi¨®n en un periodo de tres a?os¡±, se?ala Gardell en una entrevista concedida a Fortune.
El an¨¢lisis de JP Morgan se?ala que tener o aumentar la presencia en el consejo de administraci¨®n el objetivo m¨¢s repetido (28% del total) de las campa?as emprendidas por los fondos activistas en Europa. Otras aspiraciones habituales de estos fondos son lograr cambios en el consejo y en el equipo directivo (12%), rectificar los sistemas de retribuci¨®n de los principales ejecutivos de la empresa (8%), forzar la venta de la compa?¨ªa a un tercero o comprar otro grupo (13%) y la optimizaci¨®n del negocio a trav¨¦s de la venta de una divisi¨®n (11%). Aunque estas campa?as a veces fracasan, los fondos activistas no suelen ir de farol: ganan m¨¢s de la mitad de las batallas que protagonizan.
A Gardell, por su ascendencia sobre el mercado, se le suele comparar con Carl Icahn, el inversor activista m¨¢s famoso del mundo. Sin embargo, las maneras del sueco son m¨¢s diplom¨¢ticas, menos ¨¢speras que las del estadounidense que no duda en airear sus pulsos con los consejos de las empresas donde invierte mediante la publicaci¨®n de sonadas cartas. ¡°Preferimos ser el principal accionista de la empresa. En Europa, los accionistas tienen unos derechos m¨¢s consolidados que en EE UU, y es m¨¢s f¨¢cil colocar tus candidatos en el consejo, especialmente si tienes una participaci¨®n accionarial importante. No tenemos una estrategia hostil, preferimos una actitud constructiva. No empezamos una relaci¨®n con una carta. Preferimos respaldar nuestras ideas con argumentos y hechos fundados m¨¢s que entablar una lucha accionarial¡±, se?ala Gardell.
Espa?a, a la cola
Reino Unido es el pa¨ªs europeo donde m¨¢s actividad hay por parte de los inversores activistas. En el periodo 2010-2014 ¨¦stos protagonizaron 103 campa?as (el 43,1% del total europeo) en compa?¨ªas brit¨¢nicas cotizadas. En el Continente, estos movimientos est¨¢n m¨¢s asentados en pa¨ªses como Francia, Suiza y Alemania. En el caso de Espa?a, el activismo est¨¢ a¨²n poco desarrollado. Es cierto que en los ¨²ltimos a?os se ha fortalecido el papel de las asociaciones de peque?os accionistas para luchar por sus derechos. Sin embargo, el mercado local no ha vivido una gran campa?a protagonizada por un hedge fund internacional a pesar de que la reforma del C¨®digo de Gobierno Corporativo incrementa el protagonismo de la junta general de accionistas y pide mejoras en la gobernanza de las empresas.
La estructura accionarial de muchas empresas espa?olas cotizadas, con propietarios mayoritarios que ejercen un control en el consejo, es un factor que desincentiva la presencia de los activistas. A pesar de ello, algunos fondos que usan esta estrategia han desembarcado en Espa?a en los ¨²ltimos a?os. Un ejemplo es el hedge fund brit¨¢nico Gobernance for owners, que invirti¨® en compa?¨ªas como Pescanova, Jazztel o Viscof¨¢n. En esta ¨²ltima empresa intent¨® sin ¨¦xito elevar el dividendo y realizar cambios en el consejo. Otro activista en Espa?a es Ambar Capital. El fondo de Joseph Oughourlian estuvo en el capital de CIE Automotive y actualmente posee participaciones en Ence y PRISA, grupo editor de EL PA?S.
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